Shewatsel, Leh, Ladakh, India – Hoy, Su Santidad el Dalái Lama se dirigió al emplazamiento del antiguo templo Jokhang de Leh, recientemente demolido. Bajo el radiante sol de la mañana, personas de todos los ámbitos de la vida se alinearon a lo largo de la carretera para saludarlo con respeto y alegría. A su llegada al lugar, fue recibido por los presidentes de la Asociación Budista de Ladakh y de la Asociación de Gonpas de Ladakh, así como por otras distinguidas personalidades. Acto seguido, Su Santidad bendijo el terreno sobre el cual se reconstruirá el templo nuevo.
Después de que Su Santidad tomó asiento, los miembros del Comité de Reconstrucción le informaron de que el antiguo templo había sufrido grietas a causa de inundaciones y fuertes lluvias, daños que ya no podían repararse. Le mostraron los planos del nuevo templo que se construirá en su lugar. Cientos de monásticos y laicos se habían congregado para presenciar la colocación de la primera piedra y la inauguración de una placa conmemorativa, en la que se leía:
Colocación de los cimientos de la sabiduría y la compasión.
Reconstrucción del Vihara Chowkhang (Jokhang), Leh, Ladakh
Debajo de estas líneas figuraba el nombre completo de Su Santidad —Jetsun Jampal Ngawang Lobsang Tenzin Gyatso— y la fecha del día.
Su Santidad se dirigió a los asistentes con las siguientes palabras:
«Cuando supe del estado del antiguo templo Jokhang, pensé que su reconstrucción podía brindar oportunidades inesperadas. De modo similar, aunque durante varios siglos el Tíbet fue gobernado por los sucesivos Dalái Lamas, fue solo en el transcurso de mi vida que enfrentamos una devastación tan grande que nos vimos obligados a partir al exilio. Y sin embargo, también esto nos brindó oportunidades inesperadas, pues vinimos a vivir a la tierra donde se originó el budismo y donde residieron los ocho grandes maestros indios, como Arya Nagaryuna, conocidos como los “Seis Adornos y los Dos Excelentes”.
»Hoy seguimos conservando la tradición budista, validada por la lógica y el paso del tiempo, que una vez floreció en la India. La hemos preservado mediante el estudio, la meditación y su aplicación directa en nuestras vidas. No lo digo por jactancia, pero, en lo que a mí respecta, los anteriores Dalái Lamas sirvieron a las enseñanzas del Buda, y aunque yo nací en Amdo, en el noreste del Tíbet, me trasladé a Lhasa, donde pude recibir una educación budista tradicional. Tuve la fortuna de seguir el triple camino del estudio, la reflexión y la meditación bajo la guía de mis Tutores.
»Bajo la guía de mis tutores memoricé los textos fundamentales y estudié sus respectivos comentarios. Al mismo tiempo, pude combinar esos estudios con la práctica de las “Etapas del camino hacia la iluminación” (Lamrim) y del adiestramiento mental (Lojong). Me esforcé mucho por integrar el estudio con la reflexión y la meditación.
»Cuando estallaron los graves acontecimientos en el Tíbet en 1959, decidí huir de Norbulingka y abandonar Lhasa. Mientras partíamos, pensé en el Jokhang de Lhasa y en las imágenes sagradas que alberga. Cuando llegamos al paso que deja atrás el valle, me volví para contemplar la ciudad por última vez, rezando para que mi partida fuera solo temporal y para poder regresar algún día.
»Desde que dejé Lhasa, ha habido un aumento constante del interés por el budismo en todo el mundo, especialmente en Europa y América. Me he dedicado con esmero a servir a esas personas. Gracias al karma y a las plegarias que hice en el pasado, he tenido cierto éxito en contribuir al renacimiento y preservación de las enseñanzas del Buda, y continuaré sirviendo al Buddhadharma durante muchos años más. Rindo homenaje a mi precioso tutor, Thupten Lungtok Namgyal Trinley —Ling Rinpoché—, quien fue el principal responsable de mi formación en los textos filosóficos. También estoy agradecido a mi equipo de asistentes de debate, con quienes aprendí a argumentar y razonar.
