Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana Su Santidad el Dalái Lama se ha reunido con unas 180 personas en la sala de audiencias de su residencia. 101 eran miembros o amigos del Instituto Mente y Vida. El resto incluía a monjes y monjas tibetanos que han participado en los programas científicos de la Universidad de Emory, estudiantes de ciencias del Men-tsee-khang, la Biblioteca de Obras y Archivos Tibetanos, etc., así como a lamas y abades de los centros de aprendizaje de los grandes monasterios del sur de la India.
La presidenta del Instituto Mente y Vida, Susan Bauer-Wu, dio la bienvenida a Su Santidad.
«Nosotros, sus amigos de Mente y Vida, nos sentimos complacidos de estar aquí —dijo—. Hacía tres años que no lo veíamos en persona, y es una alegría verlo con tan buen aspecto. Este evento es el resultado de los esfuerzos del Instituto Mind & Life y de Mind & Life Europa. Han pasado 35 años desde que tuvo lugar el primer diálogo de Mente y Vida. Estamos muy contentos de volver.
»Hemos celebrado muchos diálogos Mente y Vida —respondió Su Santidad—, y creo que han sido muy importantes. En el mundo en general, se ha prestado mucha atención a los fenómenos físicos, pero mucho menos a la mente. Y sin embargo, cuando hablamos de felicidad y sufrimiento, son experiencias internas, mentales. Si no tenemos paz mental, no seremos felices.
»Muchos de los conflictos que vemos en el mundo tienen que ver con el mundo físico, los recursos materiales y el poder. Por lo tanto, tenemos que notar lo que ocurrió en el pasado y aprender de ello para poder construir un futuro basado en la paz, la felicidad y la unión.
»La raíz de la paz mental es la compasión. En cuanto nacemos, nuestras madres nos cuidan y nos dan las primeras lecciones de compasión. Sin esto no sobreviviríamos. Así comienza nuestra vida. De niños crecemos en una atmósfera de compasión. Jugamos sin reparos con los hijos de nuestros vecinos. Cuando era pequeño, jugaba con niños musulmanes y chinos de los alrededores sin pensarlo dos veces. Todos sonreíamos y jugábamos fácilmente juntos. El factor clave de estas buenas relaciones es la calidez de corazón.
»Me parece que descuidamos algo en nuestra educación. La experiencia nos demuestra que cuanto más compasivos somos, mayor paz interior alcanzamos y con ella mayor fuerza interior. A pesar de que en nuestra vida dependemos de muchas otras personas, hay poco lugar para estos valores humanos en la educación moderna».
Invitado a pronunciar unas palabras de apertura, Richie Davidson declaró: «Qué bueno es estar entre nuevos y viejos amigos». Entre nuestros ponentes se encuentran un antropólogo, un psicólogo, un filósofo de la mente y la ciencia cognitiva y un científico cognitivo que investiga el comportamiento humano, los sistemas sociales, etc.
«Últimamente hemos visto varios cambios en el mundo que incluyen el cambio climático y el aumento de la depresión. Desde la pandemia ha quedado claro que la soledad es una amenaza mayor para la salud que la obesidad. Necesitamos dar un mayor reconocimiento a nuestra interconexión. Queremos explorar lo que significa ser un animal social, cómo podemos derrotar la polarización, que tanto amenaza a la democracia. Queremos investigar las trampas de la interconexión en relación con la IA (inteligencia artificial). Queremos hacer de este mundo un lugar mejor y más amable.
»Hablo en nombre de todos mis colegas aquí presentes al darle las gracias, Su Santidad, por su dedicación al reunirse con nosotros, científicos y académicos, durante los últimos 35 años. Nuestras reuniones han tenido un gran impacto. Por favor, viva mucho y con buena salud.
»La paz mental es importante, aunque sólo sea por su contribución a la buena salud —respondió Su Santidad—. Trae consigo la confianza en nosotros mismos y la liberación del miedo. Tal vez los especialistas del cerebro puedan arrojar algo de luz sobre esto. Tengo entendido que dormir bien y tener buenos sueños puede afectar positivamente al cerebro, y la paz mental lo facilita.
»Me he enfrentado a turbulencias en mi vida, pero también he estudiado la psicología tal y como se presenta en la Tradición de Nalanda y me ha resultado muy útil».
