Patna, Bihar, India - Ayer por la mañana, Su Santidad el Dalái Lama realizó una visita de despedida a la Estupa Mahabodhi. Cientos de personas se alinearon en el camino para verlo mientras se dirigía al santuario interior donde pasó varios minutos rezando ante la venerada estatua del Buda.
Después de un corto vuelo de Gaya a Patna, Su Santidad se dirigió directamente a la residencia del Ministro Principal de Bihar, Nitish Kumar. El Ministro Principal le pidió a Su Santidad que bendijera un árbol bodhi en el jardín de su residencia, antes de invitarlo a almorzar con él. Por la tarde, Su Santidad hizo un corto viaje hasta la casa de huéspedes del Estado, donde se retiró por el día.
Esta mañana, Su Santidad se dirigió a la Academia Judicial de Bihar donde le habían pedido que hablara sobre el amor y la compasión como una forma de vida. Fue recibido por el Presidente del Tribunal Supremo y los jueces del Tribunal Superior de Patna y plantó un árbol en el jardín antes de entrar en el edificio.
En su introducción, el Presidente del Tribunal Supremo Sanjay Karol declaró: «Hay quienes están cerca de nuestros corazones y mentes, que no necesitan ninguna presentación. Su Santidad el Dalái Lama es un hombre tal, universalmente reconocido como hombre de paz, que se describe a sí mismo como un simple monje budista».
«Respetados hermanos y hermanas —comenzó Su Santidad—, todos somos iguales. Los 7 mil millones de seres humanos somos hermanos y hermanas. Desafortunadamente, hoy en día, hay demasiado énfasis en ver a los demás en términos de ‘nosotros' y ‘ellos', resaltando las diferencias de religión y nacionalidad, y dentro de un país las diferencias entre los ricos y los pobres. Hacer demasiado hincapié en estas diferencias nos crea problemas. El remedio es reconocer la unidad de los 7 mil millones de seres humanos.
»Cuando son pequeños, a los niños no les importa la fe religiosa o la nacionalidad de sus compañeros, siempre y cuando sean cariñosos, sonrían y jueguen fácilmente juntos. Sólo a medida que van creciendo empiezan a prestar atención a estas diferencias secundarias. De hecho, desde una perspectiva más amplia, somos mental, física y emocionalmente iguales. Todos queremos vivir una vida feliz, pero muchos de los problemas a los que nos enfrentamos son de nuestra propia cosecha».
Entre las soluciones a algunos de estos problemas, Su Santidad mencionó las tradiciones de larga data de la India de no violencia y compasión «karuna». Señaló que ser no violentos en nuestro comportamiento y compasivos en nuestra motivación son la base sobre la que nuestras familias, comunidades y naciones pueden vivir felices juntas. Observó que los cambios que lo harán posible no se lograrán a través de la oración sino de la educación.
«Si se piensa en ello, está claro que la violencia sólo conduce a la destrucción mutua. Matar a tu enemigo por ira sólo creará más enemigos. Por otro lado, si piensas en tus semejantes como hermanos y hermanas, te será fácil llegar a ellos.
»El enfoque humano adecuado para resolver un conflicto es el diálogo —continuó Su Santidad—. Confiar en las armas y en el uso de la fuerza no es apropiado, ya que perpetúa la discordia. Esta no es la manera. Para evitar la violencia, debemos aprender a tratarnos con mayor respeto.
»La India es un país democrático que funciona sobre la base del estado de derecho. El resultado está ahí para que todos lo vean. La India, la segunda nación más poblada del mundo, es pacífica. Los indios son libres y un factor importante para ello es la existencia del estado de derecho. Los jueces y los abogados tienen un papel esencial en el mantenimiento de una sociedad justa y feliz. Si los jueces y abogados sólo piensan en `llenarse los bolsillos`, esto conducirá a grandes problemas».
