Me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecerles a todos sus calurosos saludos en mi 87 cumpleaños. Aprecio profundamente sus buenos deseos y los considero un reconocimiento a lo poco que he podido aportar para desarrollar una sociedad más pacífica.
Sus palabras son un firme apoyo a mis esfuerzos por estar al servicio de los demás. Su esperanza y confianza en mí refuerzan mi determinación de contribuir al bienestar de los más de siete mil millones de seres humanos de este planeta.
Mi mensaje, basado en un simple razonamiento lógico, es que la compasión —el cuidado del bienestar de los demás— es esencial. Independientemente de las creencias de cada persona, es importante que seamos compasivos en nuestra vida cotidiana.
Durante nuestra infancia, nuestras madres nos criaron con afecto, nutriéndonos con bondad amorosa. Si vivimos nuestra vida con compasión, seremos felices y afectaremos positivamente a nuestra familia y amigos.
Si cultivamos la paz mental en nuestro interior, creo que existe una oportunidad real de que el mundo se convierta en un lugar más pacífico.
Hoy, hago un llamamiento a todos mis amigos: tanto si aceptan la religión como si no, tengan la amabilidad de practicar la compasión, es decir, siempre que sea posible, traten de ayudar a los demás, independientemente de quiénes sean.
Eso es todo lo que quería decir hoy. ¡Tashi Deleg!