Con ocasión de mi nonagésimo cumpleaños, tengo entendido que en muchos lugares —incluidas diversas comunidades tibetanas— amigos y personas bienintencionadas se están reuniendo para celebrarlo. Valoro especialmente que muchos estén aprovechando esta fecha para promover iniciativas que subrayan la importancia de la compasión, la calidez del corazón y el altruismo.
Soy tan solo un sencillo monje budista y, por lo general, no participo en celebraciones de cumpleaños. Sin embargo, dado que estáis organizando eventos en torno a esta ocasión, deseo compartir algunas reflexiones.
Si bien es importante trabajar por el desarrollo material, es aún más esencial cultivar la paz interior mediante un buen corazón y una actitud compasiva, no solo hacia los seres queridos, sino hacia todos. De este modo, contribuiréis a construir un mundo mejor.
En lo que a mí respecta, seguiré concentrado en los compromisos que me he trazado: promover los valores humanos fundamentales, la armonía entre religiones, el aprecio por la antigua sabiduría india —que explica el funcionamiento de la mente y las emociones—, así como la cultura y el legado tibetanos, que tienen tanto que aportar al mundo por su énfasis en la paz interior y la compasión.
Encuentro determinación y valentía en mi vida cotidiana gracias a las enseñanzas del Buda y de maestros indios como Shāntideva, cuya aspiración procuro mantener viva:
Mientras el espacio perdure,
y los seres permanezcan
que pueda yo también permanecer
para disipar los sufrimientos del mundo.
Gracias por utilizar la oportunidad de mi cumpleaños para cultivar la paz interior y la compasión.
Tashi Deleg y oraciones,
El Dalái Lama
5 de julio de 2025