Su Santidad observó que cuando una persona está deprimida, ni siquiera la exposición a bellos paisajes despierta su interés. Por otro lado, alguien que tiene paz mental y calma interior como resultado de su práctica de compasión y su comprensión del vacío tiende a no desanimarse tan fácilmente.
Dimidjian señaló que las personas que han estado deprimidas están ansiosas por evitar el regreso de su pena y entusiastas por participar en el entrenamiento de atención plena, lo que puede implicar prestar atención a la actividad corporal, luego a la actividad mental y luego a los pensamientos difíciles. En este sentido, la metaconciencia implica cultivar la conciencia de los pensamientos y sentimientos sin identificarse con ellos, sin distracciones, sino con bondad. La metaconciencia permite el auto-respeto, el trato amable, la comprensión de que no eres tus pensamientos y la visión de las cosas desde una perspectiva más amplia.
Su Santidad volvió a comparar el bienestar físico y el mental. Si nuestra salud física es básicamente buena, podemos combatir las infecciones virales. Del mismo modo, si nuestra salud mental es buena, los pensamientos o experiencias negativas no afectarán nuestra moral. Dado que muchas personas confían en los científicos, éstos tienen la responsabilidad de ayudar al público a comprender la necesidad de la salud mental así como la de la salud física.
Después de una pausa para tomar el té, Thupten Jinpa dejó de lado su papel como traductor para hablar sobre los puntos de vista budistas sobre la atención y la metaconciencia. Eligió citar el quinto capítulo del Modo de Vida del Bodhisattva de Shantideva: «Alerta » como su fuente. Señaló que Shantideva estaba interesado en proporcionar un marco para que sus colegas monásticos siguieran una vida basada en el altruismo. Estaba a punto de mencionar otra fuente, el Satipatthana Sutta cuando intervino Su Santidad:
«El mismo Buda emergió de las tradiciones indias para entrenar la mente. Pasó seis años practicando austeridades, pero no sólo ayunaba, sino que también se dedicaba a la meditación profunda. Siguió prácticas que le precedieron quizás mil años. Hoy en día me considero un mensajero del antiguo pensamiento indio, que en muchos sentidos era una tradición mayor que la de Buda».
El Dr. Jinpa aclaró que en la tradición budista la atención plena es una facultad que permite retener la atención hacia un objeto elegido, mientras que la metaconciencia implica observar procesos en curso dentro del cuerpo y la mente. Citó la declaración de Shantideva:
23.
A los que desean proteger su mente
con mis manos unidas les ruego
que mantengan la atención y la introspección
aun a costa de sus vidas.
El objetivo que se pretende es proteger los preceptos éticos protegiendo la mente mediante la aplicación de la atención plena y la metaconciencia.
Shantideva define meta-conciencia de la siguiente manera:
108.
Examinar constantemente
el estado y las acciones del cuerpo y la mente:
eso tan solo define brevemente lo que es
mantener la introspección vigilante.
La atención plena debe hacer guardia:
33.
Cuando la atención plena está de centinela,
para proteger la puerta de la mente,
la introspección estará también presente
e incluso regresará si desapareciera.
Si guardamos la puerta de la mente, podemos regular nuestro comportamiento. Para tener éxito, se requieren dos elementos que monitoreen: la conciencia y la autoconciencia. Una es la condición de la atención plena y la otra es su resultado. Jinpa sugirió que hay una oportunidad clara para la cooperación fructífera entre las tradiciones contemplativas y la ciencia en el cultivo de la atención plena y la metaconciencia.
En una discusión subsiguiente, durante la cual Su Santidad notó que la atención es necesaria no sólo cuando se cultiva la concentración unificada, sino también cuando se practica la meditación analítica, Amishi Jha preguntó: «¿Por qué la mente vaga, para empezar?». Él pensó por un momento y contestó: «Una explicación es que así son las cosas», lo que provocó una risa apreciativa. Después de reflexionar, añadió que también podría ser, por ejemplo, el resultado de la inteligencia y de una curiosidad itinerante.
La sesión concluyó. Su Santidad se fue a casa y volverá mañana.