En cuanto a las relaciones históricas entre el Tíbet y la India, Su Santidad observó que en el siglo VII el emperador tibetano eligió desarrollar una escritura tibetana modelada en el antiguo alfabeto indio Devanagari. Más tarde, en el siglo VIII, otro emperador eligió, a pesar de las estrechas relaciones con China, introducir el budismo en el Tíbet directamente desde la India.
«Esta Tradición de Nalanda, con su énfasis en el uso de la lógica y la razón, nos dio confianza en nosotros mismos y determinación. Por eso siempre estaremos agradecidos a la India. Desde un punto de vista personal, me convertí en un refugiado en 1959. Por un lado, me he convertido en el huésped más prolongado del gobierno indio, por otro, me describo como un mensajero del antiguo pensamiento indio, en particular de 'ahimsa' y de 'karuna'. Dondequiera que vaya, llevo este mensaje.
»La India es también un ejemplo vivo para el resto del mundo de que todas nuestras tradiciones religiosas pueden vivir juntas. En términos de la comunidad en general, tenemos varias tradiciones religiosas que enseñan varios aspectos de la verdad. Considero que la armonía religiosa que encontramos en la India es algo maravilloso».
Finalmente, Su Santidad explicó su último compromiso de revivir el antiguo conocimiento indio. «Es importante —subrayó—, combinar la educación moderna, con sus objetivos de desarrollo material, con la antigua comprensión india del funcionamiento de la mente y las emociones, lo que nos permite abordar nuestras emociones destructivas y lograr la paz mental. Una vez que estos dos aspectos de la educación se hayan combinado con éxito, podremos compartir lo que hemos aprendido con el mundo en general».
Cuando se le preguntó acerca de ser un monje en un mundo materialista, Su Santidad bromeó: «Ser un monje significa ser célibe. Me ha sucedido que cuando conocí a alguien por primera vez estaba felizmente casado. Luego, la próxima vez que nos encontramos, tenían otro esposo o esposa. Al encontrarnos en una tercera ocasión, se habían a casar. En ese contexto, siento que es bueno ser monje, y mucho menos problemático».
Un miembro de la audiencia se puso de pie para decirle a Su Santidad que no lo consideraba un invitado de la India. «Vive en nuestros corazones. Es usted un indio. Todos los tibetanos que viven en la India son nuestros hermanos y hermanas».
Se hizo una pregunta sobre la venida de Buda, Maitreya, a la que Su Santidad respondió: «Por supuesto, soy budista. Pero hay algunas cosas en las escrituras que no acepto literalmente. Por ejemplo, los textos dicen que el Monte Meru se encuentra en el centro del universo, pero yo no lo creo. Contradice la realidad observable.
»Del mismo modo, cuando hablamos del Buda Maitreya, tenemos que tener en cuenta que, según muchos científicos, el mundo puede desaparecer en los próximos siglos. El calentamiento global se está volviendo muy serio y este planeta puede convertirse en un desierto. Los seres humanos no podremos sobrevivir. En este contexto no tiene sentido hablar de la aparición de Buda Maitreya en el futuro.
»En este momento, es más importante para nosotros prestar atención a lo que Buda Shakyamuni enseñó. Esta es la enseñanza que realmente podemos estudiar y practicar aquí y ahora. Podemos pensar en ello de la misma manera que pensamos en la comida. Si tienes comida en tu plato hoy, ¿por qué esperar hasta mañana para comerla? No tiene sentido. Las enseñanzas del Buda se han mantenido vivas hasta ahora; es lo que debemos estudiar y practicar aquí y ahora».
Al salir de la Academia Judicial de Bihar, Su Santidad se dirigió directamente al aeropuerto de Patna. Fue recibido allí por el Ministro Principal Nitish Kumar que había venido a despedirlo. Pasaron más de 30 minutos conversando antes de que Su Santidad despegara hacia Delhi.
Su Santidad se someterá a un examen médico de rutina en Delhi mañana. Luego regresará a Dharamsala el 21 de enero, completando una gira de 44 días que lo ha llevado a Delhi, Goa, Mundgod, Bodhgaya y Patna.