Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - La presidenta de Mente y Vida, Susan Bauer-Wu, abrió esta mañana un diálogo sobre «Abrazar la esperanza, el valor y la compasión en tiempos de crisis» dando la bienvenida a Su Santidad el Dalái Lama. Expresó su alegría por verlo de nuevo y señaló que gozaba de muy buena salud. A continuación, presentó al grupo de debate de hoy.
La profesora Elissa Epel es psicóloga sanitaria y vicepresidenta del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California en San Francisco. Estudia cómo la resistencia al estrés y el entrenamiento mental pueden proteger la salud y promover el bienestar. También estudia cómo es posible transformar la angustia por el cambio climático en empoderamiento y acción climática. También es copresidenta del Consejo Directivo de Mente y Vida.
La profesora Michelle Shiota es psicóloga y directora de la Red de Investigación Traslacional sobre Consumo de Sustancias y Adicciones de la Universidad Estatal de Arizona. Sus investigaciones se centran en las emociones positivas, la regulación de las emociones, las relaciones personales estrechas y el cambio de comportamiento.
John Dunne, a quien Su Santidad conoce bien, iba a actuar como moderador. Dunne ostenta el título de Cátedra Distinguida de Humanidades Contemplativas en el Centro para Mentes Saludables de la Universidad de Wisconsin-Madison, donde también es jefe de departamento de Lenguas y Culturas Asiáticas. También es becario de Mente y Vida.
Al panel se sumó, además, Thupten Jinpa, intérprete de inglés de Su Santidad desde hace mucho tiempo, que es presidente del Consejo del Instituto Mente y Vida.
En su discurso de apertura, John Dunne mencionó lo mucho que él personalmente había aprendido en anteriores conversaciones sobre Mente y Vida. En la actualidad, las personas de todo el mundo se enfrentan a múltiples retos y crisis, especialmente en relación con la pandemia de Covid-19 y el cambio climático. Preguntándose cuál es nuestra mejor manera de avanzar, invitó a la profesora Elissa Epel a plantear la primera pregunta: ¿Cómo podemos sentirnos más cómodos con la incertidumbre?
Su Santidad comenzó diciendo lo feliz y honrado que se sentía de tener la oportunidad de conversar con amigos.
«En lo que respecta a la incertidumbre, los budistas creemos que los fenómenos están siempre cambiando y que el futuro es imprevisible. Algunos de los problemas a los que nos enfrentamos surgen de forma natural, pero otros, como el cambio climático, son el resultado de nuestras propias acciones.
»Entre otros mamíferos hay depredadores como los leones y los tigres, que matan para comer. Sin embargo, sólo matan cuando tienen hambre. Los seres humanos, en cambio, ejercen la violencia por descontento, desconfianza y estrechez de miras. En el siglo pasado se produjeron dos guerras mundiales y se gastaron enormes cantidades de dinero en armas. Los seres humanos no estamos equipados con los dientes y las garras de los leones y los tigres. De hecho, la forma de nuestros rostros indica que nuestra naturaleza es más bien el comportamiento pacífico.
»Utilizando nuestra inteligencia, podemos desarrollar paz interior. Tanto a nivel individual como comunitario, podemos llevar una vida pacífica si confiamos en nuestra naturaleza compasiva y cultivamos una perspectiva sabia.
»En el pasado limitábamos nuestras preocupaciones a 'mi nación', 'mi comunidad', pero ahora tenemos que considerar el mundo entero y la humanidad entera. Desde que me convertí en un refugiado que vive en la India —una sociedad pluralista y multirreligiosa—, he llegado a apreciar que todos somos iguales por ser humanos y que tenemos que vivir juntos en este planeta.
»En la India disfruto de libertad de pensamiento y libertad de expresión, y puedo compartir mis opiniones con otras personas. Creo que no es solo una idea, sino que realmente podemos construir un mundo más pacífico sobre la base de la unidad de la humanidad. Nuestras vidas comienzan con el cuidado de nuestra madre. Sin su atención compasiva no sobreviviríamos. Así comienza la vida, con la experiencia de la compasión.
»Sin embargo, una vez que los niños van a la escuela, no reciben ninguna orientación sobre cómo lograr paz mental. Aprenden a desarrollar su inteligencia y a competir. Lo que falta en gran parte de nuestra educación actual son técnicas para cultivar una mente serena. No es algo que caiga del cielo. Tenemos que trabajar en ello y construir la paz, no por medio de las armas, sino promoviendo la calidez de corazón. Así es como nos hacemos más maduros. Nuestra esperanza recae en tener un sentido de hermandad, en ser conscientes de la unidad de los siete mil millones de seres humanos».
