Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana Su Santidad el Dalái Lama se unió a la conversación a través de una videoconferencia con Gaur Gopal Das, un ex ingeniero de Hewlett Packard que ahora es un monje que pertenece a la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON). Al comienzo, Das se dirigió a Su Santidad con un: «Namaste» y él respondió: «Estoy listo».
Después de declarar lo honrado que se sentía de participar en la conversación, Das dio una breve introducción a Su Santidad. Concluyó señalando que todos somos formados por nuestros maestros y nuestra educación e invitó a Su Santidad a decir algo sobre su propia educación.
«Soy muy feliz. Es también un honor para mí —comenzó Su Santidad—, tener esta discusión con usted, un indio, y, si me permite decirlo, un indio típico. Creo que la India moderna pone demasiado énfasis en los objetivos materiales. Durante más de 3000 años, la India ha mantenido la práctica de "ahimsa" y "karuna". Y sin embargo, estas cualidades están algo descuidadas hoy en día.
»Soy un seguidor de la tradición de Nalanda. Los maestros de Nalanda que recordamos hoy fueron todos indios. El Buda era indio y asimiló las prácticas indias de 'ahimsa' y 'karuna'. Sin embargo, una cosa que lo distinguió de otros maestros fue su consejo a sus seguidores: "Monjes y eruditos, tal como examináis bien el oro quemándolo, cortándolo y raspándolo, es así como debéis aceptar mi palabra, no por respeto a mí». Maestros de Nalanda como Nagaryuna siguieron esta pauta y adoptaron una actitud lógica y crítica.
»Parece que la antigua conducta india de 'ahimsa' enraizada en 'karuna' emergió de las prácticas comunes para desarrollar una mente tranquila, 'shamatha', y la comprensión de la realidad, 'vipashyana'. Alcanzar la comprensión implica razonamiento y análisis, mientras que la calma mental aumenta la capacidad de la mente, porque nuestras mentes están normalmente dispersas. El análisis es una facultad que sólo pertenece a la conciencia mental, por lo que necesitamos una experiencia más profunda de la mente si vamos a emplearla. Creo que la India tiene la capacidad de educar a la gente en general sobre el potencial de la mente.
»Todos los seres sensibles sobreviven gracias a la bondad amorosa de los demás. Sin el afecto de nuestra madre, los seres humanos no sobreviviríamos. Dependemos de la compasión ajena. Y a pesar de sus diferentes puntos de vista filosóficos, todas las tradiciones religiosas transmiten un mensaje de amor y compasión.
»"Ahimsa" y "karuna" proporcionan la base para la paz mental. Lo que destruye la paz mental es la ira, y "ahimsa" y "karuna" son sus antídotos. La educación moderna enseña los beneficios de la higiene física, pero también debemos enseñar lo que es la higiene emocional, como se revela en la antigua tradición india. Esto es parte de una comprensión más profunda de la mente que necesitamos desarrollar si realmente vamos a lograr la paz interior.
»Me describo como un mensajero del antiguo pensamiento indio porque dondequiera que vaya y siempre que pueda, hablo de 'ahimsa' y 'karuna' en un contexto estrictamente secular».
Gaur Gopal Das agradeció a Su Santidad su llamada de atención sobre los valores universales de la India, valores que son aplicables a todo el mundo. Observó que Su Santidad había subrayado la necesidad de aplicar estos antiguos valores de forma moderna. Comparó esto con un cojo y un ciego, ninguno de los cuales puede cruzar el camino por sí mismo. El cojo no puede caminar y el ciego no puede ver, pero si se ayudan mutuamente, el ciego puede cargar con el cojo, y juntos podrán cruzar el camino. Se comparó la educación moderna con tener piernas capaces y el conocimiento antiguo con la capacidad de ver.
Recogió los comentarios de Su Santidad sobre la paz y sobre cómo cada persona tiene un papel que desempeñar en su consecución. Preguntó cómo, hoy en día, cuando la gente está tan angustiada, podemos hacer los cambios necesarios para estar en paz. Su Santidad respondió que siempre es necesario analizar la situación particular y usar nuestra inteligencia humana para decidir qué hacer. Mencionó que debemos usar la razón y la inteligencia para comprender la importancia de la compasión.
Hasta finales del siglo XX, señaló, los científicos sólo se preocupaban por el cerebro. Pero hacia el final del siglo comenzaron a entender que hay algo más —la mente— que afecta al cerebro. Sus experimentos mostraron que la meditación profunda provoca cambios en el cerebro. En consecuencia, los científicos de hoy en día aceptan la importancia de la mente y del entrenamiento en la compasión.
Su Santidad también observó que la física cuántica distingue entre la apariencia y la realidad. Esto es significativo porque las emociones destructivas se basan en la idea errónea de que las cosas existen tal como aparecen. Las antiguas tradiciones indias coinciden en que nada existe como se nos aparece. Una forma de cultivar la paz mental sería combinar los conocimientos de la antigua India con los de la ciencia moderna.
