Nueva Delhi, India - Su Santidad el Dalái Lama fue recibido y acompañado al escenario por el comité de bienvenida de la Association of British Scholars, ABS, (Asociación de Académicos Britanicos), cuando llegó esta mañana al auditorio del Fuerte Siri. El ABS es un foro nacional para facilitar la interconexión entre los indios que han estudiado o se han formado en el Reino Unido. Su objetivo es fortalecer las relaciones indo-británicas compartiendo información y organizando actividades sociales, culturales e intelectuales.
El evento fue presentado con autoridad y aplomo por Rini Khanna, una conocida presentadora de noticias, cuya voz también da seguridad a los viajeros en el metro de Delhi. Describió varios aspectos de la vida de Su Santidad, afirmando que de él emana un espíritu de bondad y compasión, aunque él persista en describirse a sí mismo como un simple monje budista. El comité de bienvenida ofreció una enorme guirnalda de flores que rodeaba a todos ellos y a Su Santidad. El presidente de la ABS, Vipin Chopra, presentó formalmente a Su Santidad citando sus palabras de que «alcanzar la felicidad es el propósito de la vida», y le invitó a dirigirse al aforo total de 2000 personas.
Su Santidad comenzó explicando que, si bien en general prefiere estar de pie cuando habla a una multitud, está empezando a reconocer que a la edad de 82 años le resulta cada vez más agotador. Por consiguiente, solicitó permiso para hablar sentado.
«Hermanos y hermanas —así es cómo siempre me gusta comenzar— quisiera agradeceros la oportunidad que me habéis brindado de hablar con vosotros. Como seres humanos, los 7.000 millones de personas nacemos de la misma manera y morimos de la misma manera. Física, mental y emocionalmente somos iguales. Todos queremos vivir una vida feliz y evitar problemas. Crecemos al amparo del amor y el afecto de nuestra madre. Algunos científicos incluso dicen que en cierta etapa el contacto físico de la madre es crucial para la formación adecuada del cerebro.
»Por un lado, los científicos han llegado a la conclusión de que la naturaleza humana básica es compasiva, lo que considero un signo de esperanza. Por otro lado, señalan que el miedo, la ira y el estrés constantes socavan nuestro sistema inmunológico. La realidad es que somos animales sociales para quienes el amor y el afecto son factores clave que contribuyen a nuestra felicidad. Necesitamos recordar esto porque vivimos en una cultura materialista que no presta mucha atención a los valores internos.
»Muchos de los problemas a los que nos enfrentamos, desde la violencia hasta la brecha entre ricos y pobres, el acoso y la explotación, son obra nuestra. Surgen debido a la falta de preocupación real por los demás y a la falta de respeto por sus derechos. El egocentrismo, que es la base de la competitividad y los celos, provoca miedo, irritación e ira, que a su vez puede dar lugar a la violencia. Si seguimos por el camino que vamos ahora, existe el riesgo de que el siglo XXI termine como el anterior siglo XX, una era de violencia y derramamiento de sangre. Durante ese tiempo, los historiadores estiman que 200 millones murieron violentamente. Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Rezar más y realizar más rituales? Nosotros, los tibetanos, lo llevamos haciendo desde principios de los años 50 con pocos resultados. Tenemos que actuar basándonos en una visión y en una motivación sinceras.
»Nuestro sistema educativo actual, orientado hacia metas materiales y con poco tiempo para dedicar a los valores internos, es inadecuado para lograr un mundo más feliz y pacífico. Solíamos confiar en la religión para los valores internos, pero hoy en día mil millones de personas ya no muestran ningún interés en la religión e incluso entre los 6 mil millones restantes la fe de muchos es superficial.
«Después de haber examinado lo que realmente destruye nuestra paz mental, necesitamos un nuevo planteamiento sobre la educación —desde el jardín de infancia hasta la universidad— que pueda guiarnos a la hora de abordar nuestras emociones perturbadoras. Igual que protegemos nuestra salud cuidando la higiene física, debemos tomar medidas para adoptar higiene emocional. Empleando nuestra inteligencia y sentido común, podemos abordar nuestras emociones destructivas. No es difícil ver cómo la irritación lleva a la ira. El sentido común también nos dice que la ira es mala para nuestra salud.
