Dharamsala, HP, India - Invitado por el Instituto Bhaktivedanta, un centro de estudios avanzados en ciencia y Vedanta asociado con la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna, Su Santidad el Dalái Lama asistió hoy a la sesión inaugural de una conferencia sobre Ciencia, Espiritualidad y Paz Mundial. El evento tuvo lugar en el auditorio del Government Degree College, Dharamsala.
Se dio la bienvenida a Su Santidad al escenario y se le obsequió un ramo de flores. Todos se pusieron de pie para escuchar el himno nacional. Después de una canción de alabanza a Krishna, los principales invitados se reunieron para encender la lámpara de la paz. El presidente en esta ocasión, el Dr. Sudipto Ghosh, dio un discurso de bienvenida, concluyendo con una cita de Su Santidad: «Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión; si quieres ser feliz tú, practica la compasión». En un discurso posterior en el que se profundizó en el tema de la conferencia, el Dr. PB Sharma señaló que la verdad, el principio básico de la religión, es también un principio de la ciencia. Un mensaje de Subhag Swami enfatizó la necesidad de crear una cultura de paz y armonía.
Cuando Su Santidad fue invitado a hablar, quiso saludar a sus respetados hermanos y hermanas en el escenario, y se dio cuenta de que no había hermanas. Dirigiéndose al público, comenzó diciendo:
«Hermanos y hermanas, estoy muy contento de participar en esta reunión. Entre los asistentes a esta reunión de hermanos y hermanas, algunos de nosotros, como yo, pertenecemos al siglo XX. Otros que no tienen más de veinte años pertenecen a la nueva generación del siglo XXI.
»El siglo XX ya ha pasado, pero si miramos hacia atrás, fue una época de guerras y violencia como resultado de la estrechez de miras, de ceder a las emociones destructivas, de la falta de principios morales, así como de la falta de preocupación por el bienestar de los demás. A esto se sumaba la creencia en el uso de la fuerza para resolver problemas. Estos factores en cierta medida todavía prevalecen a principios del siglo XXI. Las noticias están llenas de historias de asesinatos, la corrupción florece, los pobres sufren y en muchos lugares la religión se usa como excusa para la violencia, mientras que los desarrollos científicos han proporcionado formas más eficientes de matar.
»Tenemos que detenernos a pensar que, si seguimos así, el siglo XXI será una era de violencia y sufrimiento como el siglo anterior. Para alguien de 82 años como yo no hay mucho de qué preocuparse, pero vosotros los que pertenecéis a la generación más joven debéis preguntaros si queréis que siga habiendo matanzas, maltrato y engaños. Gran parte del sufrimiento al que nos enfrentamos lo creamos nosotros mismos. El cambio climático es algo que los seres humanos hemos provocado por negligencia. Tenemos que preguntarnos cómo podemos reducir y contrarrestar los problemas que hemos creado».
Su Santidad dijo que los científicos tienen pruebas de que la naturaleza humana básica es compasiva. Esto lo confirma nuestra experiencia común al ser cuidados por nuestras madres. Sin ese cuidado, moriríamos. El sentido común también nos dice que si uno de nuestros vecinos es amable y sonríe cuando nos encontramos, pero otro frunce el ceño con ira y hostilidad, nos sentimos más cómodos con el que sonríe.
Si la ciencia está motivada por la ira es probable que sea destructiva. Su Santidad observó que tenemos unos cerebros maravillosos, sería muy triste si sólo los usamos para encontrar maneras de matarnos entre nosotros. Sugirió que los 7.000 millones de seres humanos que viven hoy en día tienen el potencial de desarrollar compasión y pueden ser guiados a hacerlo adoptando valores universales, que a él le gusta llamar ética secular. Aclaró que utiliza la palabra secular en el contexto indio de respeto imparcial por todas las religiones.
Observó que en el pasado la ciencia ha aprendido mucho sobre el mundo material, pero ahora está comenzando gradualmente a explorar la mente y la conciencia humana. Pronosticó que durante este siglo la ciencia aprenderá mucho más sobre nuestro mundo interior. Su Santidad recordó que el científico nuclear Raja Ramana le dijo que las nuevas conclusiones de la física cuántica que consideran que los fenómenos no existen objetivamente habían sido anticipadas ya desde hace mucho tiempo en los escritos de Nagaryuna. Afirmó que la antigua comprensión india sobre el funcionamiento de la mente y las emociones también sigue siendo relevante hoy en día.
