Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Su Santidad el Dalái Lama comenzó el tercer día de las enseñanzas que ha estado dando a los jóvenes estudiantes tibetanos con un recordatorio de que hoy es el 75º aniversario del bombardeo atómico de la ciudad japonesa de Hiroshima.
«Al final de la Segunda Guerra Mundial, se lanzaron bombas atómicas, primero sobre Hiroshima y tres días después sobre Nagasaki. He estado en ambos lugares. En Hiroshima, cerca de donde explotó la bomba se encuentran las ruinas de un edificio, la Cúpula de Genbaku o el Monumento a la Paz de Hiroshima. Se puede ver donde partes de las vigas de acero de la cúpula se derritieron por el intenso calor. He conocido a supervivientes, algunos de los cuales sufrieron graves quemaduras.
»También he estado en Nagasaki. Cuando ves el epicentro de la explosión, se siente muy inquietante. La guerra está impulsada por la ira, por el impulso de eliminar al enemigo y, sin embargo, la naturaleza humana básica es ser compasivos.
»Sueño con un mundo desmilitarizado, un mundo libre de armas nucleares. Hoy, en el 75º aniversario de la destrucción de Hiroshima, debemos recordar que para lograr la paz en el mundo, hemos de cultivar la paz dentro de nosotros mismos. Necesitamos resolver los conflictos y las controversias mediante el diálogo y la negociación. Así como no queremos sufrimiento, no debemos infligir sufrimiento a otros. Cuando hay discordia entre los miembros de una familia, otros parientes hacen lo que pueden para resolver el conflicto.
»En nuestro mundo globalizado e interdependiente, la idea de eliminar a nuestros enemigos está completamente desfasada.
»Es importante recordar lo que sucedió en este día hace 75 años. He estado allí y conmueve de una manera insoportable. Debemos trabajar para liberar al mundo de estas horribles armas y crear una paz verdadera y duradera.
»En un momento en el que nos enfrentamos a calamidades naturales cada vez mayores, así como a la amenaza del calentamiento global, mantener un ferviente anhelo por tales armas es absurdo. Aquí en la India estamos familiarizados con la práctica de "ahimsa" y "karuna", la no violencia y la compasión: estas deberían ser nuestras guías.
»Si nos enteramos de que son las aflicciones mentales o las emociones destructivas las que nos traen sufrimiento; aunque no podamos eliminarlas por completo, debemos trabajar para reducirlas. Nagaryuna rinde homenaje al Buda por enseñar el surgimiento dependiente para que podamos eliminar tales contaminaciones de nuestras mentes.
»La India ha producido muchos grandes maestros, pero lo que hace único al Buda es que fue el único que enseñó sobre el surgimiento dependiente: que los fenómenos existen de manera relativa. Los estudiosos de Nalanda que analizaron el surgimiento dependiente encontraron que es un descubrimiento significativo y puede ser aplicado a cualquier situación.
»Somos los seguidores de Nagaryuna, de Aryadeva y de otros que han explicado el surgimiento dependiente no solo por referencia a las escrituras, sino también y principalmente a través de la lógica y la razón. Hoy en día, seamos budistas o no, religiosos o no, será de gran beneficio para nosotros entender el surgimiento dependiente. Si investigamos si las cosas existen tal y como parecen existir, es decir, de forma independiente, descubriremos que no es así. En realidad existen en dependencia de otros factores.
»Cuando estamos enfadados por algo o apegados a algo, parece ser absolutamente malo o absolutamente bueno. Nuestra percepción siempre está distorsionada. Hasta ahora, en mis discusiones con los científicos que trabajan con la física cuántica, no he tenido la oportunidad de preguntarles si sienten que lo que han entendido sobre la realidad de las cosas afecta sus respuestas emocionales. Pero me interesaría saberlo.
»Si te relajas y examinas la realidad de forma objetiva, verás que nada existe tal y como aparece.
»Entre el conjunto de grandes maestros del Tíbet, Lama Tsongkhapa fue uno de los que leyó y estudió todos los grandes tratados indios sobre el Camino Medio (Madhyamaka)».