»A las mujeres les gusta maquillarse para lucir más atractivas, pero si su rostro está distorsionado por la ira, nadie querrá mirarlo. El sentido común nos dice una vez más que la belleza interior, el buen corazón y la compasión son lo que produce la paz mental. El amor y el afecto son la base de confianza que sostiene la verdadera amistad».
Su Santidad explicó cómo el emperador tibetano del siglo VIII Trisong Detsen invitó al Tíbet al eminente maestro de Nalanda, Shantarakshita. Estableció la Tradición de Nalanda del Budismo que, en lugar de oraciones y rituales, incluía filosofía, psicología y lógica. Esta tradición se ha conservado durante más de mil años, ya que las siguientes generaciones se han dedicado a un estudio riguroso. Su Santidad dejó claro que el antiguo conocimiento indio del funcionamiento de la mente y las emociones, el análisis de la realidad y el uso de la lógica son de una gran relevancia hoy en día. Subrayó su opinión de que la India es el único país con el potencial para lograr una educación y un desarrollo económico modernos, combinándolos al mismo tiempo con los conocimientos de la antigua India.
En sus respuestas a las preguntas de los asistentes, Su Santidad aclaró que tanto la amplitud de miras como la bondad de corazón son cruciales para poder perdonar. Recomendó que, cuando se trata de criar a los hijos, los padres no deben escatimar el amor y el afecto que les muestran ni el tiempo que pasan con ellos. Cuando se le preguntó cómo adquirir sabiduría, contestó: «Hay que estudiar». Estuvo de acuerdo con la insinuación de que algunas personas consideran la compasión y la bondad como signos de debilidad. Sugirió que la gente que piensa así también piensa que para ganar dinero hay que ser duro. También tienden a pensar que la ira trae energía a lo que sea que están tratando de hacer sin darse cuenta de que es una energía ciega.
Habló de cuando se convirtió en refugiado y de la libertad que esto le aportó. En particular, fue liberado de la hipócrita pretensión que había tenido que mantener durante varios años al tratar con funcionarios chinos en el Tíbet.
Una última interlocutora quería su consejo sobre cómo alentar a los demás. Su Santidad le dijo:
«Me separaron de mi familia a la edad de 5 años. A los 16 años perdí mi libertad, luego a los 24 perdí mi país. Desde entonces, han pasado 58 años. Nuestro país ha sufrido mucho. Más de 5.000 monasterios y templos han sido destruidos; un millón de personas han perdido la vida. Sin embargo, a pesar de todos estos problemas, convertirse en refugiado me ha brindado oportunidades: he conocido a mucha gente y he tenido muchas ocasiones de aprender. He descubierto que cuando miras las cosas desde una perspectiva más amplia, los problemas adquieren un carácter diferente».
Recitó la oración que guía su vida:
Que mientras perdure el espacio,
y mientras permanezcan los seres,
pueda yo también, hasta entonces, permanecer
para disipar los sufrimientos del mundo.
Antes de que el evento concluyera con agradecimientos, Su Santidad anunció que le gustaría dirigirse en su propio idioma a los muchos tibetanos presentes en la sala, en su mayoría estudiantes jóvenes. Les dijo que el Tíbet es una civilización antigua. Les animó a seguir estudiando el tibetano, la lengua del Kangyur y el Tengyur (la literatura de la Tradición de Nalanda), y la lengua que une a los tibetanos. Los instó a estar orgullosos de ser tibetanos y orgullosos de su lengua y cultura. Respondieron con un caluroso y entusiasta aplauso.
Anjali Kwatra mostró su agradecimiento formalmente a Su Santidad por aceptar la invitación y por ser un ejemplo de paz y compasión para el mundo. También expresó su gratitud y aprecio a todos los que habían contribuido al éxito del evento.
Los tibetanos se alineron respetuosamente en el camino mientras Su Santidad se dirigía a su hotel. Mañana viajará a Mumbai.