John Dunne pidió a la profesora Michelle Shiota que formulara la siguiente pregunta a Su Santidad. Ella le dijo que muchas personas hoy en día están profundamente angustiadas y preocupadas por el mundo que les espera. Quería saber cómo reducir el sufrimiento y la desesperación, pero también cómo dar cabida a la alegría y a la paz interior en la vida cotidiana.
«La realidad es que el mundo es cada vez más pequeño —respondió Su Santidad—. El cambio climático nos obliga a reconocer la unidad de la humanidad y que tenemos que trabajar juntos. Si nos aferramos a una actitud egocéntrica y ponemos nuestra confianza en las armas, el resultado sólo será más sufrimiento y más problemas. No tenemos otra alternativa que ayudarnos unos a otros, porque tenemos que vivir juntos.
»La ira no sirve de nada. La ira sólo provoca miedo y el miedo da lugar a la violencia. Tenemos que prestar atención a cómo podemos desarrollar la paz mental. Tenemos que confiar en la razón.
»Los seres humanos somos hermanos y hermanas. Puede que nuestra piel sea de distinto color, que pertenezcamos a distintas naciones o que nos adhiramos a distintos credos, pero en el fondo somos iguales. El hecho de que las personas de distinto color, nacionalidad y demás puedan casarse y tener hijos sanos juntos demuestra que todos somos fundamentalmente iguales como seres humanos. Cuando visito diferentes países, siempre señalo que todos somos iguales.
»Cada mañana, cuando me despierto, me recuerdo a mí mismo que sólo soy un ser humano entre muchos y que todos somos iguales. En lugar de pensar en los demás en términos de "nosotros" y "ellos", me resulta útil generar bodichita, la mente del despertar, la aspiración de alcanzar la iluminación para todos los seres sensibles.
»Reflexiono sobre pasajes de la obra del maestro indio Shantideva que dejan claro que en la raíz de muchos de nuestros problemas está el centrarnos excesivamente en nosotros mismos. Todo lo bueno comienza con estar más orientados hacia el bienestar de los demás. Shantideva afirma:
»Si no intercambio mi felicidad
por el sufrimiento de los demás,
no sólo no alcanzaré la budeidad,
tampoco en el samsara tendré felicidad. 8/129
»Si nos centramos demasiado en nosotros mismos, no seremos felices ni siquiera en esta vida, mientras que preocuparnos por el bienestar de los demás es la puerta de entrada a la gran alegría. Si realmente nos tomamos en serio la felicidad a largo plazo, tenemos que abrir nuestro corazón y preocuparnos por los demás además de por nosotros mismos. Esto me parece muy significativo.
»Si profundizamos en la psicología que subyace a esta idea, descubrimos que el miedo, el estrés, la ansiedad y la desconfianza surgen cuando estamos desproporcionadamente centrados en nosotros mismos. Si somos capaces de abrir un espacio para ser valientes en nuestra relación con los demás, podremos estar más relajados. Así pues, en el budismo se hace hincapié en cultivar una actitud altruista, en abrirnos a la mente del despertar. Combinamos esto con una visión más filosófica que incorpora la comprensión de la interdependencia, también en la conexión con los demás.
»Esta idea de interdependencia está basada en la visión Madhyamaka del surgimiento dependiente, la refutación de la existencia de una realidad independiente y objetiva ahí fuera. Al ayudar a los demás, nos ayudamos a nosotros mismos. Nuestro bienestar está entrelazado con el bienestar de los demás. Si reflexionamos sobre esto en nuestra propia mente, realmente notaremos una diferencia y un avance.
»En mi propia práctica, empleo el método de Shantideva de igualarnos e intercambiarnos con los demás, de ponernos en su lugar. El surgimiento dependiente proporciona la base filosófica porque demuestra que la idea de que las cosas tienen una existencia independiente y objetiva es insostenible. Al mismo tiempo, evita que nos deslicemos hacia una perspectiva nihilista de que nada importa. Esencialmente, los fenómenos existen en relación con otros factores. Esto socava la idea de separación que se expresa en términos de "nosotros" y "ellos".
»La realidad tiene un carácter ilusorio. Los fenómenos parecen tener una existencia objetiva, pero no la tienen. Sólo se puede hablar de su existencia en términos de relaciones e interdependencia. Esto desmiente nuestras suposiciones sobre la separación, la distinción entre " nosotros" y "ellos"».
Su Santidad observó que tenemos experiencias sensoriales, por un lado, y experiencias mentales, por otro. Los fenómenos que vemos, oímos y tocamos dan lugar al pensamiento, pero la forma en que experimentamos los objetos mediante las consciencias sensoriales es diferente. La felicidad y la infelicidad pertenecen a la mente, no a los sentidos. Del mismo modo, el entrenamiento mental tiene lugar en el nivel de la mente. Su Santidad se refirió a las conversaciones que ha mantenido con neurocientíficos que han mapeado la experiencia mental en el cerebro, lo cual es muy interesante. Sin embargo, cuando se trata de comprender la naturaleza de la mente, en la tradición budista y la tradición de Nalanda en particular, encontramos abundante información.
