Colegio tántrico de Gyume, Hunsur, Karnataka, India – Hoy, Su Santidad el Dalái Lama partió del monasterio de Tashi Lhunpo. A lo largo del camino, tibetanos, tanto monásticos como laicos, se alinearon para despedirlo. Posteriormente, recorrió más de 50 kilómetros desde Bylakuppe hasta Hunsur, aún dentro de Karnataka, donde se encuentra el colegio tántrico de Gyume.
En Hunsur, la carretera estaba bordeada de tibetanos sonrientes, ansiosos por saludar a Su Santidad. A su llegada, fue recibido por el Ganden Trisur Rinpoché, el Shartse Chöje, el abad y el viceabad de Gyume, así como el representante del asentamiento de Hunsur. El antiguo Ganden Tri Rinpoché encabezó la comitiva hacia el salón de asambleas de Gyume.
Una vez que Su Santidad tomó asiento, el abad del monasterio de Gyume, Gueshe Ngawang Sangye, realizó postraciones y presentó una ofrenda de mandala junto con representaciones del cuerpo, el habla y la mente iluminados. Asimismo, el diputado de Hunsur, Harish Gowd, rindió sus respetos.
Mientras Su Santidad recorría el salón de asambleas, cuyo suelo estaba cubierto de pétalos de flores, los monjes entonaban alabanzas a Jetsun Sherab Sengue, fundador de su monasterio. Luego continuaron con una alabanza a Mahakala de seis brazos, compuesta por el mahasiddha Shawaripa, seguida de una alabanza a Dharmaracha de Yé Tsongkhapa.
Se sirvieron té y arroz dulce, y los versos de ofrenda y bendición invocaban a Yowoye Atisha, Dromtönpa y Tsongkhapa.
Su Santidad se dirigió a la asamblea:
«Aunque el viaje hasta aquí ha sido bastante largo, no me siento cansado.
»Dondequiera que los tibetanos se han asentado, parece que les complace verme. Me resulta fácil entablar amistad con las personas, y ellas me consideran con respeto como aquel que lleva el nombre de Dalái Lama. Nací en Do-me, Amdo y más tarde me trasladé al Tíbet Central, donde tuve la oportunidad de estudiar filosofía budista, lógica y otras disciplinas con mis tutores. Mis asistentes de debate también fueron muy amables conmigo y, gracias a su ayuda, pude aprovechar bien mi capacidad intelectual.
»En el Tíbet visité los grandes monasterios de Sera, Ganden y Drepung para presentar mis exámenes. Finalmente, tuve la fortuna de rendir el examen para obtener el grado de Gueshe Lharampa en el Jokhang de Lhasa. Cuando me encontraba entre la congregación de eruditos en los monasterios de Sera, Ganden y Drepung, quizás daba la impresión de estar seguro de mí mismo, pero en realidad, mi corazón latía aceleradamente por los nervios. Sin embargo, también sentía alegría. Los debates en los que participé y los exámenes que realicé en los Tres Grandes Centros de Aprendizaje transcurrieron de manera muy satisfactoria.
»Así, esta persona llamada Lhamo Dhondup, que recorrió un largo camino desde Amdo y lleva el nombre de Dalái Lama, ha podido servir bien a las enseñanzas y a los seres. No solo los tibetanos, sino también quienes no son tradicionalmente budistas, muestran aprecio hacia mí y se alegran al escuchar mis palabras. Siento que esto ha dado sentido a mi vida».
«Todavía espero vivir otros diez o quince años y seguiré sirviendo al buddadharma y a la causa del Tíbet. Esta es la contribución que continuaré ofreciendo.
»A pesar de vivir en el exilio, hemos trabajado con empeño, y debido a mi interés por la ciencia, muchas personas sin una fe religiosa en particular, incluidos científicos, se han convertido en mis amigos. Siento que he podido servir al dharma, especialmente a la tradición del gran maestro Tsongkhapa, que abarca tanto el sutra como el tantra, a través de mis conversaciones con ellos. También he practicado la meditación basándome en sus enseñanzas. Como resultado, he podido mantener la visión correcta y compartirla con otros, explicándoles cómo transformar sus mentes. De hecho, he tenido la oportunidad de entablar diálogos con personas de todos los ámbitos de la vida.
»Después del fallecimiento del XIII Dalái Lama, fui reconocido como su reencarnación, por lo que llevo el título de Dalái Lama, y hasta ahora he hecho todo lo posible por servir al dharma y a los seres. Como mencioné antes, he tenido indicios en mis sueños de que podría vivir hasta los ciento diez años o más, y siento que podré seguir sirviendo al dharma y a la causa del Tíbet.
»Me alegra haber podido llegar aquí hoy y que todos ustedes hayan podido presentar sus respetos. Si todavía estuviéramos en el Tíbet, yo estaría sentado en un alto trono, sin posibilidad de interactuar con el público en general. Todo sería formal. Sin embargo, venir al exilio ha sido algo refrescante, porque me ha permitido encontrarme y relacionarme con personas de todo tipo. Quiero ayudar a los demás tratando con ellos directamente, y eso es lo que he estado haciendo desde que llegué al exilio. Hablar con las personas, hacerles saber lo que pienso, en lugar de mantenerme distante, está en consonancia con mi naturaleza».
«En el colegio tántrico de Gyume, los monjes son conocidos por recitar con la voz de Yamantaka. Su confianza en mí ha sido la base de un vínculo espiritual fuerte e inmutable entre nosotros, por lo cual les agradezco. Como tibetanos, puede haber diferencias entre nosotros según nuestra procedencia o nuestros maestros, pero compartimos una misma manera de pensar. Hemos mantenido viva la enseñanza que el Buda impartió hace más de dos mil quinientos años.
»El buddadharma llegó al Tíbet durante los reinados de los reyes del dharma, y desde entonces hemos preservado íntegramente las enseñanzas del Buda, y tenemos el firme propósito de continuar haciéndolo.
»Soy alguien que lleva el título de Dalái Lama, y la responsabilidad de los Dalái Lamas es preservar la enseñanza del Buda. La expansión del buddadharma durante mi tiempo parece haber sido mucho mayor que bajo los Dalái Lamas anteriores. He procurado difundir el mensaje sobre la importancia de mantener un buen corazón y ser una buena persona, más allá de simplemente ser religioso. Este mensaje ha sido ampliamente reconocido y valorado.
»Ustedes, monjes del colegio tántrico, han servido muy bien a los Dalái Lamas, y eso es todo lo que quería decir hoy. Gracias».
Su Santidad se retiró entonces a las habitaciones preparadas para su estancia. Mañana, los monjes del colegio tántrico de Gyume ofrecerán oraciones por su larga vida.