«Algunos científicos dicen —declaró Su Santidad—, que porque somos animales sociales, tenemos una preocupación natural por otros miembros de nuestra comunidad. Nuestra supervivencia depende de ellos. Por eso necesitamos enseñar a nuestros niños y niñas sobre sus emociones y sobre cómo abordar las que son destructivas. Todos debemos aprender a configurar seres humanos sanos y comunidades sanas. La tradición india puede contribuir a esto hoy en día, así como Mahatma Gandhi reveló el valor de la acción no violenta en el siglo pasado. Aquí y ahora, en el siglo XXI, la India puede contribuir a instruir a la gente acerca de métodos de lograr la paz mental».
Das estuvo de acuerdo en que estamos destinados a ayudarnos, a servirnos mutuamente. Pero, quería saber, ¿qué es lo que nos retiene?
Su Santidad mencionó que uno de sus compromisos es promover la armonía interreligiosa. Reiteró que todas las tradiciones religiosas transmiten un mensaje de amor, compasión, tolerancia, perdón y autodisciplina. Es a esta esencia, dijo, a la que debemos prestar atención, no a las diferencias filosóficas entre nosotros.
«Confío en que es posible que nuestras tradiciones religiosas vivan en armonía entre sí. Mira la India. Todas las tradiciones religiosas del mundo florecen aquí. Y la esencia de la práctica de todas ellas es la compasión y el perdón.
»Animé a mis amigos musulmanes de Ladakh a convocar una conferencia sobre este tema y representantes de países como Irán asistieron. Los líderes religiosos indios en general deberían ser más activos en mostrar a nuestros vecinos que se puede lograr la armonía interreligiosa. Hoy en día, muchas personas se dedican a la práctica de la meditación y el yoga, pero esto no es suficiente, también sería bueno que trabajaran para promover la armonía religiosa y la importancia de la simple bondad amorosa entre los siete mil millones de hermanos y hermanas con los que compartimos este planeta. El pasado es pasado, pero podemos dar forma a un nuevo futuro».
Das volvió a coincidir en que la gente debe trabajar en conjunto y centrarse en la esencia de la práctica espiritual. Recordó que se había reunido con Su Santidad en ocasiones anteriores y que había notado cómo combina la alegría con la profundidad y la gravedad. Preguntó cómo otras personas podrían encontrar un equilibrio entre estos rasgos.
«Hace muchos años, mientras estaba de viaje en Londres, estaba en una fiesta en la que se tomaba el té cuando un anciano caballero británico me dijo lo mucho que admiraba la forma en que estaba dispuesto a decir, "No lo sé". Es importante ser honesto y veraz. Además, creo que los tibetanos en general somos naturalmente felices.
»Aparte de esto, mi práctica del altruismo y la compasión hace que vea a todos los seres humanos como mis hermanos y hermanas. El altruismo es la raíz de la felicidad, mientras que el egocentrismo es la fuente de ansiedad e ira interminables.
»Un libro llamado la 'Guía de la forma de vida del Bodisatva', escrito por un maestro indio del siglo VIII, Shantideva, es mi inspiración. El sexto capítulo habla de la paciencia y la ira, y el octavo capítulo trata sobre cómo ayudar a otros a ser felices. Esto es lo que trato de practicar y lo que me proporciona una profunda paz mental. Este libro explica cómo tus enemigos pueden ser vistos como maestros espirituales porque sin ellos no tendrías la oportunidad de desarrollar la paciencia.
»Pienso en el altruismo en el momento en que me despierto, es una parte esencial de mi práctica diaria. Vosotros creéis en 'atman' y yo en 'anatman', pero ambos necesitamos comida y sueño y ambos cultivamos la compasión. Si hacemos el esfuerzo, podemos extender nuestra práctica de la compasión día a día, semana a semana y año a año. Este es un aspecto de la larga tradición india que realmente aprecio.
»Cuando el emperador tibetano del siglo VIII invitó al maestro de Nalanda, Shantarakshita, al Tíbet, destacó además la importancia del análisis crítico y reflexivo».
Por último, Gaur Gopal Das preguntó cuáles eran las tres mayores lecciones que Su Santidad había aprendido en su larga vida.
«En primer lugar —le dijo Su Santidad—, Shantideva, a quien me acabo de referir, recomendó que cuando las cosas son difíciles, vale la pena analizar si la situación puede ser solventada. Si es posible, debermos esforzarnos para hacerlo. Si no se puede, no sirve de nada preocuparse por ello. Esto, lo considero como un consejo esencialmente práctico.
»Con respecto a la reforma educativa, el Ministro Principal de Delhi ha iniciado la introducción de un Plan de Estudios de la Felicidad en las escuelas de Delhi para formar niñas y niños mejores, más felices y con mayor riqueza en valores. Sería bueno celebrar un seminario para discutir las formas de combinar los antiguos conocimientos indios con la educación moderna. Creo que hay una necesidad real de revisar cómo enseñar a los niños a ser más felices y cómo hacer que este sistema esté más ampliamente disponible».
Gaur Gopal Das agradeció a Su Santidad por haberle dedicado tiempo para hablar con él y compartir sus pensamientos. «Estoy seguro de que ha sido de gran beneficio», dijo.
En sus observaciones finales, Su Santidad señaló que algunos científicos han declarado que el calentamiento global está aumentando década tras década y puede estar fuera de nuestro control. Como consecuencia, los lagos y ríos, nuestras fuentes de agua, podrían desaparecer. «En el tiempo que nos queda —subrayó—, sería mejor no pelear, sino vivir juntos felizmente».