Señaló que los defensores de la tradición de Nalanda, como Nagaryuna, hacían hincapié en la argumentación racional por encima de la autoridad de las escrituras. Sugirió que sería maravilloso que hubiera una profunda investigación en colaboración que incluyera el enfoque basado en la razón de la Tradición de Nalanda y los recursos que presenta la ciencia de la mente. En Nalanda había espacio para diversas perspectivas centradas en la superioridad de la razón.
Shiota explicó cómo las personas se sienten profundamente divididas con puntos de vista profundamente diferentes sobre cómo responder a la pandemia, la crisis climática y los diferentes comportamientos en relación con estas crisis. Señaló que discutir con las personas con las que no estamos de acuerdo puede empujarlas a puntos de vista más extremos. En consecuencia, quiso saber cómo podemos generar compasión y bondad amorosa hacia las personas que, en nuestra opinión están causando un gran daño en el mundo, en vez de mirarlos como a enemigos.
«Uno de los problemas a los que nos enfrentamos —respondió Su Santidad—, es que examinamos una situación y nos quedamos atrapados en ella y en sus implicaciones a corto plazo. No nos abrimos y miramos más allá de lo que tenemos delante. Tenemos que encontrar la manera de relajar la mente. Si podemos hacerlo, la deferencia y la compasión surgen de forma natural. Pero también tenemos que encontrar la manera de reforzar estas habilidades.
»Si creamos un espacio, la mente puede relajarse. Esto es importante porque cuando la mente está ansiosa e inquieta, no podemos utilizar nuestra inteligencia con claridad. La solución es trabajar para crear una sensación de paz más profunda dentro de nosotros mismos.
»Una de las tareas más importantes es centrarnos en llevar la compasión a nuestras intenciones cotidianas. Si podemos hacerlo, aumentará nuestra confianza, lo que a su vez nos ayudará a afrontar los retos. Si, en cambio, nos dejamos llevar por la ansiedad, no podremos utilizar nuestros recursos humanos para pensar en la situación. Para ejercer nuestra facultad racional, necesitamos relajarnos y encontrar la paz. Podemos lograrlo por medio del cultivo de pensamientos compasivos. Adoptar un enfoque más amplio con respecto a la forma de ver a los demás puede ayudarnos a provocar el cambio».
John Dunne invitó a los demás ponentes a ofrecer sus reflexiones finales. Elissa Epel mencionó la importancia de la alegría. También señaló que los pequeños actos de bondad son muy usuales y están muy extendidos, pero no aparecen en las noticias.
Michelle Shiota hizo tres observaciones. La alegría es reparadora y fortalece. Es lo contrario de la desesperación. Incluso los pequeños actos de bondad marcan la diferencia. Debemos reconocer nuestra humanidad común. Señaló que casi todas las atrocidades humanas comienzan con la deshumanización de la víctima. Lo importante es entender a los demás. Escuchar, y tal vez sea posible encontrar un terreno común.
John Dunne expresó su agradecimiento por el rico diálogo que había tenido lugar. «Confío en que nos haya llenado de esperanza —observó—, y que podamos tener una visión más amplia y crear un mundo mejor».
Susan Bauer-Wu dio las gracias a Su Santidad y a los miembros del panel por participar en la conversación. Declaró que todo el mundo en Mente y Vida le desea a Su Santidad buena salud y espera verlo de nuevo el año que viene, ojalá en persona.
En su respuesta, Su Santidad consideró el nombre de Mente y Vida. «Estas plantas que tengo delante tienen vida, pero la mente es más complicada —comentó—. Es nuestra mente la que puede causarnos problemas. Si pensamos de forma correcta podemos encontrar la paz interior, pero si la mente está abrumada por la ira y la desconfianza no estaremos en paz. Ni siquiera seremos capaces de dormir profundamente».
«Nuestro objetivo es ser personas felices con paz mental. No hablo de la próxima vida, ni de nada que tenga que ver con Dios, sino de ser individuos pacíficos y felices aquí y ahora.
»Antes sólo mirábamos hacia fuera, pero ahora muchas personas se preocupan por cómo lograr la paz mental. Aprecio mucho que Mente y Vida haya creado esta nueva conciencia y me gustaría dar las gracias a todos los que han contribuido a ello. Por favor, continúen con su buena labor.
»Nos reuniremos ocasionalmente en el futuro y hasta entonces cada día y cada noche trabajen en cultivar la paz mental, una mente compasiva, para que cada día y cada noche sean felices. Gracias».