Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Hoy, Día de la Tierra 2022, Su Santidad el Dalái Lama se reunió con los participantes en un Diálogo por Nuestro Futuro, que ha sido convocado por varias organizaciones aquí en Dharamsala. Al entrar en la sala, Su Santidad sonrió y deseó a sus invitados «buenos días».
En primer lugar, el innovador de la mitigación del clima, Sonam Wangchuk, entregó a Su Santidad un bloque de hielo, explicando que había sido extraído de un glaciar en el paso de Kardungla, en Ladakh, para destacar la urgencia del cambio climático en la meseta tibetana. Lo trajo un equipo de jóvenes en bicicleta, transporte público y vehículos eléctricos para transmitir un mensaje: «Por favor, vivan con sencillez para que nosotros en las montañas podamos vivir con sencillez».
En su respuesta, Su Santidad dijo a los reunidos: «Aprecio mucho que cada vez más personas muestren preocupación por el medio ambiente. En definitiva, el agua es la base de nuestras vidas. En los próximos años tenemos la responsabilidad de tomar medidas para preservar los grandes ríos que son la fuente de agua para tantos. Durante mi vida he visto una reducción de las nevadas en el Tíbet y la consiguiente disminución del volumen de los ríos.
»En el pasado, dábamos por sentado que tendríamos agua. Creíamos que podíamos hacer un uso ilimitado de ella sin pensar mucho en su procedencia. Ahora tenemos que ser más cuidadosos a la hora de preservar nuestras fuentes de agua. Creo que contamos con la tecnología para transformar el agua salada, el agua de mar, en agua dulce con la que podríamos reverdecer los desiertos de muchos lugares y cultivar más alimentos.
»Ahora tenemos la responsabilidad de garantizar que las generaciones futuras sigan disfrutando de agua limpia. Esta es una forma de expresar nuestra compasión por ellos. Si no hacemos el esfuerzo, existe el riesgo de que nuestro mundo se convierta en un desierto. Si eso ocurre, este hermoso planeta azul puede convertirse en una roca blanca y árida sin agua.
»A menudo se me ocurre que sin agua no podemos sobrevivir. Algunos de mis amigos indios dicen que una solución es plantar más árboles, que eso ayudará. Mi amigo Sunderlal Bahuguna me pidió que prometiera hacer lo que pudiera, siempre que pudiera, para animar a la gente a plantar más árboles y cuidar de ellos, e intento cumplir su deseo».
Martin Bursik, antiguo ministro de Medio Ambiente de la República Checa, dio las gracias a Su Santidad por ser la inspiración que había reunido a este grupo de ecologistas. Destacó cuatro temas en los que se centrará su diálogo:
1. El estado del planeta descrito en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
2. El papel de la tecnología, como la energía eólica, la energía solar, etc., para compensar la crisis climática.
3. El Tíbet, considerado por algunos ecologistas como el equivalente a un tercer polo. No sólo sus glaciares están retrocediendo, sino que a medida que lo hacen se libera metano del permafrost que se va derritiendo.
4. La democracia energética. Cómo cambiar el modelo energético para que las personas de a pie se impliquen más directamente.
Bursik dijo a Su Santidad que como resultado de este Diálogo por Nuestro Futuro se preparará un manifiesto que se dará a conocer en Egipto con motivo de la reunión de la COP27 con el fin de tomar medidas para proteger la meseta tibetana y detener el cambio climático.
«Antes dábamos por sentado nuestro clima —respondió Su Santidad—, pensábamos que era sólo parte de la naturaleza. Algunos de los cambios que se han producido están relacionados con nuestro comportamiento, así que tenemos que educar a la población sobre los factores que contribuyen al cambio climático. Tenemos que prestar más atención a las formas de preservar nuestro medio ambiente. Esto significa incluir una comprensión básica del cambio climático y su efecto en el medio ambiente en la educación ordinaria.
