Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana Tenzyn Zöchbauer, Directora Ejecutiva de la Iniciativa Tíbet Alemania, dio la bienvenida a Su Santidad el Dalái Lama a una conversación sobre el tema La cultura tibetana y su potencial para contribuir a la paz. Le dijo que 50 simpatizantes del Tíbet y tibetanos de Alemania, Suiza y Austria estaban participando en la interacción por internet, mientras que muchos más estaban observando en todo el mundo.
«Estoy muy contento de tener esta oportunidad de conversar con amigos alemanes —respondió Su Santidad—. Desde mi infancia he tenido una debilidad por Alemania. Era consciente de que Alemania fue derrotada tanto en la primera como en la segunda guerra mundial.
»En el Tíbet tuvimos dos visitantes, Aufschnaiter y Harrer, a los que, por hablar alemán, considerábamos alemanes. No tuve mucho contacto personal con Aufschnaiter, pero me hice amigo de Harrer. Fue la primera persona que me enseñó inglés, sólo más tarde me di cuenta de que su inglés era en realidad bastante pobre y ahí empezó mi inglés entrecortado.
»Como he mencionado antes, Alemania fue derrotada en la segunda guerra mundial, al igual que Japón tras ser objeto de un ataque nuclear. En consecuencia, surgieron fuertes movimientos pacifistas en ambos países. Tanto el pueblo alemanán como el japonés mostraron un verdadero deseo de paz y ambos han contribuido a crear un mundo más pacífico.
»En cuanto a la cultura tibetana, originalmente éramos un pueblo nómada con un modo de vida bastante rudimentario. Luego, en el siglo VII, el rey del Tíbet, Songtsen Gampo, se casó con una princesa china. Decidió que los tibetanos debían tener su propio medio de escritura, pero en lugar de seguir el modelo chino, optó por basarlo en el alfabeto indio y su escritura Devanagari.
»En el siglo VIII, el rey Trisong Detsen quiso introducir el budismo en el Tíbet y, de nuevo, optó por no acudir a China sino a la India en busca de ayuda. En aquella época, la Universidad de Nalanda era el centro de aprendizaje más renombrado. Trisong Detsen invitó a uno de los principales eruditos, Shantarakshita, al País de las Nieves. Cuando se dio cuenta de que los tibetanos tenían su propia lengua escrita, Shantarakshita alentó tenazmente la traducción de la literatura budista india al tibetano. Como resultado, los eruditos tibetanos e indios trabajaron juntos y tradujeron la colección de la palabra del Buda en 100 volúmenes y la colección de tratados de los maestros indios posteriores en más de 200 volúmenes. Este fue el inicio del patrimonio cultural tibetano.
»Consideramos a los indios como nuestros maestros. A veces observo en broma que los que originalmente éramos los discípulos acabamos convirtiéndonos en los gurús. Debido a que prestamos mucha atención a la literatura budista que habíamos adquirido, creo que la nuestra es ahora la tradición budista más completa. Siguiendo el modelo de la tradición de Nalanda e inspirados por el consejo del Buda de probar y examinar sus enseñanzas antes de aceptarlas, hemos investigado a fondo las enseñanzas budistas. Hemos estudiado, pero, conscientes del ejemplo chino, también hemos meditado.
»Los tibetanos memorizamos los textos principales, también yo lo hice de pequeño. Pero lo que nos hace únicos es que luego adoptamos un planteamiento estrictamente lógico para escudriñar el significado de las escrituras. Esta no es la costumbre en la tradición pali ni en la china. Seguimos el ejemplo de Chapa Chökyi Sengue, que formalizó el sistema tibetano de debate.
»Hoy en día, como he dicho antes, las conversaciones con muchos eruditos budistas me han llevado a creer que lo que los tibetanos hemos mantenido y conservado es la tradición budista más completa. Estudiamos, pero también cultivamos el 'shamatha', la concentración, y el 'vipashyana', la meditación analítica. No sólo cultivamos la calidez de corazón y la compasión, sino que utilizamos nuestra inteligencia y examinamos los fenómenos usando la lógica.
»Nuestra capacidad para explicar cómo cultivar la compasión y lograr la paz mental nos hace aptos para contribuir a la paz en el mundo. Incluso las personas no interesadas en la religión quieren encontrar paz interior. Ellos también pueden beneficiarse de aprender que la razón de que nos enfrentemos a todo tipo de problemas es que nuestras mentes están perturbadas.
»Comenzamos la vida al abrigo del afecto de nuestra madre. Sin él no sobreviviríamos. Es la experiencia de la compasión de nuestra madre la que siembra en nosotros la semilla de la amabilidad con los demás cuando crecemos. Sin embargo, la educación moderna presta poca atención al modo en que estas emociones positivas contribuyen a la paz mental y a la buena salud general. Tampoco revela cómo la ira perturba nuestra mente y perturba las comunidades en las que vivimos. A todos nos interesa aprender a lograr la paz mental y la cultura tibetana ha mantenido viva una variedad de medios para conseguirla».
Su Santidad respondió a una serie de preguntas del público, algunas de las cuales se plantearon en tibetano, otras en alemán y otras en inglés. Varias de ellas trataban sobre cómo se puede preservar la cultura tibetana en el Tíbet.
Su Santidad observó que, cuando los chinos ocuparon por primera vez el Tíbet, sus líderes se guiaban por una fuerte ideología. Recordó su último encuentro con el presidente Mao, en el que el líder revolucionario lo elogió por el talante científico de su mente, pero le tomó el pelo con su insistencia en que la religión es el opio de las personas. Desde entonces, las actitudes han cambiado y un número creciente de chinos muestra un renovado interés por el budismo.
