Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Una vez que Su Santidad el Dalái Lama tomó asiento frente a las cámaras en su residencia esta mañana, fue recibido en una conversación virtual sobre «Liderazgo amable y compasivo» por Sasha Havlicek. Como directora general del Instituto para el Diálogo Estratégico, explicó que la organización que dirige ha estado trabajando para oponerse al odio y la desinformación.
Con este fin, puso en marcha la Red de Ciudades Fuertes (SCN) para trabajar en la superación de la polarización y el extremismo. Ha impartido formación a funcionarios municipales, líderes de la sociedad civil, dirigentes de empresas y líderes religiosos en materia de desradicalización y reintegración, con el objetivo concreto de acabar con el concepto de «exclusión», el hábito de ver a las personas en términos de «endogrupo» y «exogrupo».
El acto de hoy ha sido el resultado de la colaboración entre el SCN y la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos (USCM), dirigida por el alcalde de Louisville, Greg Fischer. Havlicek agradeció a Su Santidad su participación en el día de hoy y presentó al alcalde Fischer como moderador para la conversación.
El alcalde Fischer declaró que era un honor encontrarse frente a Su Santidad una vez más. Dio las gracias a Sasha Havlicek y a Tom Tait, antiguo alcalde de Anaheim, por haber reunido a 74 alcaldes en representación de 19 países. Afirmó que podemos superar los retos cuando abrazamos la compasión.
En sus primeras palabras, Su Santidad declaró que, siempre que puede, hace hincapié en la unidad de la humanidad. «Todos somos iguales en tanto que seres humanos —prosiguió—. Los científicos reconocen que somos animales sociales con un fuerte sentido de comunidad. Dependemos los unos de los otros y nos cuidamos mutuamente para nuestra propia supervivencia».
»Nos enfrentamos a muchos problemas, y muchos de ellos los hemos creado nosotros mismos. Pensamos de una manera muy cerrada, muy estrecha, centrándonos cada uno de nostros demasiado en «mí», «mis necesidades», «mi familia», «mi comunidad» y «mi nación». Sin embargo, puesto que somos responsables de muchos de los problemas a los que nos enfrentamos, es razonable pensar que también podemos resolverlos.
»Por encima de todo, debemos cultivar el sentido de la unidad de todos los seres humanos. Debemos reconocer que, en comparación con eso, las diferencias de fe y de nacionalidad son secundarias.
»Al igual que otros animales, tenemos una serie de conciencias sensoriales, pero lo que nos diferencia es nuestra inteligencia. Podemos reflexionar y planificar el futuro. Hoy en día, todos formamos parte de una economía global y, debido a los avances tecnológicos, el mundo se vuelve cada vez más pequeño. Tenemos que considerar las necesidades de todo el planeta y de toda la humanidad, porque todos somos humanos por igual. Y tenemos que vivir juntos.
»Me siento un ser humano más, un engranaje más del mundo en el que vivo. Por lo tanto, nunca me siento solo. Cuando conozco una persona nueva, pienso que es igual que yo. No hace falta que nos presenten. Si tiene dos ojos, una nariz y una boca, considero a esa persona mi hermana humana.
»Cuando llegué a la India por primera vez, reflexioné sobre los estrechos vínculos entre este país y mi patria. Como ha dicho el Primer Ministro, la India es la tierra de Buda. E incluso hoy, podemos beneficiarnos de la adopción de los antiguos principios indios de ahimsa y karuna, la no violencia y la compasión, como base para un mundo más pacífico.
»Como suelo decir, para lograr la paz mundial necesitamos paz mental en nuestro interior. Sin embargo, las emociones destructivas perturban nuestra serenidad. Aquellos que se preocupan principalmente por el desarrollo material piensan en la felicidad y el bienestar sólo en términos de salud física y comodidad, sin embargo, nuestra salud mental es fundamental. La antigua tradición india adquirió una prolija sabiduría sobre el funcionamiento de nuestras mentes y emociones, y aún hoy podemos recurrir a este conocimiento.