La moderadora Roshi Joan Halifax presentó al primer ponente, Joseph Henrich, un antropólogo de Harvard que combina muchas disciplinas en su experiencia. Ha investigado cómo la genética y la cultura dan forma a nuestras mentes.
«Mi investigación se centra en lo que nos hace humanos —comenzó Henrich—. Los seres humanos nos hemos extendido por todo el mundo a lo largo de 100.000 años. ¿Por qué nuestra especie es tan dominante? A menudo las investigaciones indican que factores como el lenguaje, el uso de herramientas y la cooperación social han hecho de los seres humanos lo que son. Nuestra cultura es acumulativa. Aprendemos, modificamos, perfeccionamos y refinamos lo que finalmente se transmite.
»La cultura ha moldeado nuestras disposiciones genéticas y nuestra naturaleza. Nuestra forma de pensar ha moldeado nuestro cuerpo y nuestra mente. Por ejemplo, los seres humanos aprendimos a hacer fuego y a cocinar, lo que cambió nuestra fisiología. A medida que aprendemos de los demás, los cambios se incorporan a las normas sociales y a los aspectos del lenguaje».
«Creo —intervino Su Santidad— que lo importante es la idea de la unidad de todos los seres humanos. Persiguiendo las viejas formas de pensar nos hemos involucrado en demasiada violencia y guerra, mientras que ahora tenemos que aprender a vivir juntos».
«La cuestión es cómo podemos construir un mayor sentido de unidad —continuó Henrich—. Descubrimos que establecemos reglas, desarrollamos una psicología de interdependencia que puede expresarse en forma de reparto de alimentos. La supervivencia de los demás afecta a nuestra propia supervivencia. Cuando estudiamos otras sociedades, nos encontramos con prácticas alimentarias comunes.
»La psicología étnica sugiere que ha habido una evolución cultural. Compartimos facultades con otros como nosotros. Tenemos que examinar cómo construir una psicología global. La agricultura provocó conflictos. Podemos aprender de cómo se ha utilizado el cambio cultural y construir una identidad global que también dé cabida a los grupos locales. La comprensión de la naturaleza humana puede ayudarnos a abordar los retos a los que nos enfrentamos».
Roshi Joan Halifax pidió a Henrich que cambiara de asiento con la siguiente presentadora, Molly Crockett, a la que describió como un tipo diferente de científica. Ella ha conjugado muchos factores diferentes para contribuir a la comprensión de la naturaleza humana.
Su Santidad comentó: «Ahora tenemos que pensar en el futuro sin copiar el pasado. Tenemos que adoptar una perspectiva más amplia, no sólo preocuparnos por mi nación, mi comunidad y demás. Tenemos que pensar en toda la humanidad; en la unidad de todos los seres humanos».
Molly Crocket abrió su presentación diciendo: «Estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho hasta ahora. La ciencia moderna está en gran medida de acuerdo con usted en que somos esencialmente iguales. Sin embargo, también hay muchas personas que creen que los seres humanos son básicamente egoístas y están divididos entre sí.
«La idea de que los seres humanos son egoístas ha influido en la política, como hemos visto en la pandemia. Pero estas observaciones no son definitivas ni completas porque también sabemos que ayudar a los demás nos hace felices. Cuando lo hacemos, se estimulan partes del cerebro similares a cuando disfrutamos de una buena comida o contemplamos una hermosa puesta de sol. El egoísmo es un obstáculo para trabajar juntos.
»Tenemos que centrarnos en lo conectados que estamos. Tenemos que contar una historia más positiva».
«Todos queremos vivir una vida feliz —añadió Su Santidad—, y todos tenemos derecho a hacerlo. Esto es de sentido común, y no necesitamos armas para hacerlo».
«Parte del problema entre Rusia y Ucrania —continuó Crocket—, tiene que ver con las historias de odio entre ellos. Las cosas no tienen por qué ser así. Es posible hacer un esfuerzo para contar historias más positivas. Se ha observado que cuando las personas se reúnen, por ejemplo, para asistir a una iniciación de Kalachakra o a otro tipo de festival se producen cambios en la forma en que las personas se ven a sí mismas».
Su Santidad observó que su vida está dedicada a lograr una auténtica paz mundial.
«Antes hablaba de la educación secular —comentó Crocket—, nuestra investigación muestra que cuando las personas se reúnen y pasan tiempo con los demás en un contexto positivo, se sienten más conectadas».
