Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana, Su Santidad el Dalái Lama fue invitado a participar en una celebración por el aniversario de su recepción del Premio Nobel de la Paz en 1989. El acto, organizado por miembros del Centro Gaden Shartse de Taiwán, comenzó con un breve vídeo de la ceremonia celebrada en Oslo cuando Su Santidad recibió el premio. Egil Aarvik, el Presidente del Comité Nobel, leyó la mención y llamó la atención sobre el hecho de que también era el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de la ONU.
En su discurso de entonces, Su Santidad aseveró que «para los que aprecian la paz, este premio es un motivo de alegría». También declaró: «Espero y rezo para que pronto prevalezca la verdad y se restablezcan los derechos históricos de mi pueblo. Y para ello reafirmo mi compromiso con esta lucha, al igual que rezo cada día por una paz duradera en nuestro planeta. También me esforzaré por alcanzar este objetivo para que llegue un día en que las personas de todo el mundo se hermanen y se ayuden mutuamente y vivan en auténtica armonía».
El vídeo que recordaba la concesión del Premio Nobel de la Paz a Su Santidad fue seguido por una enérgica danza gimnástica de los estudiantes, en señal de celebración. A continuación, los presentadores invitaron a Su Santidad a dirigirse al público.
«En primer lugar —comenzó—, me gustaría saludar a mis hermanos y hermanas, en especial a mis hermanos y hermanas de la étnia Han. Hemos disfrutado de estrechos vínculos durante siglos. Puede que hayamos visto altibajos políticos, pero el estrecho sentimiento de hermandad permanece. Los tibetanos y las personas Han tenemos en común nuestra devoción al Buda-dharma. Cuando visité la China continental, vi muchos templos y estatuas de Buda. Está claro que tenemos estrechos vínculos religiosos.
»Todos los seres sensibles, no sólo los seres humanos, sino también las aves y otros animales, quieren vivir en paz. Entre todos estos seres, los humanos son probablemente los más traviesos. Tenemos una inteligencia maravillosa, pero a veces está mal dirigida por las emociones negativas. Los depredadores, como los leones y los tigres, tienen garras y colmillos que les permiten cazar, matar y comer carne. Sin embargo, sólo atacan a otros animales cuando necesitan comida. Los seres humanos, en cambio, causan problemas incluso cuando no hay justificación.
»¿Podemos cambiar esto? Creo que sí, porque nuestra naturaleza esencial es la compasión. Desde que nacemos, nuestra madre nos cuida. Sin estos cuidados no sobreviviríamos. Esta experiencia es nuestra primera oportunidad de aprender que la compasión es la raíz de toda felicidad. Sin embargo, esta apreciación natural de la compasión parece desvanecerse cuando vamos a la escuela. Necesitamos que se nos recuerde que la buena salud y un estado mental tranquilo se basan en el amor y la compasión.
»Una vez que reconocemos que la ira, el apego y el odio dan lugar al miedo y la ansiedad y perturban nuestra paz mental, debemos utilizar nuestra inteligencia para contrarrestar nuestras emociones negativas. Las prácticas en la India de la compasión ('karuna') y de no hacer daño ('ahimsa') prevalecieron incluso antes de la época de Buda y siguen siendo poderosas y relevantes hoy en día.
»Todas nuestras tradiciones religiosas enseñan la importancia de tratar a los demás con compasión. El Buda también enseñó que una mente disciplinada es una fuente de alegría, mientras que una mente ingobernable sólo conlleva angustia.
»Perdí mi país y me convertí en refugiado, pero gracias a mi práctica, no me enfadé por ello. Desde que me despierto por la mañana, me dedico a desarrollar el amor y la compasión. Cultivo el linaje de la visión profunda, el linaje de la conducta extensa, así como el linaje de la práctica que los une. Para ello, me resultan muy útiles los versos del maestro indio Shantideva
» Cualquier alegría que haya en este mundo
viene de desear que los demás sean felices,
y cualquier sufrimiento que haya en este mundo
proviene de desear mi propia felicidad.. 8/129
»¿Hace falta decir más?