Elizabeth Wathuti, una activista climática de Kenia, preguntó a Su Santidad cómo podemos apelar a los líderes mundiales para que actúen por amor y compasión. Le dijo que podemos hacerles saber que cuidando de los demás nos cuidamos esencialmente a nosotros mismos. Señaló que la salud y la felicidad de la comunidad son la fuente de la salud y la felicidad de los individuos. Citó varios versos del maestro budista indio del siglo VIII Shantideva:
Si no intercambio mi felicidad
por el sufrimiento de los demás,
no sólo no alcanzaré la budeidad,
tampoco en el samsara tendré felicidad. 8/131
Cualquier alegría que haya en este mundo
viene de desear que los demás sean felices,
y cualquier sufrimiento que haya en este mundo
proviene de desear mi propia felicidad. 8/129
¿Hace falta decir más?
Los infantiles se ocupan de sí mismos,
los Munis obran por el bien ajeno:
mirad la diferencia entre ellos. 8/130
«Dondequiera que vaya —comentó Su Santidad—, sonrío y considero que, puesto que son seres humanos, todas aquellas personas con las que me encuentro son iguales a mí. Pensar en otras personas en términos de 'nosotros' y 'ellos', centrándonos en que no son como nosotros, conduce a la desconfianza y al aislamiento. Es mucho más útil pensar en que los siete mil millones de seres humanos somos fundamentalmente iguales, porque tenemos que vivir juntos».
Kim Stanley Robinson, que se describió a sí mismo como un escritor de ciencia ficción, preguntó cómo el budismo puede ayudar a la ciencia. Su Santidad le dijo que los científicos han estado interesados en conversar sobre formas de lograr la paz mental porque reconocen que si la mente está perturbada las personas no serán felices. Recalcó los beneficios de descubrir más sobre la conciencia mental y aprender a entrenarla utilizando técnicas apoyadas en el razonamiento.
Tsering Yangki, una empresaria tibetana de Canadá, quiso saber cómo hacer que las empresas y la economía formen parte de la solución al desafío global del cambio climático. Su Santidad respondió que, aunque la tecnología es un factor para mejorar el bienestar físico, el cambio más importante que podemos hacer es el de entrenar nuestras mentes.
Arash Aazami, un innovador de sistemas energéticos, afirmó que la energía está disponible en abundancia y, sin embargo, nos peleamos por ella. Preguntó cómo podemos equilibrar las necesidades de la naturaleza, de los seres humanos y de la economía.
«El desarrollo material es necesario y útil —contestó Su Santidad—, pero hay un límite a lo que se puede conseguir. Mientras tanto, cultivar nuestra mente es una forma más eficaz de abordar nuestras necesidades. El Buda ayunó durante seis años con la intención de estar al servicio de los demás. El yogui tibetano Milarepa y, en la memoria reciente, Mahatma Gandhi vivieron en las circunstancias más escasas, pero ambos alcanzaron un profundo nivel de satisfacción mental.
»La sobreexplotación de la naturaleza tiene consecuencias negativas. Tenemos que adoptar una perspectiva más amplia y a largo plazo y hacer de la paz mental nuestro principal objetivo».
Vibha Dhawan, directora general del TERI, el Instituto de Energía y Recursos con sede en Nueva Delhi, preguntó cómo podemos devolver la ética, la compasión y una forma de vida menos materialista a un entorno natural, sano y seguro. Su Santidad observó que, como seres humanos, somos hermanos y tenemos que vivir juntos. Y para ello, será mucho más eficaz si vivimos en libertad, no bajo un estricto control, y cultivamos una mayor tolerancia hacia los puntos de vista de los demás.
Christa Meindersma, la moderadora de esta reunión, que es una abogada internacional con amplia experiencia en diplomacia internacional y resolución de conflictos, dijo a Su Santidad lo felices que se habían sentido todos los participantes por poder reunirse hoy con él. Añadió que ahora abrirían el diálogo y la llamada a la acción.
«La supervivencia de este planeta, nuestro único hogar, está en nuestras manos —declaró—. Nos gustaría volver, si podemos, el año que viene en el Día de la Tierra, por favor».
Su Santidad respondió que en los próximos diez o quince años, más o menos, estaría dispuesto a reunirse de nuevo de vez en cuando.