En su respuesta a una pregunta sobre el liderazgo, Su Santidad sugirió que en los países democráticos los líderes surgen de entre el público en general. Añadió que lo que necesitamos son líderes que promuevan la calidez de corazón.
También hay líderes que están más interesados en ejercer el poder, pero Su Santidad se rió y señaló que su poder era ineficaz cuando se trataba de reducir el calentamiento global y el cambio climático.
Molly Crocket observó que los líderes pueden ayudarnos a llevarnos mejor juntos. Preguntó cómo es que sabiendo que tener un sentido de unidad y conexión marca claramente la diferencia, todavía hay tantos que todavía piensan que el egoísmo es una realidad.
«Tiene que ver con los inconvenientes de nuestra educación y nuestra tendencia a pensar en términos materialistas —respondió Su Santidad—. Debemos formar a los estudiantes para que vean la calidez de corazón como algo positivo y beneficioso. Esta es la verdadera clave de la felicidad y la fuerza interior».
Joe Henrich reconoció la unidad de la humanidad, pero observó que también necesitamos conexiones locales. Preguntó cómo se puede conciliar la tensión entre las comunidades locales y las occidentales.
«Pertenecemos a diferentes naciones, hablamos diferentes lenguas y tenemos diferentes formas de pensar, pero siempre podemos reconocer que al mismo tiempo lo que nos une es que somos seres humanos —respondió Su Santidad—. Hace siglos, los tibetanos tradujeron la literatura budista al tibetano desde el pali y el sánscrito. El idioma cambió pero el contenido siguió siendo el mismo».
Molly Crocket preguntó sobre la ira que sienten las personas por la injusticia de la guerra entre Rusia y Ucrania. Admitió que la ira puede ser perturbadora, pero sugirió que a veces la ira puede traer el cambio. Su Santidad estuvo de acuerdo en que hay ocasiones en las que las palabras aparentemente duras o las acciones severas están justificadas si, en última instancia, están bien motivadas. Citó como ejemplo la expresión dura en el rostro de su tutor cuando era un niño.
Henrich señaló que el mundo se ha vuelto más interdependiente en los últimos 50 años, con lo que Su Santidad estuvo de acuerdo. Señaló que ha habido una tendencia creciente hacia un enfoque más democrático. El público goza de un mayor respeto y sus opiniones tienen más peso. Sin embargo, el público también necesita recordar que debe tener en cuenta a toda la humanidad.
«Hay una necesidad urgente —dijo— de buscar soluciones no militares, de resolver los problemas conversando. Esta es la nueva situación actual. Tenemos que vivir juntos sin dividirnos en "nosotros" y "ellos"».
El moderador invitó a John Dunne a resumir la sesión. Planteó una pregunta sobre qué podemos enseñar que promueva una cultura más global y él mismo la respondió con una estrofa del Modo de Vida de los Bodisatvas de Shantideva:
Cualquier alegría que haya en este mundo
viene de desear que los demás sean felices,
y cualquier sufrimiento que haya en este mundo
proviene de desear mi propia felicidad. 8/129
Su Santidad estuvo de acuerdo y añadió la siguiente estrofa del mismo libro:
¿Hace falta decir más?
Los infantiles se ocupan de sí mismos,
los Munis obran por el bien ajeno:
mirad la diferencia entre ellos. 8/130
Mencionó otras poderosas estrofas del Ingreso al camino Medio de Chandrakirti que afirman claramente que la práctica de la compasión y la sabiduría que comprende la vacuidad funcionan como las alas de un gran ave que se eleva hacia el estado mental iluminado.
Invitado a concluir la sesión, Richie Davidson dio las gracias a Su Santidad por las oportunidades que le había brindado la mañana.
«Le he oído decir a un gran grupo de tibetanos —continuó—, que los rituales y las oraciones no son suficientes. Tenemos que entrenar nuestras mentes. Todo ser humano tiene la capacidad y el derecho de alcanzar la felicidad. ¿Qué podemos hacer para ayudar a la persona media a entrenar su mente? En el pasado, pocas personas se cepillaban los dientes, ahora casi todo el mundo lo hace. ¿Existe alguna práctica igualmente simple y sencilla que todos podamos adoptar?».
La respuesta de Su Santidad fue breve y directa:
«Tenemos que hacer saber a las personas que la calidez de corazón es la fuente de la paz mental, de la paz interior, de la fuerza interior y de la confianza en uno mismo. Confío en sus esfuerzos para compartir esto con los demás».