Los infantiles se ocupan de sí mismos,
los Munis obran por el bien ajeno:
mirad la diferencia entre ellos. 8/130
» Si no intercambio mi felicidad
por el sufrimiento de los demás,
no sólo no alcanzaré la budeidad,
tampoco en el samsara tendré felicidad.». 8/131
Su Santidad afirmó que las cualidades positivas, como la mente del despertar o bodichita, pueden enseñarse y aprenderse. La práctica que combina la sabiduría con los medios hábiles deriva de la Tradición de Nalanda y está respaldada por la razón.
A continuación, Su Santidad anunció que daría una transmisión de lectura de Alumbrando los Tres Tipos de Fe, Invocación a los Diecisiete Grandes Panditas de Nalanda. Comenzó leyendo el colofón que pone fin a la obra que compuso hace 20 años. En él expone sus razones para hacerlo, afirmando que «es extremadamente importante que los seguidores de Buda tengan una fe basada en la comprensión de lo que enseñó».
Volviendo al principio del texto, la primera estrofa alaba a Buda como maestro del surgimiento dependiente. Al llegar al verso que ensalza al gran filósofo Chandrakirti, Su Santidad mencionó que su principal tratado, Ingreso al Camino Medio, describe todas las perfecciones, no sólo la sabiduría. A modo de ejemplo, citó las siguientes estrofas:
La ira dirigida hacia los hijos de los Victoriosos
destruye, en un instante, la virtud surgida
de generosidad y disciplina acumuladas por cien eones.
No hay, pues, otra falta como la falta de paciencia. 3.6
Genera cuerpos feos y lleva a lugares impuros,
arrebata la inteligencia que distingue el bien y el mal:
la falta de paciencia nos arroja pronto a los reinos inferiores.
La paciencia —opuesta a lo ya dicho— crea las virtudes. 3.7
La paciencia lo hace bello y querido
para los seres santos. Lo vuelve sabio
en conocer lo correcto y lo incorrecto y, en adelante,
nace como dios o humano y sus faltas se agotan. 3.8
Los seres ordinarios y los hijos de los Victoriosos,
conociendo los fallos del odio y las virtudes de la paciencia,
dejan de lado la falta de paciencia y se consagran pronto
y por siempre a la paciencia, alabada por los aryas. 3.9
La siguiente estrofa contiene la súplica a Shantarakshita, a quien Su Santidad describió como especialmente amable con los tibetanos. Fue él quien alentó la traducción de la literatura budista india al tibetano.
Su Santidad leyó enérgicamente los versos restantes, haciendo una pausa para resaltar el significado de los primeros versos de la estrofa 20: «Al comprender el significado de las dos verdades —el modo en que las bases existen—, nos cercioramos, por medio de las cuatro verdades, de cómo llegamos a la existencia cíclica y de cómo la dejamos». También llamó la atención sobre la gran aspiración expresada en la estrofa 23: «Que pueda, vida tras vida, obtener un buen renacimiento provisto de los tres entrenamientos y contribuir a la doctrina como hicieron los grandes pioneros: sosteniendo y propagando las palabras y las realizaciones de las enseñanzas mediante la docencia y la práctica».
Reveló que se sentía honrado de haber podido dar una introducción al budismo y realizar una lectura de la Alabanza a los diecisiete panditas de Nalanda a sus amigos del Dharma en Taiwán. Mencionó que el enfoque acádemico de la universidad de Nalanda incluía, como método principal, las prácticas de estudio, reflexión y meditación. A través del estudio adquirimos comprensión, a través de la reflexión ganamos convicción y a través de la meditación integramos lo aprendido en nuestro interior.
Se hizo una breve presentación de la donación de una ambulancia cutos principales patrocinadores eran las celebraciones del día.
Su Santidad terminó citando unas líneas del final del Gran tratado sobre las etapas del camino a la iluminación.
En las regiones donde la suprema y preciosa enseñanza
no se ha difundido, o donde se ha difundido pero luego ha decaído,
que yo ilumine ese tesoro de felicidad y beneficio
con una mente profundamente movida por una gran compasión.