Su Santidad comenzó a leer el texto desde donde terminó ayer, con la estrofa 31. Comentó que, como parte del proceso de aprendizaje, el Buda entendió que las emociones destructivas surgen de la ignorancia. También reconoció que la esencia de la mente es la claridad y la conciencia y que los aspectos distorsionados de la mente, las aflicciones mentales, no pertenecen a la naturaleza de la mente.
Lama Tsongkhapa, el autor del texto que Su Santidad estaba leyendo, fue exhortado por Manjushri a entrar en retiro. Algunas personas criticaron la decisión de su partida porque significaba que tendría que interrumpir las enseñanzas que había estado dando. Sin embargo, Manjushri le aseguró que sabía lo que era mejor, añadiendo que no es suficiente ser experto en las palabras del dharma si no las pones en práctica. Ye Rinpoché se convirtió en un ermitaño y alcanzó la realización de la vacuidad a través de su meditación.
Su Santidad continuó leyendo los versos. Señaló que aunque ninguno de nosotros podemos escuchar ya directamente al Buda o a Nagaryuna, sus palabras les sobreviven y están disponibles para que las estudiemos ahora. Todas las obras de Nagaryuna fueron traducidas al tibetano sin ninguna omisión. Los reyes tibetanos y los traductores a los que estos encargaron tal tarea lo hicieron bien.
Su Santidad pensó que también podemos aprender de sus obras algo sobre cómo vivieron Gautama el Buda y Nagaryuna. El Buda vivió como un simple monje sin secretario ni tesorero. Observaba el Vinaya y pedía limosna diariamente como los demás monjes con su cuenco de mendigar en la mano. En cambio, en el Tíbet, los lamas adquirieron hogares y propiedades, se convirtieron en líderes locales e incluso gobernantes en diferentes lugares. Cuando miramos ahora hacia atrás, podemos entender que las acciones iluminadas más significativas del Buda fueron las de su habla: sus discursos.
Habiendo observado ya que Lama Tsongkhapa era muy versado en las obras de los grandes maestros indios, Su Santidad mencionó a algunos de los tibetanos con los que estudió. Sus maestros fueron un lama en Drikung Til, Chengawa Chökyi Gyalpo, Rendawa, por supuesto, que era Sakya y el maestro Ñingma Lhodrak Drupchen, Namkha Gyaltsen. Cuando se conocieron, Jé Rinpoché vio a Lhodrak Drupchen como Vajrapani y él a su vez vio a Tsongkhapa como Manjushri.
Los escritos de Tsongkhapa comprenden dieciocho volúmenes. Butön Rinchen Drup también fue prolífico, pero pocos de sus libros tratan directamente de los grandes tratados indios. Su Santidad declaró que además de estos ha leído todos los trabajos de los cinco patriarcas Sakya, los textos de «Caminos y Frutos» para asambleas de personas y para discípulos específicos, así como los trabajos del maestro Drukpa Pema Karpo. Declaró que todos ellos son muy buenos, pero cree que la calidad de la escritura de Tsongkhapa es excepcional. También le impresiona ver cómo su pensamiento evolucionó de sus primeros escritos a los de sus últimos años.
Su Santidad completó la lectura del texto y respondió a las preguntas de la audiencia. Con respecto a cómo practicar, Su Santidad explicó que el Buda dio diferentes instrucciones a diferentes personas, en diferentes lugares, de acuerdo a su temperamento particular. Es común que se prescriban diferentes medicinas para diferentes dolencias, pero a veces se recomiendan diferentes medicinas para diferentes pacientes con la misma dolencia.
Su Santidad aconsejó a una monja del Colegio de Estudios Superiores Tibetanos, Sarah, que desarrollar la paciencia es útil cuando se trata con personas celosas. La animó a leer el capítulo seis de la Guía del modo de vida de los Bodisatvas que se centra en la práctica de la paciencia. El capítulo ocho del mismo libro ofrece un testimonio fidedigno de la práctica del intercambiarnos con los demás, el altruismo y la bodichita. Mientras que la Guía es el mejor libro para leer sobre el camino extenso, la Sabiduría Fundamental del Camino Medio de Nagaryuna y el Ingreso al Camino Medio de Chandrakirti clarifican el camino profundo.
