Shewatsel, Leh, Ladakh, India. — Esta mañana se celebraron en Sindhu Ghat, el lugar consagrado al río Indo, las festividades con motivo de la actual visita de Su Santidad el Dalái Lama a Ladakh.
En su discurso de bienvenida, Tsering Angchok, honorable vicepresidente del Consejo Autónomo de Desarrollo de la Colina de Ladakh (LAHDC), rindió homenaje a Avalokiteshvara, paladín de la paz en el mundo en la persona de Su Santidad, al Ganden Tri Rinpoché, así como a los lamas, monjes e invitados presentes. En nombre de todo el pueblo de Ladakh, elevó la súplica de que Su Santidad vuelva a visitar Ladakh una y otra vez
Las festividades comenzaron con una canción interpretada por Mipham Otsal, que celebraba la entrega de Su Santidad a la no violencia, la compasión y la armonía, y lo reconocía como un pilar del budismo y de la paz en el mundo. A continuación, se presentó una breve escenificación sobre la vida de Su Santidad, en la que se ensalzaban sus visitas a Ladakh y se reiteraba el anhelo de que vuelva una y otra vez. En señal de gratitud del pueblo de Ladakh, se le ofrecieron obsequios a Su Santidad por parte del honorable consejero ejecutivo jefe Tashi Gyalson, los consejeros ejecutivos, el líder de la oposición y el comisionado adjunto. Acto seguido, se le invitó a dirigirse a la asamblea.
«Deseo darles las gracias, mis amigos, pueblo de Ladakh, por haber organizado esta celebración. Desde aquí puedo ver la colosal estatua del Buda en Stok. En lo que a mí respecta, soy un seguidor del Buda, nuestro bondadoso maestro. La esencia de su enseñanza es la no violencia: no dañar a los demás, sino ser amables y compasivos con ellos. Soy un bhikshu, un discípulo del Buda. Dondequiera que voy, hablo a la gente de la importancia de la no violencia. Como monje, practicante y seguidor del Buda, considero que la no violencia y la compasión constituyen su mensaje principal.
»Hoy en día, existe un creciente interés por las enseñanzas del Buda en muchas partes del mundo, especialmente en lo que respecta al funcionamiento de nuestra mente y de nuestras emociones. Por supuesto, hablamos de la paz mundial, pero la paz en el mundo depende de que cada persona individual tenga paz interior.
»Una vez, en un gran salón, tuve la visión del Buda ante mí. Él me hizo una seña para que me acercara. Con amabilidad me dio unas palmaditas en la cabeza, y me llené de una mezcla de alegría y tristeza. Allí mismo renové mi determinación de servir al Dharma del Buda con mi cuerpo, mi palabra y mi mente.
»La enseñanza del Buda no se basa únicamente en la fe; está fundada en la lógica y la razón. Esto es cierto en su mensaje de paz y de no dañar a los demás. Necesitamos paz en el mundo. No se trata solo de cuidar de una o dos familias, sino de velar por toda la humanidad. Por eso, hago lo posible por seguir las indicaciones del Buda, nuestro bondadoso y compasivo maestro. Considero que es mi responsabilidad difundir su mensaje de no violencia en la medida de mis posibilidades.
»La gente aquí en Ladakh ha mostrado una gran calidez hacia mí. Me han recibido con afecto. He venido con mis hábitos monásticos para hablar de la paz, no solo de la paz en el mundo, sino también de la paz en nuestra propia vida, en nuestros hogares, recordando la bondad del Buda. No tengo mucho más que añadir.
»Como os mencioné antes, tuve una visión del Buda bondadoso y compasivo, y como resultado de ello trato de servirle lo mejor que puedo.
»Si miramos el mundo actual, vemos que existe la tendencia a recurrir a la fuerza. Hemos de esforzarnos más por trabajar en la creación de un mundo sin violencia. En vuestra vida cotidiana, haced lo posible por no causar daño a los demás. Debemos trabajar por la paz. Esta también forma parte de mi práctica. Si cada uno de nosotros cultiva la paz y la no violencia allí donde esté, existe la esperanza de alcanzar la paz en el mundo. Siento que si logramos esto, no solo alcanzaremos la paz interior, sino que también crearemos una atmósfera positiva a nuestro alrededor.
»Quiero agradecer a todos los que han participado en la organización de este encuentro de hoy. Mi vida está dedicada a la práctica de la no violencia. Eso es lo que intento dar a conocer a la gente en el mundo. Existe una creciente preocupación por la paz y la no violencia en el mundo, lo cual es muy positivo. Es aquello que anhelamos y tenemos la obligación de trabajar para alcanzarlo. Mi oración es que logremos crear paz en el mundo. Y os insto a todos a hacer cuanto podáis para alcanzarla también. Una vez más, quiero daros las gracias a todos. Tashi Delek».