Zanskar, Ladakh, India – Bajo un sol radiante y un cielo despejado, Su Santidad el Dalái Lama partió esta mañana del palacio de Karsha (Karsha Phodrang) en dirección al Duzin Phodrang, nombre con el que se conoce el recinto donde confirió la Iniciación del Kalachakra en julio de 1988. Fue despedido en la puerta por tambores ceremoniales, y a lo largo del camino lo esperaban grupos de personas que lo recibieron con bufandas de seda, flores e incluso platos de albaricoques frescos en las manos. Muchos de ellos se inclinaron con reverencia al paso de Su Santidad.
Monjes tocando trompas, tambores y platillos dieron la bienvenida a Su Santidad cuando su vehículo entró en el recinto del Kalachakra. En primer lugar, se dirigió al lugar donde se construirá el futuro Mönlam Chörten de Zanskar, donde observó una maqueta que mostraba una estupa hemisférica de estilo indio. Un cartel explicativo detallaba que el edificio contará con biblioteca, museo y galería, oficinas administrativas, auditorio, centro de artesanía, entre otros espacios. Su Santidad develó una placa de bronce que describía el proyecto y colocó la primera piedra con una llana de albañil. De pie bajo la sombra de una sombrilla dorada, recitó palabras de bendición y lanzó granos al aire, orando por el éxito de la obra.
A continuación, se dirigió en coche al templo de Kalachakra. Mientras tanto, dos grupos se encontraban enfrascados en un animado debate: por un lado, un grupo de escolares, y por el otro, un grupo de mujeres de Zanskar ataviadas con sus trajes tradicionales.
Su Santidad tomó asiento frente al trono. A su derecha se encontraban el Sharpa Chöjé Rinpoché, Thamthog Rinpoché, abad del Monasterio de Namgyal, el abad del Monasterio de Ganden Jangtse y el jóven reconocido como la reencarnación de Lhagyal Rinpoché.
Dieron entonces comienzo las oraciones por la larga vida de Su Santidad, ofrecidas por el pueblo de Zanskar y organizadas por la Asociación Budista de Zanskar, la Asociación de Monasterios de Zanskar y los organizadores del Gran Debate de Verano. El ritual se inició con versos de toma de refugio en las Tres Joyas, seguidos de súplicas a los seres Iluminados para que concedieran larga vida al maestro. Se ofreció un mandala. El maestro de cantos dio inicio a la Invocación a los Dieciséis Arhats, que constituyó la base del ritual de ese día. Esta incluía el estribillo: «Otorgad vuestra bendición para que la vida de nuestro maestro se mantenga firme».
Los Dieciséis Arhats, o Ancianos, fueron seres que hicieron el compromiso de proteger las enseñanzas del Buda. El primero en ser invocado fue Angala, de quien se dice que reside en el monte Kailash.
Mientras se recitaban los versos: «Para que nuestro maestro viva mucho tiempo y pueda seguir enseñando, hacemos esta ofrenda», Su Santidad recibió un elaborado mandala, obsequios tradicionales como hábitos monásticos, el bastón de un monje, frutas y otros presentes, así como los ocho símbolos auspiciosos, los siete emblemas de la realeza y las ocho sustancias auspiciosas.
Dignatarios locales y benefactores se acercaron a presentar sus respetos a Su Santidad y a recibir su bendición. Una procesión de habitantes del lugar, portando diversas ofrendas, desfiló frente al templo y alrededor de él. El último en la fila fue un anciano que sostenía en alto la bandera tibetana.
Las súplicas continuaron:
«Gran timonel de la paz en el mundo, que vivas cien eones.
Tú, emanación de Avalokiteshvara, encarnación de la gran compasión,
por favor, permanece mucho tiempo para el beneficio
de todos los seres en los seis reinos de existencia.
Lámpara de la paz en el mundo, que vivas mucho tiempo.
Los devotos te rezan desde lo más profundo de sus corazones:
que la vida de nuestro maestro se mantenga firme,
y que las enseñanzas florezcan y se difundan».
Los Dieciséis Arhats y los Cuatro Protectores de las Direcciones fueron invocados una vez más. Además de Angala, se mencionaron: Pindolabharadvaja, Kanakavatsa, Kanaka, Subinda, Bakula, Bhadra, Kalika, Vajraputra, Shvapaka, Panthaka, Rahula, Nagasena, Vanavaasi, Ajita y Culapanthaka.
Se elevaron súplicas al anciano Ajita, quien reside en el bosque de cristal, frente a la Montaña del Sabio, rodeado de cien arhats. A él se le imploró: «Que la vida de nuestro maestro se mantenga firme y que las enseñanzas florezcan y se difundan». También se invocó a los ancianos Kalika y Vanavaasi con estas palabras: «Otorgad vuestra bendición para que nuestro maestro viva mucho tiempo y para que las enseñanzas florezcan y se difundan. Que reine la auspiciosidad de los grandes Ancianos».
Se recitaron oraciones de dedicación, seguidas por la Oración de las Palabras de Verdad.