Informó de que amigos relacionados con la educación en China le han dicho que los profesores universitarios han tenido acceso a las traducciones chinas de los dos volúmenes de Ciencia y filosofía en los clásicos budistas indios que han sido recopilados por tibetanos en la India a partir de fuentes del Kangyur y el Tengyur. Los profesores se sorprendieron al reconocer que el budismo tibetano pertenece a la tradición de Nalanda, adoptando claramente un enfoque científico basado en la razón y la lógica.
Su Santidad comentó que los comunistas chinos ejercieron la máxima presión contra el budismo tibetano pero no consiguieron destruirlo. Ahora, el budismo tibetano está atrayendo el interés no sólo en China sino en todo el mundo.
Su Santidad describió cómo, cuando llegó a la India, propuso crear escuelas para niños tibetanos que enseñaran en tibetano. Jawaharlal Nehru lo apoyó plenamente. A su debido tiempo, también se restablecieron centros monásticos de aprendizaje. En la actualidad, varios miles de monjes y monjas tienen la oportunidad de estudiar con rigor. Los jóvenes tibetanos que deseen unirse a ellos deben dominar primero el tibetano, lo que les permitirá estudiar, convertirse ellos mismos en eruditos y preservar así la tradición tibetana.
Su Santidad señaló que en todos los lugares en los que se han establecido los tibetanos se han hecho esfuerzos para que las niñas y niños puedan aprender el tibetano escrito y hablado. Del mismo modo, en toda la región del Himalaya se han tomado iniciativas no sólo para los monásticos, sino para que las personas laicas, jóvenes y mayores, estudien y practiquen el debate.
En cuanto al trabajo por la paz en el mundo, Su Santidad afirmó que adopta un enfoque laico. Para él, el factor clave que permite a los individuos, las familias y las comunidades ser felices es encontrar la paz mental. Y la base para ello es la compasión.
En cuanto a la supervivencia y el florecimiento del budismo tibetano, Su Santidad reiteró que históricamente China ha sido un país budista. Hoy en día hay un creciente resurgimiento del interés por lo que el budismo tiene que decir en términos de filosofía, razón y psicología. Cree que es útil observar las correspondencias entre el pensamiento budista y las observaciones realizadas en relación con la física cuántica, por ejemplo.
Su Santidad se refirió a una pregunta sobre cómo tratar en lo políticio con el creciente poder del gobierno del Partido Comunista Chino como algo complicado. Observó que por muy poderosa que se vuelva China, sigue siendo parte del mundo y tendrá que convivir pacíficamente con otras naciones. India y China tienen que convivir. La cuestión de Taiwán puede ser políticamente complicada, pero el hecho es que el patrimonio cultural chino se ha conservado puro en la isla.
«Pueden tomarse decisiones políticamente miopes —dijo—, pero a largo plazo China tiene que convivir con sus vecinos. Las cosas están cambiando y, en cierto modo, las personas son más abiertas y realistas que antes».
Cuando le preguntaron cómo pueden las personas encontrar información veraz sobre cuestiones graves como el cambio climático y la pandemia de coronavirus, Su Santidad señaló que en el pasado, cuando la mayoría de las personas vivían aisladas, era difícil saber lo que era cierto. Hoy en día los teléfonos móviles e internet proporcionan una fuente inagotable de información, por lo que es necesario ser cauteloso con lo que es verdad. En cuanto al cambio climático, si no actuamos, las fuentes de agua en todas partes se reducirán drásticamente. Algunos incluso sugieren que los ríos del Tíbet se secarán y la meseta llegará a parecerse a los desiertos de Afganistán.
Esto puede parecer descabellado, pero el ritmo de deshielo de los glaciares en el Ártico y el Antártico sugiere que la situación en el Tíbet es igualmente grave. Los problemas globales necesitan soluciones globales. Mientras que en el pasado podíamos estar inclinados a preocuparnos sólo por nuestras propias dificultades locales, ahora debemos considerar las necesidades de todo el mundo.
Cuando las personas son víctimas de inundaciones e incendios forestales, dijo, es importante que les hagamos llegar nuestra atención y preocupación, y que proporcionemos toda la ayuda que podamos. Al igual que es crucial hacerles saber que no están aislados, es esencial recordar la unidad de la humanidad.
Volviendo a la cuestión de cómo preservar la cultura tibetana, Su Santidad sugirió que interesarse por ella es un paso práctico. No se trata tanto de mantener las costumbres por sí mismas, sino de preservar el conocimiento que la tradición cultural transmite. En este caso, lo útil y beneficioso son los medios para cultivar la paz mental, que es el camino para lograr la paz en el mundo.
Tenzyn Zöchbauer dio las gracias a Su Santidad por sus consejos, al público por escuchar y hacer preguntas, y al equipo de intérpretes por sus interpretaciones simultáneas. Invitó a Wolfgang Grader, presidente de Tibet Initiative Deutschland, a decir unas palabras finales.
El Sr. Grader recordó que la última vez que se reunió con Su Santidad fue en 2018, en un acto en Darmstadt, y lamentó que las ramificaciones de la pandemia de Covid hayan impedido cualquier encuentro de este tipo desde entonces. Dio las gracias a Su Santidad por dedicarle su tiempo y le deseó fuerza, buena salud y una larga vida. Pidió a los asistentes que trabajaran por el Tíbet, por los derechos humanos y por la paz en el mundo.
«Gracias —respondió Su Santidad—, nos vemos de nuevo».