Monasterio de Tashi Lhunpo, Bylakuppe, Karnataka, India – Hoy, Su Santidad el Dalái Lama tenía previsto otorgar una iniciación de larga vida basada en la Tara Blanca, la Rueda que Concede los Deseos, titulada Un torrente de néctar de inmortalidad, en el patio de debate del Monasterio de Tashi Lhunpo. El ritual fue compuesto por Takdak Rimpoche, Ngawang Sungrab Thutop, quien fue regente y tutor de Su Santidad.
Los monjes y monjas llenaban el templo, mientras que más monjes, monjas y laicos se sentaban en el patio de debate bajo un enorme toldo. Se estima que unas 25.000 personas se reunieron para recibir la iniciación, con muchos tibetanos provenientes de otros asentamientos en Karnataka. Su Santidad descendió del templo en un carrito de golf y caminó hasta el trono. Una vez sentado, se recitó la plegaria de los Tres Continuos, se distribuyeron té, pan y arroz dulce ceremonial, y se recitaron versos para ofrecerlos y bendecirlos.
Su Santidad se dirigió a la asamblea:
«Hoy nos enfrentamos a todo tipo de dificultades y esta visita a Bylakuppe está llegando a su fin, así que pensé que sería auspicioso otorgar una iniciación de larga vida. Eso es lo que voy a hacer. En cuanto a mi propia longevidad, he tenido indicaciones en mis sueños de que podría vivir hasta los 110 años, pero, por ahora, esta iniciación será una conclusión auspiciosa.
»Esta iniciación está relacionada con Tara Blanca, con quien tenemos fuertes conexiones kármicas. Un gran número de personas se ha reunido aquí con la intención de practicar el dharma, no simplemente para mejorar su reputación o fama. Por lo tanto, otorgaré esta iniciación de Tara Blanca como una conclusión auspiciosa de esta visita.
»En los últimos días, hemos desarrollado una práctica espiritual poderosa, de tal manera que, si el Buda nos estuviera observando, estaría complacido. Esto es algo muy evidente.
»No hace mucho, cuando participé en una reunión en el Templo Tailandés en Bodhgaya, tuve una visión clara del Buda frente a mí. Me hizo un gesto para que me acercara, y así lo hice con gran respeto. Sentí que me miraba con gran bondad. Me alegró profundamente que me mostrara una compasión tan extraordinaria y que pareciera estar complacido conmigo».
«El dharma del Buda se ha difundido por todo el mundo, ha llegado a lugares que históricamente no tenían ninguna conexión previa con el budismo. Siento que he contribuido en cierta medida a ello.
»En la primera parte de mi vida, tuve la oportunidad de estudiar con mis tutores y, como resultado, he podido darle sentido a mi existencia. Nací en Do-me, Amdo, y cuando era niño, mi madre y mis abuelas fueron muy bondadosas conmigo. Mi familia despertó en mí el interés por la práctica espiritual. Cuando tenía unos tres o cuatro años, visité el Monasterio de Kumbum, donde aprendí a recitar el mantra Om ara patsa nadhi siguiendo el ejemplo de los jóvenes monjes que veía allí. Desde entonces, he podido sembrar en mi mente cierta predisposición para la práctica del dharma.
»Las letras A, Ka y Ma, que aparecieron en la superficie del lago Lhamo Latso, fueron algunos de los factores que llevaron a que se me situara en el trono de los Dalái Lamas. Así que, no por algo que yo haya hecho, sino debido a fuertes lazos kármicos y oraciones del pasado, asumí esta responsabilidad. En consecuencia, los habitantes del Tíbet Central me han expresado su admiración, al igual que aquellos de las regiones de Amdo y Dho-tö.
»La mejor etapa de mi vida comenzó cuando conocí a los dos tutores con quienes estudié filosofía y práctica budista, así como lógica y debate. Con su guía, memoricé el Ornamento de la realización clara (Abhisamayalankara) de Maitreya y el Ingreso en el Camino Medio (Madhyamakavatara) de Chandrakirti. Luego, recibí de ellos explicaciones concisas de estos textos, punto por punto. Por ello, siento que mi vida humana ha sido valiosa.
