Leh, Ladakh, J&K, India - Bajo cielos intermitentemente nublados, que protegían un poco del sol abrasador, Su Santidad el Dalái Lama se trasladó desde el plácido Shiwatsel Phodrang, donde reside en las afueras de Leh, hasta el corazón de la ciudad. El camino estaba bordeado de grupos de ladakhíes y tibetanos, incluyendo clases enteras de colegiales en uniforme escolar, que con caras sonrientes y sus manos juntas estaban ansiosos por saludarlo al pasar.
Su Santidad se bajó del coche en el bazar de Leh y se dirigió andando hacia la puerta del Jokhang, estrechando manos e intercambiando saludos con el público. Prestó especial atención a los ancianos y a los enfermos sentados justo en la entrada y saludó a viejos amigos en su camino al templo principal. Una vez dentro presentó sus respetos ante las imágenes de Maitreya, Buda Shakyamuni, Avalokiteshvara y otros y se sentó frente al altar. Se recitó una oración a Buda y se sirvió té. Su Santidad observó con placer que la mayoría de los asistentes participaron recitando de memoria, y preguntó si también conocían el Sutra del Corazón, que también se recitó.
Hablando en tibetano que fue traducido al ladakhi, Su Santidad observó:
«Aquí año tras año, se ha construido y urbanizado. Han surgido más tiendas y más escuelas. En Ladakh se están haciendo progresos. Sin embargo, en Europa y América el desarrollo material sólo ha tenido éxito parcialmente porque la competencia, el orgullo y la arrogancia asociados con dicho desarrollo también conllevan miedo, ansiedad e infelicidad.
»Todas las tradiciones religiosas del mundo enseñan el amor y la compasión, la tolerancia, el contento y la autodisciplina. Todas ellas han ayudado a millones de personas. El budismo también puede resumirse en la siguiente estrofa: ‘Evita toda acción negativa, emprende abundantes acciones virtuosas, disciplina tu propia mente: esta es la enseñanza de Buda’. Donde difiere de otras tradiciones es en su planteamiento filosófico. Aquí en Ladakh, seguís la tradición de Nalanda, como nosotros los tibetanos. Esta adopta un enfoque científico, examinando las cosas a través del razonamiento y la lógica.
»Mis hermanos y hermanas en el Dharma, también seguís a maestros como Nagaryuna, Dignaga y Dharmakirti, que explicaron la filosofía budista de una manera razonada. Se tomaron muy en serio el consejo de Buda de no aceptar lo que enseñaba por respeto a él. Buda animó a sus seguidores a examinar su enseñanza siguiendo el ejemplo de un orfebre, que examina el oro y lo acepta sólo cuando ha comprobado su valor. Una característica única de la tradición de Nalanda es que estos maestros examinaron las escrituras y concluyeron que algunas podrían ser aceptadas literalmente, mientras que otras requerían interpretación.
»Cuando se trata del Kangyur y el Tengyur podemos clasificar sus contenidos en tres categorías: ciencia, filosofía y religión. El aspecto religioso sólo interesa a los budistas. Pero la ciencia de la mente, la lógica y la filosofía, que incluye la explicación de las Dos Verdades —que tratan de cómo aparecen las cosas y cómo son realmente—, pueden ser tratadas y estudiadas de una manera académica por cualquier persona interesada, sea o no budista.
»Mis hermanos y hermanas Ladakhíes, confío en que vosotros, jóvenes y viejos, pero especialmente en la generación más joven, estudiéis estas cosas como corresponde. Ahora vamos a recitar juntos el mantra Muni, el mantra de Buda».
Sonriendo, bromeando y saludando a algunos amigos, Su Santidad abandonó el Jokhang y regresó al Palacio Shiwatsel Phodrang en el Jardín de la Paz.