Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana Su Santidad el Dalái Lama se reunió con un grupo de defensores de la paz procedentes en su mayoría de Europa. Su líder, Sofia Stril-Rever de Francia, declaró que sus corazones estaban radiantes de alegría por encontrarse de nuevo con él. Le dijo que se sentían inspirados por el ejemplo que él ha dado al servicio de la humanidad. Informó de que el grupo participó en la celebración del Día de la Conciencia, respaldado por la ONU, el 5 de abril. Esta ocasión está dedicada a establecer las libertades fundamentales y los derechos humanos para todas las personas sin distinción.
Stril-Rever preguntó a Su Santidad cómo pueden contribuir la buena conciencia y el amor a una paz duradera en el mundo y él respondió:
«Como seres humanos, todos recibimos amor de nuestra madre nada más nacer. De pequeños jugamos sin vacilar con otros niños sin importarnos de dónde son o en qué creen ellos o su familia. Este tipo de apertura es nuestra naturaleza humana básica.
»Como adultos, demasiados de nosotros vemos a otras personas en términos de “nosotros” y “ellos”, basando nuestra discriminación en diferencias políticas o religiosas secundarias entre nosotros. Si queremos contribuir a la paz entre nosotros, debemos encontrar formas de reconocer que fundamentalmente, como seres humanos, todos somos iguales. Compartimos una experiencia común. Nacemos de la misma manera y, en última instancia, todos morimos.
»Centrarnos en las diferencias de nacionalidad o fe sólo se convierte en una excusa para matarnos unos a otros. Es inconcebible. Incluso los animales conviven más pacíficamente. Si queremos que las cosas cambien, los 8.000 millones de seres humanos debemos aprender a vivir juntos en este planeta. Debemos reconocer nuestra humanidad común. Por eso, siempre que conozco a alguien nuevo, lo veo como otro ser humano como yo. Y por eso reconozco que todos pertenecemos a una misma familia humana».
Al responder a las preguntas sobre la crisis climática, Su Santidad señaló que los cambios que se están produciendo parecen estar más allá de nuestra capacidad de control. Reiteró que, como seres humanos, todos somos iguales y debemos aprender no sólo a vivir juntos, sino también a trabajar juntos por nuestro interés común.
«Mientras aún tengamos tiempo —añadió—, sería sensato cultivar una conciencia de hermandad y ayudarnos mutuamente. Tenemos que encontrar la manera de prolongar el amor humano básico que nuestra madre nos muestra al nacer y extenderlo a los demás durante el resto de nuestras vidas».
A la pregunta de cómo puede influir la religión en el futuro del mundo, Su Santidad respondió:
«La esencia de la religión es la calidez de corazón. Esto es lo que enseñan todas las religiones, sea cual sea la postura filosófica que adopten. La calidez de corazón es la esencia: cultivar esto es lo que ayudará».