»Incluso con mi pobre inglés, he podido introducir el budismo a hablantes de ese idioma. He establecido paralelismos entre la comprensión budista del funcionamiento de la mente y las emociones y los planteamientos científicos modernos en psicología y neurociencia, con resultados muy enriquecedores. En este contexto, he mantenido diálogos provechosos con numerosos científicos sobre la psicología humana.
»En resumen, nací en Dhomey (Amdo), pero crecí en el Tíbet central. Recibí la educación tradicional de mis tutores y, tras llegar a la India, seguí estudiando textos de filosofía y meditación. En otras palabras, he hecho todo lo posible por compartir mi comprensión del budismo con los demás.
»El método que empleamos para estudiar los tratados clásicos del budismo es muy valioso, porque se basa en el razonamiento lógico. Los rituales tántricos y las invocaciones a los Protectores del dharma mediante tambores y címbalos pueden ser de ayuda, pero lo que realmente tiene valor es el estudio de las escrituras. Y, en nuestro estudio, no debemos apoyar nuestro conocimiento únicamente en la autoridad de las citas escriturales; es imprescindible emplear la razón y la lógica en conjunción con el entendimiento del funcionamiento de la mente y de las emociones.
»Tras haber derribado el antiguo templo, valoro sinceramente vuestra determinación de reconstruir el Jokhang aquí. Pero la mera reconstrucción del edificio no es en sí algo extraordinario. Lo verdaderamente importante es que ofrezca a los demás las condiciones necesarias para estudiar las enseñanzas del Buda, tal como yo mismo he podido hacer desde la infancia.
»Cuando el templo esté terminado, debéis procurar que se convierta en un auténtico centro de estudio, en un lugar donde las personas puedan adentrarse en los tratados filosóficos y lógicos, lo que les permitirá participar en debates dialécticos, analizar e investigar la filosofía budista. Espero que lo hagáis, y rezo por vuestro éxito. Muchas gracias».
Desde el emplazamiento del Jokhang, Su Santidad se dirigió a Choglamsar para consagrar un centro de dharma construido por la Asociación de Gonpas de Ladakh (LGA, por sus siglas en inglés). Allí fue recibido en la puerta por el presidente de la LGA. Su Santidad entró en la sala principal del centro, que se encontraba repleta, y rindió homenaje ante las estatuas talladas en madera del Buda y Avalokiteshvara, así como ante otra de Guru Padmasambhava. A continuación, tomó asiento y el presidente de la LGA, junto con otros miembros de la comunidad, le ofrecieron un mandala del universo y representaciones del cuerpo, la palabra y la mente del Buda. Entre las oraciones recitadas se incluyó la plegaria en un solo verso por la larga vida de Su Santidad:
En la tierra pura de montañas coronadas de nieve,
tú eres la fuente de todo bienestar y felicidad.
Tenzin Gyatso, Señor Avalokiteshvara,
que vivas hasta que termine el samsara.
Antes de que Su Santidad se dirigiera a los presentes, se ofrecieron té y arroz dulce.
«He podido visitarlos hoy porque están en el camino de regreso a Shewatsel. Me alegra saludarlos a todos ustedes, mis amigos en el dharma, incluidos el abad, los maestros y los miembros de la Sangha.
»Existen muchas religiones en el mundo, y en particular, en la India hay una gran diversidad de tradiciones religiosas. Sin embargo, el budismo atrae una atención especial por parte de los científicos, especialmente los psicólogos y neurocientíficos. El budismo, tal como se ha preservado en el Tíbet, se basa en un estudio riguroso que emplea la lógica y el razonamiento. Como resultado, muchos científicos han dialogado conmigo sobre nuestra tradición lógica y epistemológica.