»Cuando ocurrió el levantamiento en Lhasa, hice oraciones ante la estatua de Mahakala en Norbulingka. También realicé una adivinación con bolitas de masa ante el thangka de Palden Lhamo, que llevo conmigo a donde quiera que vaya, para esclarecer qué debía hacer. Según las indicaciones que recibí, abandoné Norbulingka bajo la oscuridad de la noche y escapé. El resultado positivo ha sido que logré llegar a este país libre y conocer a muchas personas con quienes, de otro modo, no habría tenido contacto. Además, en lugares donde el nombre “Dalái Lama” era antes desconocido, ahora es reconocido y apreciado. Por ello, siento que esta preciosa vida humana ha sido valiosa.
»Seguiré comprometido con la práctica del dharma, manteniendo una moral pura y persiguiendo la práctica del tantra. Además, medito. Cada mañana, al despertar, medito en la mente del despertar, la bodichita, y en la visión de la vacuidad. Lo he hecho cada día, intentando vivir la vida de un practicante espiritual. También he hecho muchos amigos entre aquellos que no necesariamente estaban interesados en el budismo».
«Pasé mis primeros años en el Tíbet y luego me exilié a la India, donde he residido la mayor parte de mi vida. Como mencioné antes, las indicaciones en mis sueños sugieren que viviré hasta los 110 años, aproximadamente». Un aplauso recorrió la audiencia.
«Provengo de Siling, donde la gente suele considerarse bastante adusta y circunspecta. Siento que no he caído en ese error porque me he dedicado profundamente a las enseñanzas del Buda.
»Hoy otorgaré una iniciación de larga vida. Antes de ello, debo realizar ciertas prácticas preparatorias. Mientras lo hago, reciten juntos el mantra de Tara».
Al retomar su discurso, Su Santidad aconsejó:
«Habiendo obtenido esta preciosa vida humana, debemos darle un propósito significativo. Para ello, necesitamos la enseñanza completa del Buda y la capacidad de cultivar los tres entrenamientos: ética, concentración y sabiduría. Si queremos hacerlo bien, necesitamos una vida larga, y podemos prolongarla confiando en una deidad como arya Tara, quien hizo el voto de cuidar a quienes siguen la compasiva Tradición de Kadam.
»Los cuatro tantras deben practicarse en el contexto de la bodichita, por lo que, en primer lugar, debéis tomar el voto del bodisatva. Sin una motivación basada en la bodichita, la práctica tántrica podría desviarse. Cualquiera que sea la práctica tántrica que realicéis, debe fundamentarse en la bodichita, el anhelo altruista de beneficiar a los demás. Este es el enfoque que sigo. Desde el momento en que me despierto, genero bodichita. Incluso al final del día, nunca la pierdo de vista. Me duermo con plena consciencia de la bodichita. Pensad que cualquier práctica que emprendáis ha de ser para el beneficio de todos los seres sensibles. De este modo, vivís vuestra vida al servicio de los demás».
Su Santidad guió a la asamblea en la recitación de los versos para generar bodichita y tomar los votos del bodisatva. Luego, procedió a describir las diferentes etapas de la iniciación. Pidió a los discípulos que imaginaran que se disolvían en la vacuidad. A partir de esa disolución, visualizaron su propio surgimiento en la forma de Tara Blanca.
«Como ya mencioné, cada mañana, al despertar, medito en la bodichita y en la visión de la vacuidad. En mi vida cotidiana, intento orientar mi mente hacia estas dos prácticas, también conocidas como método y sabiduría. Al impregnar mi mente con ellas día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año, me voy familiarizando con la bodichita y la vacuidad. No se trata solo de recitar versos y plegarias, sino de hacer de estos principios el núcleo mismo de la práctica. De este modo, podemos dar un propósito significativo a nuestra vida».
Al concluir la iniciación, Su Santidad animó a los discípulos a sentirse regocijados y les recomendó que, a partir de ahora, consideraran a la Tara Blanca, la Rueda que Concede los Deseos, como su deidad tutelar.
La congregación ofreció un mándala de agradecimiento, y el encuentro llegó a su fin con la recitación de la Plegaria de las Palabras de la Verdad y una serie de oraciones de dedicación. Sonriendo y saludando a los asistentes mientras cruzaba el patio de debate en un carrito de golf y subía hasta la veranda del templo, Su Santidad regresó a sus habitaciones.