A continuación, Su Santidad se dirigió a la asamblea:
«Hoy, en esta tierra auspiciosa, me habéis ofrecido una extensa ceremonia de larga vida. Viviré mucho tiempo para el beneficio de los seres y de las enseñanzas del Buda.
»Hasta ahora, tanto en el Tíbet como en China, Mongolia, las regiones transhimalayas y muchos otros lugares que he visitado, la gente se ha dirigido a mí como el Victorioso Tenzin Gyatso, el Dalái Lama, con fe firme y devoción inquebrantable. Muchas de estas personas han rezado por mi larga vida.
»En esta vida he nacido como tibetano. Crecí en el Tíbet. Aunque no he podido hacer todo lo que hubiera querido, en esta región transhimalaya todos —hombres y mujeres, monásticos y laicos, jóvenes y mayores— han depositado en mí su confianza desde lo más profundo de sus corazones. También han orado por el florecimiento de las enseñanzas del Buda.
»Aquí, hoy habéis llevado a cabo un ritual por mi larga vida. Las gentes de las regiones transhimalayas, que habitan en las fronteras del Tíbet, tenéis una fe inquebrantable en mí. Pero no solo aquí: también en Occidente, donde la población no es tradicionalmente budista, hay personas que han desarrollado fe en las enseñanzas del Buda basándose en una comprensión sólida de lo que él enseñó. Muchos de estos intelectuales progresistas me admiran a mí, el Dalái Lama. Esto es algo especial; no es común.
»En la tradición tibetana, los lamas se sientan en un alto trono y las personas les rinden homenaje. Sin embargo, en Occidente las personas tienen una mentalidad científica. Su admiración no se basa únicamente en la fe, sino en la comprensión de las enseñanzas del Buda. No dicen: “Éste es mi lama, esto es lo que dice” y lo siguen solo por devoción.
»Por mi parte, he procurado actuar con sinceridad, trabajando por el beneficio de las enseñanzas del Buda en general, de nuestras diversas tradiciones espirituales y de los seres sensibles. Como consecuencia, hay personas que aprecian sinceramente lo que digo y tienen fe en ello.
»Así que, en este lugar tan auspicioso, se han reunido muchos fieles devotos y han elevado oraciones para que yo viva mucho tiempo. Que, como fruto de vuestra sincera devoción, esta plegaria por mi larga vida se vea cumplida.
»Vosotros, el pueblo de Zanskar, y yo mantenemos desde hace años un fuerte vínculo. Ostento el título de Dalái Lama, pero desde niño he estudiado lógica y razonamiento, epistemología (pramāṇa), así como la Perfección de la Sabiduría, el Madhyamaka y otras disciplinas. Finalmente, obtuve el grado de gueshe lharampa en Lhasa durante el Gran Festival de Oraciones (Mönlam Chenmo). Desde entonces, he trabajado con todo el corazón al servicio de las enseñanzas del Buda y de los seres sensibles».
«Cuando visité China en 1954, llegué a tener cierta cercanía con Mao Zedong. En una ocasión, me dijo que la religión era veneno, y en mi interior sentí que era una afirmación bastante insensata. Dentro del ámbito religioso, la tradición budista que seguimos —una combinación de sutra y tantra— adopta un enfoque cercano al método científico. Por eso los científicos acuden a mí, y mantenemos diálogos sobre la mente y las emociones. El budismo posee un componente intelectual que puede demostrarse mediante el razonamiento y la lógica.
»Desde niño he estudiado dentro de esta tradición, y cuando recuerdo las cualidades de cuerpo, palabra y mente de mis maestros, me embarga un profundo sentimiento de gratitud hacia ellos.
»Esta tradición budista que sostenemos está fundamentada en la razón. Hoy se han reunido aquí numerosos devotos que, con fe y compromiso unificados, han orado por mi larga vida. Por mi parte, siento que viviré aún muchos años más. Existen profecías que señalan la duración de mi vida, así como señales que he percibido en sueños.
»Hasta ahora, he hecho cuanto he podido para servir al Buddadharma y a los seres. También he trabajado por la paz y la no violencia en el mundo. Esta ha sido mi práctica principal, sostenida con determinación, por el bien de la humanidad. Y parece que incluso los espíritus y deidades locales aprecian la labor que he realizado.
»Habéis elevado oraciones desde lo más profundo de vuestros corazones para que yo viva varias décadas más. Considero que he hecho una contribución significativa tanto a las enseñanzas del Buda como al mundo en general. He compartido las enseñanzas del Buda con científicos modernos desde una perspectiva científica propia, y ellos valoran lo que he podido transmitirles.
»El Buda ha sido muy bondadoso con nosotros. Sus enseñanzas han sido explicadas por maestros como Nagaryuna, Asanga y muchos otros, así como por los insuperables maestros de las distintas tradiciones que hemos tenido en el Tíbet. Oramos para que estas enseñanzas completas del Buda —que comprenden tanto la tradición del sutra como la del tantra— perduren durante largo tiempo, de modo que puedan ser de beneficio para los seres de este mundo. Gracias a todos».
Su Santidad se dirigió a pie al Palacio del Pueblo de Padum (Padum Mimang Phodrang), donde almorzó. Después regresó en coche al palacio de Karsha (Karsha Phodrang).