Mundgod, Karnataka, India - Por tercer día consecutivo, Su Santidad el Dalái Lama caminó desde Drepung Lachi a Drepung Loseling para asistir al Simposio de Emory Tibet, saludando a los simpatizantes a medida que avanzaba. Un grupo de jóvenes estudiantes pertenecientes a la Sociedad Científica Tibetana, que también había venido para asistir al Simposio, le esperaban en la puerta del monasterio. Posó para una fotografía con ellos, elogió su interés en la ciencia y les aconsejó que fueran más allá del mero estudio general y se especializaran.
La quinta sesión se dedicó a la neurociencia y a la cuestión de qué es la mente y cuál es su relación con el cuerpo, el cerebro y la experiencia subjetiva. Christof Koch comenzó su presentación rindiendo homenaje a uno de los padres de la ciencia moderna, el filósofo francés Descartes, quien dijo célebremente: «Soy consciente, luego existo». Koch dijo que a pesar de esta iniciativa, hasta hace 30 o 40 años, la ciencia se interesaba poco por la conciencia.
Ahora, tenemos la sensación de que sentimos algo al ver, oír, recordar, sentir hambre y demás. Sin embargo, si preguntamos quién tiene experiencia consciente, el consenso general ha sido que sólo los seres humanos. En cuanto al mecanismo que da lugar a la conciencia, los neurocientíficos han identificado una parte de la corteza cerebral que tiene que estar allí si es que hay conciencia. Sobre si los perros, las abejas con sus cerebros pequeños pero densamente complejos, o incluso los fetos, son conscientes, aparentemente no hay, hasta ahora, una respuesta clara.
Lodoe Sangpo abrió su presentación con la declaración de que la conciencia es un problema. La posición budista es que la conciencia es diferente de las entidades físicas. Cada conciencia es precedida por un momento previo de conciencia. La conciencia es descrita como luminosa y clara, consciente y perceptiva. Se distingue entre las conciencias sensoriales y mentales.
Durante el debate posterior, Su Santidad preguntó a Koch si podía medir si una conciencia errónea podía transformarse en duda o sabiduría. Koch evidenció una incapacidad para diseñar o llevar a cabo el experimento requerido, revelando que la mayor parte de su trabajo se hace con ratones. Chris Impey sugirió más tarde que debería considerar el uso de actores. Su Santidad observó que hay una diferencia cualitativa significativa en la conciencia humana y la de un ratón.
«Durante muchos años he sugerido que se investigue a los practicantes budistas y no budistas con reconocida experiencia meditativa —dijo—. Hay, por ejemplo, algunos cuyo desarrollo del 'calor interior' es tal que pueden sentarse desnudos en la nieve en las altas montañas».
Lobsang Tenzin Negi contribuyó a la observación de que mientras la ciencia budista sostiene que la mente no depende de las propiedades físicas, el punto de vista tántrico es que la mente está asociada con la energía. La conciencia sutil se basa en la energía sutil. Koch reiteró que se limita a estudiar el cerebro humano desde un punto de vista externo y que su posición y la de su colega es: sin cerebro, no hay mente. Tratando de superar el punto muerto, Michel Bitbol preguntó si se puede decir que en lugar de generar conciencia, el cerebro la amplifica.
La conversación se desbarató cuando Christof Koch mencionó que sus colegas sugerían que había estados de atención sin conciencia y estados de conciencia sin atención. En términos de la ciencia budista, la atención es un aspecto de la conciencia. El eminente erudito Gueshe Palden Drakpa y Su Santidad intervinieron en la conversación, pero las diferencias de comprensión y definición permanecieron.
Después del almuerzo, Gueshe Lhakdor abrió la sesión final del simposio, que iba a discutir la necesidad de una ética secular o de valores universales en la educación.
Kimberly Schonert-Reichl informó sobre el progreso que se ha hecho con la educación del corazón en el contexto del aprendizaje social y emocional. Uno de los objetivos es nutrir la bondad, la felicidad y la salud en los niños en particular. Informó sobre los enfoques de la educación que fomentan una amplia gama de conocimientos, actitudes, valores y aptitudes de los niños, como la autorregulación, la conciencia de sí mismos, la empatía, la compasión, el altruismo y la toma de decisiones éticas.
El consenso sobre la necesidad de prestar atención explícita e intencional a la promoción de la educación social, emocional y ética en las escuelas ha impulsado a la Universidad de Emory, con el aliento de Su Santidad, a elaborar un marco para llevar adelante esta visión. Lobsang Tenzin Negi explicó que tal entrenamiento de atención y entrenamiento en la compasión y el cuidado tienen que ver no sólo con tomar las decisiones correctas, sino también con acompañarlas haciendo lo correcto.
Al abrir el panel de debate, Tim Harrison ofreció dos enfoques de enseñanza para su consideración. En uno de ellos, el niño es visto como una computadora o un recipiente lleno de conocimientos y hechos. En otro, se compara al niño con una flor o planta y parte del trabajo del maestro es regar y cuidar el suelo para permitir que crezca. Esto puso de manifiesto la necesidad esencial de formar a cada maestro que empleará los diversos enfoques de la ética secular. Hubo informes de los beneficios que los maestros han obtenido al emprender el entrenamiento de la compasión.
Kimberly Schonert-Reichl respondió a una pregunta sobre si había momentos clave en el desarrollo de los niños cuando la formación en la ética secular era más efectiva o más necesaria. Sugirió que cuando los niños tienen 5-7 años, cuando 10-13 años, y la adolescencia son momentos cruciales, pero subrayó que lo que realmente se necesita es un plan de estudios que comience cuando los niños empiezan la escuela y siga de manera consistente a medida que prosiguen toda su educación.
Después de que Gaelle Desborden proporcionara un resumen completo y sucinto de las actas del simposio, se invitó a Su Santidad a compartir sus ideas. Al principio afirmó que no tenía nada que decir, pero agradeció a los presentadores y panelistas su participación. También expresó su gratitud a Drepung Loseling por haber proporcionado el lugar de celebración, a los diversos técnicos que participaron para que todo funcionara y a los traductores especializados.
«En conferencias como ésta, nuestro primer objetivo es mejorar nuestro conocimiento y comprensión, y para ello hemos mantenido profundos debates —declaró—. Pero el segundo objetivo se refiere a la felicidad de los siete mil millones de seres humanos que viven hoy en día. Si el siglo XXI va a ser diferente del siglo XX, es importante que aquellos que pertenecen a la generación más joven de ahora, se comporten de manera diferente.
»Algunos científicos reportan evidencia de que la naturaleza humana básica es compasiva. Hemos descuidado esto en el pasado, a pesar de tener la semilla dentro de nosotros. Tenemos que encontrar formas de cultivarla sobre la base del sentido común, la experiencia común y los hallazgos científicos. En la actualidad hay una gran angustia en muchos lugares, que surge de formas de pensar equivocadas. Si nuestro objetivo es un mundo más feliz y pacífico en el futuro, sólo la educación traerá el cambio. No podemos permanecer indiferentes. Soy un seguidor de Buda, pero también soy sólo un ser humano. Me esfuerzo al máximo, sólo pido que tú también lo hagas».