»Las antiguas escrituras indias recomiendan, en primer lugar, examinar qué es lo que perturba la mente y, a continuación, considerar qué es lo que contrarresta esas perturbaciones. Resulta que las actitudes egocéntricas y los conceptos erróneos sobre la naturaleza del yo son la raíz de las emociones nocivas que trastornan nuestra mente. Así, cuando comprendemos, como también han observado los físicos cuánticos, que los fenómenos no existen como parecen, nuestros pensamientos erróneos se reducen. Toda esta información se encuentra en los textos religiosos y, sin duda, se puede trasladar a un contexto secular y académico. Todos podemos aprender a atajar las emociones destructivas y a cultivar cualidades positivas.
»Debemos intentar incorporar a nuestro sistema educativo la comprensión del funcionamiento de nuestras emociones y las formas de abordarlas. Si somos amables y compasivos, seremos sinceros. La honestidad conduce a la confianza, la estabilidad y la amistad. Ahora, ¿tienen alguna pregunta?».
El alcalde Fischer presentó a los alcaldes tanto de ciudades norteamericanas como de otras partes del mundo que iban a formular sus preguntas a Su Santidad. El alcalde Eric Garcetti, de Los Ángeles, comenzó preguntando cómo remediar la división. Su Santidad le dijo que es importante que nos centremos en nuestros sentimientos de cercanía mutua. Señaló que, dado que Estados Unidos está considerado como la nación líder del mundo libre, y que tiene relaciones especiales con Europa, pensar en los «Estados Unidos primero» es inapropiado. Estados Unidos debería tener en cuenta su responsabilidad con el mundo entero.
La alcaldesa Maria Isabelle Climaco, de Zamboanga, Filipinas, quiso saber qué lecciones podemos aprender de la pandemia. Su Santidad le dijo, en primer lugar, que está muy preocupado por ello y que reza cada día para que la pandemia llegue a su fin. «Admiro mucho a los investigadores que están estudiando el virus, así como al personal sanitario que atienden a los enfermos, a menudo poniendo en riesgo su propia salud. Tenemos que escuchar lo que nos dicen los expertos. Es importante seguir sus consejos de ser precavidos, llevar mascarillas y observar el distanciamiento social».
Su Santidad explicó al alcalde de Chattanooga (EE.UU.), Andy Berke, que los habitantes de las comunidades locales deben trabajar juntos. Mencionó su admiración por el espíritu de la Unión Europea (UE), donde enemigos históricos dejaron atrás el pasado y optaron por cooperar entre sí. Sugirió que el resto del mundo puede aprender de la experiencia de la UE y hacer hincapié en la cercanía en lugar de en la distancia. Ha llegado el momento de trabajar juntos, de reunirse para debatir lo que hay que hacer.
La concejala Sarah Hamilton, de Edmonton (Canadá), pidió orientación sobre la manera de salvar las divisiones que se han producido en muchos lugares. Su Santidad afirmó que las opiniones sesgadas deben dar paso a sentimientos de armonía y respeto. Señaló que todas las tradiciones religiosas mayoritarias del mundo florecen pacíficamente, una al lado de la otra, en la India. Añadió que, a medida que aumenta el contacto, se rompe la tendencia al aislamiento. Expresó un sentimiento de optimismo, sugiriendo que si los líderes religiosos y cívicos, los académicos y los científicos se reunieran más a menudo podrían contribuir a disolver los prejuicios y la desconfianza.
El alcalde Visar Ganiu, de Skopje (Macedonia del Norte), preguntó cómo puede ayudar el gobierno local a disipar la desinformación sobre el covid-19. Su Santidad manifestó la necesidad de que los expertos expliquen la situación de forma veraz. A medida que el mundo se hace más pequeño, resulta más fácil celebrar reuniones con este fin.