Con respecto a sus cuatro compromisos principales, Su Santidad aclaró que es uno más de entre los siete mil millones de seres humanos que hay en la Tierra. Se ha comprometido a compartir con los demás la simple idea de que el amor y la compasión son una verdadera fuente de felicidad. También se dedica a fomentar la armonía interreligiosa. Aunque se ha retirado de sus responsabilidades políticas ahora que los tibetanos tienen un liderazgo electo, está decidido a hacer lo que pueda para preservar la lengua y la cultura tibetanas y para proteger el medio ambiente natural del Tíbet. Por último, está decidido a revivir los antiguos conocimientos indios sobre el funcionamiento de la mente y las emociones, y a fomentar su incorporación al sistema educativo indio.
La Tradición de Nalanda, que es el corazón de la cultura tibetana, se ha mantenido viva durante siglos en el Tíbet. Con su comprensión racional e inteligente de la mente y las emociones tiene una contribución que hacer al mundo en general. Sin embargo, sin conocimiento y comprensión no se puede enseñar, por lo que Su Santidad animó a la estudiante que había hecho la pregunta a familiarizarse a fondo con su cultura nativa.
Su Santidad estuvo de acuerdo con otro estudiante en que el dolor y el placer que experimentamos en esta vida puede ser una consecuencia de nuestras acciones del pasado. Pero es difícil distinguir si lo que sucede ha sido provocado por el karma, que proporciona la causa, o por las condiciones cooperantes.
Sin embargo, comprender que la acción positiva da lugar a la felicidad mientras que los actos insalubres dan lugar a la miseria puede ayudarnos a no perder la esperanza.
Al examinar los doce vínculos del surgimiento dependiente, Su Santidad observó que las actitudes egocéntricas y los conceptos erróneos sobre un yo autónomo e independiente son la raíz de las aflicciones mentales que perturban nuestras mentes. Cuando vemos que las cosas no existen tal y como aparecen, nuestros pensamientos erróneos se reducen.
«Si tratamos de identificar a la persona que parece existir, no podemos encontrar nada concreto, y sin embargo tal persona existe por designación. Debido a que las entidades pueden ser postuladas a través de la mera designación, podemos hablar de causas y condiciones: las acciones (el karma) y sus efectos. Como los fenómenos se designan en dependencia de otros factores, cualquier existencia esencial es refutada. Como Chandrakirti escribe en el Ingreso al Camino Medio:
»Vasijas, mantas, tiendas, ejércitos, bosques, guirnaldas,
árboles, casas, carros, hostales y demás; debemos entender
cualquier objeto del modo como lo perciben los seres,
porque el Buda no rebatía lo mundano. 6.166
»Las partes, las cualidades, las definiciones, la leña, etcétera,
y el todo, lo cualificado, el deseo, las características, el fuego y demás,
como el carruaje, no existen bajo el análisis de siete aspectos,
en cambio, existen como consabidos en lo mundano. 6.167
»Medito todos los días sobre la vacuidad y la bodichita, —dio fe Su Santidad—, y lo encuentro muy útil. Meditar en la vacuidad tiene el efecto de reducir la intensidad de mi ira y mi apego. La práctica de intercambiarme con los demás en la meditación reduce mis actitudes egoístas».
Tsultim Dorje, Director de las Escuelas de TCV se dirigió a Su Santidad como líder supremo del pueblo tibetano y le agradeció que accediera a la solicitud de enseñanzas que le havbían hecho. Rezó por la larga vida de Su Santidad y expresó su deseo de que la próxima enseñanza para los jóvenes tibetanos tenga lugar en el Tsuglagkhang.
Su Santidad recitó versos de dedicación de la Oración de Samantabhadra, así como líneas de las Palabras de la Verdad, saludó a los estudiantes en las pantallas frente a él y la transmisión por Internet llegó a su fin.
