Thekchen Chöling, Dharamsala, India - La presidenta del Instituto Mind & Life, Susan Bauer-Wu, dio la bienvenida a Su Santidad el Dalái Lama al segundo día de conversaciones sobre Mente y Vida esta mañana, diciéndole: «Estamos encantados de estar de vuelta. Vamos a explorar la compasión, la interconexión y la transformación, esta vez con Pumla Gobodo-Madikizela de Sudáfrica».
«África es un gran continente —comentó Su Santidad—, antes fue explotado por los europeos, pero es un continente con un gran potencial y estoy muy contento de que tengamos a una africana aquí con nosotros hoy».
El moderador Aron Stern presentó a Pumla Gobodo-Madikizela como científica social y psicóloga clínica, amiga del Arzobispo Tutu y miembro de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Sudáfrica. Fue su trabajo allí el que proporcionó la base para su libro "Un ser humano murió esa noche: una historia sudafricana de perdón".
«Gracias por permitirnos estar aquí y por tomarse el tiempo para estar con nosotros —comenzó—. Traigo saludos del Obispo Tutu. Estuve con él y su esposa el lunes pasado y estaban encantados de saber que iba a venir aquí. Les estoy agradecida a usted y a él por la forma en que han vivido sus vidas con compasión: han sido una luz guía para mí.
«Me han pedido que hable sobre 'ubuntu' y perdón en relación con la Comisión de la Verdad y Reconciliación. En el contexto de 'ubuntu' la noción de individuo unitario se basa en una premisa falsa. En cambio, la subjetividad humana está interconectada, está inextricablemente ligada a los demás. Una persona es un ser humano, se convierte en un ser humano a través de otras personas. La riqueza de nuestra subjetividad como seres humanos está siempre en relación con los demás.
»Nelson Mandela quería que 'ubuntu' formara parte de la constitución post-apartheid, para indicar un movimiento desde la separación hasta la interconexión. En el trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, esto significaba dejar de lado la noción de venganza en relación con las personas que habían cometido delitos.
»Me gustaría hablarles de un grupo de mujeres cuyos hijos fueron asesinados por la policía del apartheid. La policía había inducido a un joven negro a que atrajera a los niños a un lugar donde los mataban. La Comisión de la Verdad y Reconciliación ofreció la oportunidad de compartir su experiencia. El joven les pidió perdón, pero las madres estaban enojadas. ‘¿Cómo pudiste traicionar a tu propia gente de esa manera?’, le interpelaron.
»En su respuesta, el joven utilizó una expresión que evocaba el sentido de responsabilidad parental de las madres. Una de ellas cedió diciendo: ‘Hijo mío, tienes la edad que tendrían mis hijos’, y su actitud hacia él cambió. Ellas también pudieron verlo como un hijo. Este fue un ejemplo de cómo, incluso cuando te sientes herido, todavía puedes encontrar en ti la forma de relacionarte con quien te hizo daño.
»En mi trabajo he tratado de entender el perdón y más allá del perdón, la reparación. Con la conciencia de hacer el bien, podemos relacionarnos con calidez de corazón».
»Es cierto que las palabras adecuadas en el momento adecuado pueden ser muy poderosas —interrumpió Su Santidad—. En la tradición del bodisatva hablamos de todos los seres sensibles como nuestras madres. Curiosamente, hablar de todos los `padres seres sensibles' no suena igual, lo que demuestra lo importante que es realmente el cuidado y el afecto de la madre».
«Me ha recordado usted otro aspecto de la forma en que las madres de las que hablaba se relacionaban con el joven —agregó Gobodo-Madikizela—. Hablaron de cómo el momento de la transformación evocaba un sentido de cómo debía sentirse su madre, y esta conexión madre a madre les permitió abrirse. También he entendido que hay vínculos físicos. Entramos al mundo en este cuerpo y nos relacionamos con el mundo a través de nuestros cuerpos. El contacto físico con nuestra madre tiene un poderoso impacto en nuestra experiencia».