El alcalde de Calgary (Canadá), Naheed Nenshi, pidió consejo sobre cómo ayudar a la ciudadanía a convivir mejor y también mencionó que este año se cumplirá el 50 aniversario de la llegada de los primeros tibetanos a Calgary. Su Santidad reconoció la necesidad de abordar el racismo y la intensificación del odio. Señaló que cuando se miran las cosas desde una perspectiva más amplia es más fácil centrarse en la unidad.
«El mundo va a mejor —declaró—, pero los esfuerzos para corregir los malentendidos deben continuar mediante la reforma de la educación y el aumento del contacto y el diálogo entre las personas. El tiempo del uso de la fuerza ha pasado. Como nadie puede eliminar por completo a sus enemigos, tenemos que aprender a vivir juntos. Y ya que es así, es mejor que seamos felices conviviendo con sonrisas en nuestros rostros.
«Canadá fue uno de los primeros países en aceptar a un grupo de tibetanos, y están felices y bien asentados. La gente me dice que, en general, las comunidades locales en las que viven los tibetanos los admiran por su humildad y su capacidad de trabajo».
El consejero Jørgen H. Kristiansen, de Kristiansand (Noruega), preguntó por los vínculos entre la guerra, los conflictos y la pobreza. Su Santidad le dijo que cree que las guerras tienen lugar menos por razones económicas que por razones políticas e ideológicas. Citó como ejemplo la guerra de Vietnam.
Aunque los conflictos armados están disminuyendo, Su Santidad señaló que no ocurre lo mismo con la pobreza. Subrayó la urgencia de reducir la brecha entre ricos y pobres, tanto a nivel local como global. Mencionó una tendencia creciente de apoyo a la desnuclearización. Muchas personas prevén ahora un mundo sin armas nucleares y sin la amenaza que éstas representan.
Su Santidad dijo al alcalde Bill Peduto, de Pittsburgh (EE.UU.), que un contacto más amplio era la única manera de curar las divisiones causadas por la ira y el odio disfrazados de moralidad y justicia. Algunas personas insensatas pueden aferrarse a actitudes divisivas. Hay que ayudarles a comprender la realidad, lo mucho que tenemos en común. Su Santidad reiteró que la frustración y la confusión surgen a causa de la ignorancia y que ésta puede disiparse mediante la educación y la información sólida.
Su Santidad coincidió con el alcalde Leoluca Orlando, de Palermo (Italia), en la importancia de la compasión y la fraternidad. Muchos de los problemas a los que se enfrenta la humanidad tienen su origen en las diferencias que hacemos entre «nosotros» y «ellos». Observó que las religiones teístas como el judaísmo, el cristianismo y el islam consideran que todos procedemos de un mismo creador, por lo que todos somos hermanos y hermanas. Es una idea poderosa ligada a un mensaje de bondad amorosa.
Las religiones no teístas, como el budismo, el jainismo y algunas tradiciones hindúes, destacan en cambio la importancia de la compasión. Su Santidad señaló que todos necesitamos compasión porque todos tenemos que convivir y ayudarnos mutuamente.
El alcalde Greg Fischer agradeció a Su Santidad la inspiración que siempre proporciona. También dio las gracias a Sasha Havlicek y a los alcaldes que habían participado en la conversación. Terminó con algo que ha aprendido de Su Santidad: «Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión».
«Aprecio mucho el trabajo que está realizando para promover la compasión —respondió Su Santidad—. La compasión es indispensable. También debemos considerar continuamente la unidad de la humanidad. Doy las gracias a todos los alcaldes y alcaldesas que se han reunido hoy con nosotros. Aunque la capacidad de un individuo para cambiar el mundo puede ser limitada, los alcaldes y alcaldesas, como líderes de la comunidad, pueden provocar un cambio mayor. Esto es un motivo de esperanza. Debemos mantener nuestros esfuerzos. Espero ver en este siglo XXI un mundo más feliz en el que todos luzcamos una sonrisa alegre. Gracias».