Nueva Delhi, India - Su Santidad el Dalái Lama saludó a varios viejos amigos cuando llegó a la sala en la que científicos y pensadores rusos estaban reunidos con académicos budistas. A continuación, examinó con atención una exposición dedicada a Agvan Dorjiev. Este monje de Buryata entró por primera vez en el Tíbet con su maestro en 1873. Continuó sus estudios en el Monasterio de Drepung Gomang, donde obtuvo el título de Gueshe Lharampa. Su nombramiento como asistente de debate del decimotercer Dalái Lama fue el comienzo de una estrecha relación que se extendió a conexiones de mayor alcance entre el Tíbet y Rusia.
En su introducción a la primera sesión de este diálogo, el profesor Konstantin Anokhin explicó que muchos participantes habían estado interesados en asistir a la reunión debido al sentimiento de que Rusia y la ciencia rusa ocupan una posición cultural y geográfica a caballo entre la ciencia oriental y la occidental. El objetivo, dijo, era discutir la naturaleza de la conciencia para entendernos mejor y aliviar el sufrimiento. Añadió que los participantes rusos procedían de diversas disciplinas, y se les unieron una docena de monjes que no sólo son académicos budistas muy cualificados, sino que también han adquirido una amplia experiencia en el campo de la ciencia.
Cuando se le preguntó a Su Santidad si tenía algún comentario inicial que hacer, Su Santidad explicó que su interés infantil por la tecnología y su deseo de entender cómo funcionaban las cosas mecánicas maduraron hasta convertirse en interés por la ciencia.
«He mantenido fructíferas conversaciones con científicos durante más de 30 años con dos propósitos en mente. El primero es ampliar nuestros conocimientos. Hasta finales del siglo XX, los científicos investigaban principalmente los fenómenos externos, incluido el cerebro. Estas eran cosas que podían medirse y mostrarse a una tercera persona para que las corroborase. Sin embargo, a finales del siglo XX y principios del XXI, cada vez más científicos han empezado a encontrar pruebas de que experiencias como la meditación y el entrenamiento mental afectan a nuestros cerebros de una manera que antes era inimaginable, lo que se denomina neuroplasticidad.
»El segundo propósito está relacionado con la triste realidad de que aunque estamos aquí sentados juntos pacíficamente, disfrutando de la mutua compañía, en otros lugares la gente está siendo asesinada, la brecha entre ricos y pobres continúa creciendo y muchos niños y niñas en lugares como Yemen están muriendo de hambre. La violencia organizada, la guerra (incluidas las guerras civiles en Rusia y China) ocupó gran parte del siglo XX. Los historiadores afirman que 200 millones de personas murieron violentamente como consecuencia de ello. Si el resultado hubiera sido un mundo más feliz y más pacífico, alguien podría decir que valió la pena, pero ese no es el caso. La gente recurre al uso de la fuerza en busca de una solución a un desacuerdo. La violencia resultante no hace otra cosa que fomentar más violencia.
»Tenemos que aprender de la experiencia y entablar diálogo, recordando que los demás son nuestros hermanos y hermanas humanos. Tenemos que vivir juntos. La economía mundial y los efectos del cambio climático no están limitados por fronteras nacionales. Es la idea de ‘nosotros’ y ‘ellos’ lo que tenemos que frenar, porque esto fácilmente se convierte en la base de la violencia. Tenemos que educar a la gente para que entienda que todos somos parte de la humanidad.
»El miedo y la desconfianza no nos ayudarán a vivir juntos. Tenemos que cultivar la bondad de corazón. Así que el otro propósito es llamar la atención sobre la importancia de la paz mental y sobre el hecho de que no podemos construir la paz sobre la base de la ira».