«Podemos cambiar nuestras mentes. No tenemos que ceder a la ira y al odio. Puesto que la compasión y la ira no pueden coexistir, cuanto más cultivemos la compasión más se reducirá nuestra ira. Otros animales parecen tener la capacidad de tener sentimientos de compasión, pero carecen de la inteligencia que poseemos los seres humanos para cultivarla y desarrollarla.
»La compasión proporciona paz mental y si tenemos esa paz no nos desviaremos cuando ocurran eventos negativos. Un monje cristiano que conocí en Montserrat, España, pasó cinco años como ermitaño en las montañas viviendo sólo de pan y té. Le pregunté qué practicaba y me dijo que meditaba sobre el amor. Y mientras me lo explicaba, pude ver por el brillo de sus ojos que disfrutaba de la verdadera, profunda y duradera felicidad que brinda la paz mental.
»Hoy en día, siempre que puedo les digo a los ciudadacons de la India que ellos ya poseen una comprensión profunda de nuestro mundo interior y del funcionamiento de nuestra mente y emociones. Sin embargo, en la búsqueda de objetivos materiales, mucha gente descuida este antiguo conocimiento. Uno de mis compromisos es fomentar su resurgimiento aquí en la India. Creo que la India es un país donde es posible combinar los beneficios de una educación moderna con los beneficios de esta antigua comprensión de la mente. Es más, creo que esto puede ser una contribución de la India, la mayor democracia del mundo, hacia al resto del mundo. Si queremos tener éxito, tenemos que hacer un esfuerzo y tenemos que empezar ahora. Por favor, piensen seriamente en ello».
En respuesta a varias preguntas de los asistentes, Su Santidad expresó su aprecio por la práctica del vipashyana en forma de meditación analítica. Declaró que el propósito de la vida es encontrar felicidad y alegría, observando que día a día nos apoyamos en la esperanza. Repitió que el cultivo de un correcto sentimiento de ética secular es una base para desarrollar la compasión. Esto también tiene que ver con la paz mundial. Añadió que el objetivo debería ser la desmilitarización del mundo, y preguntó: «¿Tiene sentido este sueño?».
Cuestionado sobre cómo un individuo puede realmente ayudar a otros, estuvo de acuerdo en que a veces puede parecer que una persona no va a ser muy eficaz. Sin embargo, subrayó que el cambio en el mundo siempre comienza con un individuo que comparte lo que ha aprendido y lo transmite a otros. Reiteró que los seres humanos son inteligentes. Somos capaces de entender que la compasión es un estado mental realista, mientras que la ira no lo es. También podemos entender y observar que la ira destruye nuestra propia paz mental así como las buenas relaciones familiares. La ira no hace amigos.
Un estudiante de la escuela TCV de Dharamsala baja preguntó sobre el papel del sufrimiento en nuestras vidas y Su Santidad le dijo que depende de su perspectiva. Si sólo te concentras en las dificultades que sufres es duro, pero si puedes adoptar una perspectiva más amplia es posible reconocer ventajas y beneficios incluso en grandes pérdidas.
Después de pedir permiso a su anfitrión, Su Santidad habló brevemente a los estudiantes tibetanos del público en su lengua materna. Habló de los esfuerzos que los reyes del Tíbet hicieron en los siglos VII y VIII para desarrollar la cultura tibetana. Por consiguiente, el idioma tibetano es ahora el medio más preciso para expresar la esencia de la Tradición Nalanda, algo de lo que deben estar orgullosos.
Dijo que después de 60 años de dificultades, los tibetanos han mantenido su espíritu y determinación. Por lo que, incluso los chinos de línea dura necesitan cuestionar los efectos de sus políticas.
Su Santidad dijo claramente que los tibetanos no tienen por qué avergonzarse de su cultura. La lógica y la psicología que forman parte de la Tradición Nalanda son una contribución positiva para el mundo. Alentó a los estudiantes tibetanos a trabajar para mantener vivas esas tradiciones y su educación moderna. Citó a un amigo que le dijo: «Hoy en día el Tíbet está físicamente ocupado por China, pero en el futuro la cultura tibetana puede ocupar la mente china».
En sus palabras finales a todos los asistentes, Su Santidad señaló que históricamente los tibetanos han considerado a los indios como sus gurús y ellos mismos se han considerado como chelas o estudiantes. Sin embargo, mientras que el antiguo conocimiento de los gurús ha caído en el olvido, los chelas lo han mantenido vivo y han demostrado ser dignos de confianza. Terminó repitiendo su compromiso para animar a los indios a recuperar su antigua herencia.