»Nuestra tradición budista no se centra en oraciones y rituales, sino que pone el acento en el uso de la lógica (pramana), la perfección de la sabiduría (prajnāpāramitā) y la visión del Camino Medio (Madhyamaka), entre otros aspectos fundamentales.
»En lo que a mí respecta, dejé mi tierra, mi lugar de nacimiento, siendo aún niño y me trasladé al Palacio de Potala, donde comencé a estudiar la Colección de temarios (Dudra) y la lógica (Takta) cuando tenía cinco o seis años.
»Aunque el Tíbet mantuvo contactos tanto con China como con la India desde la época del rey Songtsen Gampo, fue el rey Trisong Deutsen quien invitó al maestro indio Shantarakshita al Tíbet. Gracias a ello, nuestra tradición es auténticamente budista. Estudié los tratados clásicos, aunque no profundicé mucho en el Tesoro del conocimiento superior (Abhidharmakośa). En cambio, sí estudié el Vinaya, el Código de Disciplina Monástica, y lógica.
»En el Tíbet existía un plan de estudios establecido para el estudio del budismo, y yo lo seguí. Con el tiempo, me presenté a los exámenes para el grado de Gueshe en los grandes centros monásticos de estudio, incluidos Sera y Drepung. El examen culminaba con una prueba final durante el Gran Festival de Oraciones (Mönlam Chenmo), que se celebraba en el templo Jokhang de Lhasa ante una asamblea de monjes eruditos de las tres grandes universidades monásticas: Sera, Drepung y Ganden.
»A pesar de ostentar el título de Dalái Lama, no se me colocó simplemente en un trono alto; tuve que estudiar los tratados clásicos como cualquier otro monje. Estudiarlos a fondo y analizarlos en el marco del debate ha sido de gran ayuda en mis diálogos con científicos modernos».
«De Takdrak Rinpoché recibí numerosas iniciaciones tántricas y permisos. Sin embargo, mi principal maestro de filosofía fue Kyabjé Ling Rinpoché. Estudiaba con él por las mañanas y por las tardes, y me explicaba la filosofía con gran detalle. Él me abrió los ojos a la riqueza de nuestra tradición budista. Más adelante, cuando comencé a encontrarme con científicos, pude comparar sus explicaciones con lo que dicen nuestros textos, y aprendí mucho de ellos.
»He animado no solo a los monjes y a las monjas, sino también a las personas laicas, a estudiar filosofía y a aprender a debatir. Hoy en día, en muchos conventos de Dharamsala, Mundgod y aquí en Ladakh se estudia filosofía y se practica el debate. Estudiar y debatir implica que no damos por sentada la enseñanza.
»Cuando era joven, tenía siete asistentes de debate (tsenzhab), uno de cada uno de los siete grandes monasterios. Practicaba con ellos el arte del debate. Cuando me presenté al examen final, sentí que había dado sentido a mi vida. No me limité a presidir ceremonias en calidad de Dalái Lama: estudié filosofía. Sin importar a qué escuela pertenezcan, es importante que todos nuestros monjes y monjas estudien los textos clásicos.
»Hoy vemos a monjas debatir durante el Gran Festival de Oraciones (Mönlam Chenmo), lo cual es un desarrollo muy reciente. Lo esencial es que preservar el dharma requiere estudiarlo y practicar la meditación. Por eso he animado también a las monjas y a los laicos a estudiar.
»Además de estudiar el dharma, les animo a aprender inglés, para que puedan explicar las enseñanzas del Buda a personas de muy diversos orígenes. Los monásticos no solo deben estudiar, sino también ser capaces de compartir su comprensión con los demás.
»Eso es todo lo que tengo que decir hoy. Muchas gracias».
Acto seguido, Su Santidad recorrió la corta distancia de regreso a Shewatsel, donde se aloja.