Aaron Stern invitó a Gobodo-Madikizela a decir más sobre la responsabilidad y la rendición de cuentas que implica el «ubuntu». «Sí —contestó ella, esto es importante. Somos responsables y debemos rendir cuentas a los demás. No necesitamos pensar en los demás como monstruos. Somos responsables y tenemos la responsabilidad de invitarlos a volver a la humanidad, a despojarlos de la sensación de que han sido deshumanizados».
Su Santidad quería saber si el uso de «ubuntu» se limitaba a Sudáfrica. Gobodo-Madikizela le dijo que era de uso común en todo el continente africano. Hay un término similar en Ruanda. La clave es reconocer que otras personas son también seres humanos. Es una palabra ignorada cuando la política del odio prevalece. Implica un esfuerzo para reconectarse con la comunidad.
Su Santidad observó que los 7.000 millones de seres humanos que viven hoy en día son física, mental y emocionalmente iguales. En el pasado, las personas sólo se relacionaban con sus comunidades locales, pero en el siglo XXI la tecnología, la economía moderna y la amenaza del cambio climático han reducido la importancia de las fronteras nacionales. Hoy en día, los 7.000 millones de seres humanos forman parte de «nosotros». Centrarnos sólo en nuestros propios intereses nos lleva a la miseria, dijo, cultivar la preocupación por los demás nos hace felices a todos.
«Las diferencias de religión, nacionalidad o color son secundarias. Tales distinciones son irrelevantes cuando nacemos. Nuestras madres nos cuidan de la misma manera y al final todos morimos de la misma manera. Todos queremos la felicidad y buscamos evitar el sufrimiento. Somos iguales en tener derecho a una vida pacífica y feliz.
»La tradición india de no violencia es relevante para esto. A través de la educación podemos cambiar nuestra manera de pensar. Podemos sacudir la estrechez de miras y abrir los ojos. La religión debe ser capaz de ayudar, ya que su mensaje común es el amor, el perdón, la tolerancia y la autodisciplina. Pero cuando se mata en nombre de la religión, la religión no sólo parece ser irrelevante, sino también peligrosa.
»La evidencia científica es importante y efectiva. Este tipo de reunión puede ayudar. Tenemos un objetivo común: crear un mundo más feliz. Lo que me da esperanza es que si profundizamos en cómo funcionan nuestras emociones, nos damos cuenta de que el apego y el odio dependen de una concepción errónea de la realidad. Podemos evaluarlos, sopesando sus ventajas y desventajas. Necesitamos usar nuestra inteligencia para regular esas emociones».
La discusión en grupo comenzó con la consideración de las condiciones para la transformación humana. Pumla Gobodo-Madikizela sugirió que en los momentos de transformación, la sabiduría nos invita a cambiar por amor a nuestros seres queridos. Restauramos las relaciones por un sentido de comunidad. Richie Davidson preguntó cómo se pueden convertir tales epifanías en algo más duradero.
«El factor básico es la habituación y la familiaridad —respondió Su Santidad—. Hay un enfoque indio para adquirir conocimiento que comienza con la comprensión basada en rumores, en lo que se oye o se lee. Sin embargo, a través de la reflexión y la realización de un análisis propio, surge la convicción. Un proceso de familiarización posterior con esa convicción induce a una experiencia genuina».
Gobodo-Madikizela reconoció esto en lo que ella llama reparación. Dijo que había observado en Ruanda que la gente había reflexionado sobre los beneficios de relacionarse con antiguos enemigos. Aunque los vecinos habían matado a sus seres queridos, la gente llegó a la conclusión de que era más útil pensar que el mañana podía ser mejor que el pasado.
Su Santidad observó que una vez que usted reconoce que alguien que puede ser considerado como un enemigo es también un ser humano, el cambio puede ocurrir. Repitió que las antiguas nociones indias de no violencia y compasión, «ahimsa» y «karuna», tienen una contribución que hacer a esta forma de pensar. Gobodo-Madikizela se refirió a la importancia de ser testigo de lo que es posible a través del ejemplo de la transformación de otros.
