Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana, el Patronato de la Fundación del Premio Ramón Magsaysay (RMAF), con sede en Manila (Filipinas), presentó ante Su Santidad el Dalái Lama una serie de siete volúmenes titulada Greatness of Spirit (Grandeza de espíritu) sobre anteriores galardonados con el premio. La publicación conmemora el 65 aniversario de la creación del premio.
Su Santidad fue uno de los primeros galardonados cuando se le concedió el premio en 1959. De hecho, fue el primer premio internacional que recibió. El Premio Ramón Magsaysay celebra lo mejor de la humanidad, encarnando la verdadera esencia de la «Grandeza de Espíritu».
Susanna B. Afan, Presidenta y Cecilia L. Lazaro, Presidenta de (RMAF) recibieron a Su Santidad en la puerta de la sala de audiencias y lo acompañaron hasta su asiento. La Sra. Afan deseó buenos días a Su Santidad y le recordó que el año pasado había acudido a Dharamsala para entregarle la medalla que no habían podido entregarle físicamente hace 65 años.
Este año la acompañaban seis galardonados con el Premio Ramón Magsaysay, el Consejo de Administración y amigos. Presentó a algunos galardonados de la India —Aruna Roy, TM Krishna, Harish Hande, Anshu Gupta— y a Conchita Carpio Morales de Filipinas, así como al Patronato pasado y presente.
La Sra. Afan pidió a Su Santidad que les dirigiera la palabra.
«Nací en el noreste del Tíbet, en una zona muy remota de Amdo —comenzó—. Luego, cuando tenía unos tres o cuatro años, llegué a Lhasa, en el Tíbet central, que es donde empecé mis estudios de filosofía budista, lógica y demás. Mis maestros eran brillantes. Cuando terminé mis estudios formales, en 1959, me presenté a los exámenes para obtener el título de gueshe.
»Cuando cambiaron las circunstancias en el Tíbet, tuve que exiliarme en la India. Aquí pude conocer a gente de muy distintas profesiones y descubrí que lo que había aprendido en el Tíbet era muy beneficioso. Junto con la filosofía budista, también estudié los puntos de vista de otras escuelas indias como los samkhyas, los vaisheshikas y demás. Aquí en la India pude reunirme con personas que defendían estos diversos puntos de vista. Además, pude conocer y conversar con científicos modernos de Occidente.
»Como parte del plan de estudios en los centros monásticos budistas de aprendizaje del Tíbet, estudiamos lógica, lo que fue muy útil a la hora de conversar con científicos y personas de otras tradiciones religiosas.
»Además de los puntos de vista no budistas, estudiamos las distintas escuelas de pensamiento budistas. Como resultado, descubrí que era partidario de la escuela de pensamiento Madhyamika Prasangika. Por consiguiente, si me enfrentara (en un debate) a alguien que siguiera la escuela de pensamiento Madhyamika Svatantrika, sería capaz de mantenerme firme. Descubrí que el uso de la lógica de la escuela Madhyamika Prasangika es la mejor manera de afrontar tales desafíos.
»Esta lógica de la escuela Madhyamika Prasangika es algo que utilizo todos los días en mi meditación sobre la vacuidad. En cuanto me despierto por la mañana, medito y mi meditación comprende principalmente dos principios: el altruismo, la mente que aspira al despertar o bodichita y la vacuidad. Siento que si Nagaryuna viviera hoy yo podría ser considerado uno de los estudiantes capaces de sentarse al lado del gran maestro en cuanto a mi comprensión de la vacuidad.
»Además de esto, considero muy valioso el antiguo principio indio de la no violencia. Puede haber diferencias de punto de vista entre las distintas escuelas de la filosofía india, pero todas tienen en común la no violencia. Estoy familiarizado con esta práctica desde que era niño. Así que, mientras observo la práctica de la no violencia en mi vida cotidiana, también la comparto con mis amigos. Les animo a incorporar la no violencia a sus propias vidas.
»Cuando miro cómo está el mundo hoy, creo que es muy importante que practiquemos la no violencia. Todo el mundo desea que haya paz en el mundo, hablamos de paz en el mundo, y si queremos conseguirla, tenemos que hacernos conscientes del valor de la no violencia»