Nueva Delhi, India - Cuando Su Santidad el Dalái Lama se reunió esta mañana con un grupo de unos cien intelectuales, académicos y diplomáticos, les dijo que como seres humanos somos mental, emocional y físicamente, todos somos iguales. Tenemos el mismo tipo de cerebro y la misma capacidad de inteligencia. Es más, todos queremos vivir una vida feliz y exenta de sufrimiento.
«Hoy en día, los científicos nos dicen que la naturaleza humana básica es compasiva —explicó Su Santidad—. Somos animales sociales y dependemos de la comunidad en la que vivimos. Antes de ir a la escuela, los niños son abiertos y amistosos entre sí. No les importa a qué religión o nacionalidad pertenecen sus compañeros, siempre y cuando jueguen juntos de una manera cordial. Sin embargo, una vez que comienzan la escuela, aprenden a prestar más atención a las diferencias secundarias, como la religión, el color, el origen económico y, aquí en este país, a qué casta pertenece la gente. Para contrarrestar este tipo de discriminación, este sentido de 'nosotros' y 'ellos', necesitamos cultivar un sentido de unidad de los 7 mil millones de seres humanos».
Su Santidad dijo a la reunión que tiene cuatro compromisos. El primero es ayudar a la gente a entender que si bien todos queremos vivir una vida feliz, la verdadera fuente de felicidad está dentro de nosotros mismos. La calidez de corazón nos hace más felices a nosotros, a nuestra familia y a nuestros vecinos. Su segundo compromiso es fomentar la armonía religiosa, que es una larga tradición en la India. Señaló que tenemos diferentes tradiciones religiosas porque diferentes personas tienen diferentes necesidades y disposiciones mentales, aunque todas las tradiciones religiosas transmiten un mensaje común de amor y compasión.
Su tercer compromiso tiene que ver con su condición de tibetano y de alguien en quien el pueblo tibetano ha depositado su confianza. Aclaró que desde 2001, se ha retirado completamente de la participación política, transfiriendo esas responsabilidades a una dirección elegida.
«Sin embargo, sigo preocupado por preservar la religión, la cultura y el idioma del Tíbet. En el siglo VII, el rey tibetano Songtsen Gampo encargó la creación de un guión escrito inspirado en el guión indio de Devanagari. Luego, en el siglo VIII, el rey Trisong Detsen invitó al gran erudito Shantarakshita de la Universidad de Nalanda a introducir el budismo en el Tíbet. La tradición que él estableció pertenece a la tradición sánscrita, tal como se mantuvo en Nalanda, que enfatizaba el uso de la lógica y el razonamiento. Es esta base la que permite al budismo tibetano colaborar en la discusión con la ciencia moderna. La Tradición de Nalanda también incorpora la práctica de la conducta no violenta 'ahimsa' y su motivación compasiva ‘karuna’.
»Por último, me comprometo a tratar de revivir el interés por el conocimiento de la antigua India, que tenía una comprensión profunda del funcionamiento de la mente y las emociones. Esto, creo, es muy relevante en el mundo moderno de hoy. Creo que aquí en la India este conocimiento puede combinarse con la educación moderna para nuestro beneficio común».
Respondiendo a las preguntas de la audiencia, Su Santidad aconsejó que cuando se trata de las relaciones entre la India y China es mejor que los dos países vivan juntos como vecinos pacíficos. En cuanto a si es mejor enseñar a los niños sobre la religión o los valores humanos básicos, sugirió que la práctica religiosa es una cuestión de elección personal, pero la simple calidez de corazón beneficia a todos.
Subrayó la necesidad de estudiar, no sólo en el caso de los monjes y monjas, sino también en el de los laicos. Recordó haber visto a un estudiante sij en Ladakh que se había interesado con entusiasmo por el debate. Él recomendó que la gente explorara la idea de 'pratityasamutpada' o surgimiento dependiente. Debido a que las cosas existen en dependencia de otros factores, están vacías de existencia independiente. Si extendemos esta noción para apreciar que nuestra propia felicidad depende de los demás, comprenderemos mejor la relevancia de la compasión. Aconsejó que si cultivamos la bondad amorosa, incluso nuestros enemigos pueden llegar a ser nuestros mejores amigos.
Cuando le preguntaron por qué el sentido común parece tan raro, Su Santidad observó que el sistema educativo moderno introducido en la India por los británicos presta poca atención al entrenamiento de la mente. En consecuencia, las personas no tienen idea de cómo abordar sus emociones destructivas ni de cómo lograr una tranquilidad básica. Concluyó con la garantía de que realmente podemos transformar nuestras mentes y emociones, lo cual lleva tiempo, pero se puede hacer si mantenemos el esfuerzo.