A Samdhong Rinpoché se le preguntó qué pensaba. «Me acuerdo de algo que le pasó a Mahatma Gandhi. Asistía a la Segunda Mesa Redonda en Londres y un sacerdote cristiano le leyó un versículo de la Biblia que decía que debemos amar a nuestros enemigos como a nuestros vecinos. Gandhi se quedó callado y el sacerdote repitió lo que había dicho. Presionado para responder, el Mahatma le dijo: ‘La dificultad para mí es que no tengo enemigos’. La gran compasión no se trata de preocuparse por un grupo u otro, sino de extender la compasión a todos los seres».
Su Santidad señaló que la preocupación por nuestro propio bienestar es la base para llegar a los demás porque todos deseamos ser felices al igual que ellos.
Un miembro de la audiencia preguntó cómo, en el contexto del sufrimiento experimentado por las mujeres que Gobodo-Madikizela había descrito, sería posible alcanzar una vida de alegría. Respondió que una de las vías para encontrar esperanza en el sufrimiento es la solidaridad con los demás, como la preocupación por la justicia social. Cuando tienes la voluntad de mantener una comunidad ética, expresas solidaridad con los demás y te preocupas lo suficiente como para defender la justicia. Esto ofrece la posibilidad de llegar a otros, recordando que la misma palabra «apartheid» significa separatismo.
Su Santidad recomendó que es necesario un reconocimiento fundamental de la igualdad de uno mismo con los demás. Citó un par de poemas de fuentes budistas:
Como nadie desea el más mínimo sufrimiento
ni se contenta con la felicidad que tiene,
no hay diferencia entre yo y los demás:
por lo tanto, inspírame a regocijarme cuando otros son felices.
Cuando alguien a quien he beneficiado con gran esperanza, me lastime de forma inaceptable, que pueda yo ver en aquella persona una excelente guía espiritual.
«La ira, la sospecha y los celos perturban nuestras mentes —comentó—. El antídoto a estas emociones es cultivar la paciencia y la tolerancia. ¿Quién nos da la oportunidad de desarrollarla? Aquel al que llamamos nuestro enemigo. Por lo tanto, podemos verlo como un maestro».
Su Santidad repitió su deseo de saber más sobre los cambios positivos que el cultivo de la compasión tiene en el cerebro y, de manera similar, sobre cuáles son los efectos de la ira. Richie Davidson le dijo que hay cada vez más pruebas de ello. Últimamente, ha quedado claro que la meditación sobre la compasión tiene el efecto de reducir la inflamación, particularmente en relación con el cerebro.
Geshé Ngawang Samten preguntó a Pumla Gobodo-Madikizela qué había impulsado al joven en su primera historia a acercarse a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. ¿Fue arrepentimiento o un sentimiento de compasión?
«Tal vez todas esas cosas —respondió ella—. Creo que sintió que tenía que hacer las paces, después de haber reflexionado sobre lo que había hecho. Cuando estás lleno de vergüenza, no puedes relacionarte con los demás. Aceptar las consecuencias de tus acciones te permite llegar a los demás. Esto es parte de lo que yo llamo reparación, que es algo que ocurre día tras día".
Al finalizar la reunión, Susan Bauer-Wu preguntó si Su Santidad tenía algo más que decir.
«Nada —comenzó—, sin embargo, quiero decir que este tipo de reuniones son muy útiles. Cuando me reuní con los miembros de la junta de Mente y Vida esta mañana, mencioné que nuestro trabajo no se limita a un grupo o comunidad. Estamos pensando en toda la humanidad. La gente de Rusia, Japón, China, Vietnam, Corea, etc. tiene algún sentido de la importancia de entrenar la mente. Me gustaría invitar a gente de estos lugares a unirse a nosotros, para que ellos también puedan entender de qué estamos hablando aquí. Lo principal es que nuestro objetivo final es ayudar a toda la humanidad».
