Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - En una repetición de la fructífera reunión del año pasado, el Instituto de la Paz de los Estados Unidos (USIP en sus siglas en inglés) ha traído a Dharamsala a 25 líderes juveniles, en su mayoría de zonas en conflicto, para interactuar con Su Santidad el Dalái Lama. Se reunieron hoy para la primera de las dos sesiones en la oficina de Su Santidad.
En sus observaciones preliminares, Su Santidad sugirió que todos los seres humanos tienen la responsabilidad de contribuir a la creación de un mundo más pacífico y compasivo. «Cuando surge un conflicto debido a nuestro excesivo énfasis en las diferencias secundarias de raza, nacionalidad, fe o fronteras políticas entre los estados, ¿quién sufre? Necesitamos observar más profundamente y entender que como seres humanos somos iguales».
La presidenta del USIP, Nancy Lindborg, invitó a los líderes juveniles, un grupo equilibrado de jóvenes de ambos sexos, de Afganistán, Birmania, Colombia, Irak, Nigeria, Sri Lanka, Sudán del Sur, Sudán, Siria, Túnez, Emiratos Árabes Unidos y los EE.UU a presentarse cada uno. A continuación invitó a Su Santidad a iniciar la conversación.
«Normalmente por la noche duermo ocho o nueve horas profundamente, pero últimamente cuando me despierto me pregunto cuántas personas murieron mientras dormía; ¿cuántos niños murieron de hambre? La situación actual es muy triste, pero sentirse abatido no ayuda. Si nos preguntamos quién crea muchos de los problemas a los que nos enfrentamos, la respuesta es los seres humanos. Por lo tanto, es lógico que si nos esforzamos, podemos tomar medidas para resolverlos y evitar el sufrimiento que conllevan.
»Los científicos han encontrado pruebas de que la naturaleza humana básica es compasiva. Todos los siete mil millones de seres humanos compartimos la experiencia de ser cuidados por nuestras madres con amor y afecto. Y es de sentido común que si reconocemos que como seres humanos somos iguales, es más fácil hacer amigos. Hay motivos pues para ser optimistas.
»Lo que realmente cambiará el mundo es llegar a entender mejor nuestras emociones y cómo manejarlas basándonos en la ética secular. Creo que podemos cambiar nuestras emociones usando nuestra inteligencia para comprender sus mecanismos. Ya que es evidente que el uso de la fuerza provoca más violencia, tenemos que adoptar un planteamiento más humano y podemos empezar reconociéndonos simplemente como hermanos y hermanas. Así es como podríamos hacer de este un siglo más pacífico.
»Necesitamos adoptar una actitud más holística, mirando los problemas desde una variedad de ángulos. Necesitamos que uno de nuestros objetivos sea conseguir un mundo desmilitarizado y esperar una unión global en la que las fronteras políticas, muchas de ellas impuestas arbitrariamente durante la época colonial, sean menos relevantes. Lo más importante es la necesidad de mantener el optimismo».
Con la guía de Nancy Lindborg los líderes juveniles resumieron el trabajo que cada uno de ellos está haciendo y plantearon preguntas a Su Santidad en relación a ello. En sus respuestas animó a los jóvenes a ser decididos, como lo son a menudo los que se dedican a la violencia. Hizo hincapié en la capacidad especial que las mujeres pueden aportar para promover los valores internos, los valores humanos, en el mundo de hoy. Añadió que la responsabilidad del cambio recae en los miembros de la generación más joven como ellos. Deben cultivar una visión de un futuro mejor y trabajar duro para lograrlo. Una y otra vez Su Santidad destacó el papel de una educación más holística.
Tras algunos debates sobre la dificultad de cambiar actitudes arraigadas, por ejemplo en relación con el papel de la mujer en la educación y el liderazgo, el profesor Samdhong Rinpoche aportó algunos consejos de Gandhi. Dijo que era importante distinguir entre una acción y su ejecutor. Podemos estar en contra de una acción o un prejuicio sin adoptar una actitud negativa hacia su autor. Su Santidad añadió que una verdadera prueba de la extensión y fuerza de la compasión es si podemos aplicarla a aquellos que consideramos adversarios o enemigos. Recomendó una solución simple para los desacuerdos: reunirse y hablar.
Su Santidad sugirió que a veces ser práctico y realista es la forma de proceder más sensata. Mencionó que la mayoría de los tibetanos eran nómadas y que en el frío clima del Tíbet usaban ropa hecha de piel de oveja. Cuando llegaron a la India, ya no podían seguirse aferrando a sus costumbres, simplemente tuvieron que adaptarse y vestirse de forma adecuada al clima.
Con respecto a la cuestión de la fe e identidad religiosa y los problemas que puede causar, Su Santidad señaló que en términos de conducta y práctica personal está bien pensar en una verdad y una fe. Sin embargo, en relación con la comunidad en general en el mundo, es necesario reconocer una multitud de creencias y varios aspectos de la verdad.
En varios momentos de la conversación, Su Santidad expresó su admiración por el trabajo de los líderes juveniles y el espíritu que aportan. El diálogo continuará mañana por la mañana.