Su Santidad también reconoció que es útil que Rusia reconozca el budismo, que se practica como religión nacional especialmente en Buryata, Kalmykia y Tuva. Su Santidad abordó la cuestión de la conciencia y mencionó la visión budista de que existen diferentes niveles: la conciencia sensorial de la vigilia ordinaria, la conciencia más sutil cuando soñamos y la conciencia más sutil de todas que se manifiesta en el momento de la muerte.
La moderadora Tatyana Chernigovskaya invitó al profesor Konstantin Anokhin, del Instituto PK Anokhin de Fisiología Normal de Moscú, a comenzar su presentación sobre la Unidad de Mente-Cerebro: Enfoques Holísticos de la Neurociencia Rusa de Funciones Cerebrales Superiores. Describió el proyecto MAIN que integra «M (ind & Br) AIN» (mente y cerebro en inglés), buscando incorporar la mente desde una perspectiva en primera persona (M1), la mente desde una perspectiva en tercera persona (M3) y el cerebro desde una perspectiva en tercera persona (B3). Concluyó que la mente es una estructura y la conciencia es un proceso dentro de ella.
Cuando Su Santidad preguntó sobre el comienzo de la mente y si creía en un big bang o en varios, Anokhin respondió que la mente aparecía cuando la vida aparecía. En cuanto a si podemos decir que los seres con mente sólo se encuentran aquí, dijo que no podemos, pero que los seres de otros lugares pueden no ser como nosotros. Uno de los académicos budistas preguntó si las máquinas con inteligencia artificial tienen emociones.
Yuri I Alexandrov, del Instituto de Psicología de Moscú, comenzó su presentación titulada Enfoque No Disyuntivo de la Conciencia y la Emoción: una Visión Específica de la Cultura, explicando que aunque todos somos seres humanos y similares en ese aspecto, también somos diferentes.
Llamó la atención sobre una serie de diferencias culturales específicas entre los planteamientos rusos y americanos. El uno es reactivo, el otro activo. Para uno ciertas cosas están prohibidas, para el otro son obligatorias, donde uno adopta una postura analítica, el otro es más holístico. Incluso se sugirió que si se dan tres imágenes por ejemplo de una vaca, de un pollo y de hierba, un americano asociaría la vaca y el pollo como animales, mientras que un ruso asociaría la vaca con la hierba. Su conclusión fue que estas diferencias no representan enfoques correctos e incorrectos. Al contrario, puesto que son complementarios, son útiles y deben ser valorados.
La reunión se interrumpió para almorzar. Su Santidad comió con los ponentes y mantuvo la conversación durante toda la comida.
Reanudando su presentación sobre la conciencia y las emociones, el profesor Alexandrov mostró videoclips de un ratón construyendo un nido y de una persona viendo un video que incluía escenas de los Simpson, que indicaban la habilidad de rastrear la activación de neuronas relacionadas con situaciones familiares y preferidas.
Tatyana Chernigovskaya, de la Universidad Estatal de San Petersburgo, habló de forma muy amena sobre la Sonrisa de Cheshire del Gato de Schrödinger: Lenguaje y Mente. Desde Nils Bohr señalando que «el observador es un participante en el mundo cuántico» hasta la observación de Einstein de que «el cuerpo y el alma no son dos cosas diferentes, sino dos maneras diferentes de percibir la misma cosa», citó desde Kant a Wittgenstein. Habló sobre el lenguaje y el tiempo en términos de lo que pueden decirnos sobre la mente.
De la mención de que sólo hay un objeto observado mientras haya un observador, Su Santidad extrajo una referencia a la interdependencia y un reflejo del pensamiento budista de que los fenómenos existen por designación. Recordó como Wolf Singer (un neurofisiólogo alemán que Chernigovskaya había mencionado) señaló un cerebro y observó que carece de una autoridad central, lo que apoya la noción budista de que no existe un yo independiente.
Mientras las discusiones entre científicos y académicos budistas continuaban hasta el final de la tarde, Su Santidad se retiró, diciendo que esperaba con interés escuchar de nuevo sus conversaciones mañana.