Shewatsel, Leh, Ladakh, India - Esta mañana, Su Santidad el Dalái Lama se dirigió desde Shewatsel Phodrang a la ciudad de Leh, donde realizó una visita de peregrino al Jokhang, el templo principal de la localidad. Fue recibido por funcionarios en la puerta y por Lamas en el interior del templo. Presentó sus respetos ante las imágenes sagradas, saludó a los fieles y tomó asiento.
«Una vez llegado a Ladakh —dijo Su Santidad a los reunidos—, he hoy venido aquí, al Jokhang. Todos nos inspiramos en la siguiente estrofa de El Modo de Vida de los Bodisatvas:
»Que, mientras el espacio perdure,
y los seres sensibles permanezcan,
pueda yo también permanecer
para disipar las miserias del mundo.
»Recito estos versos como una oración cada día en mi deseo de servir a los demás. El propio Buda acumuló méritos y sabiduría durante tres incontables eones con el propósito de servir a los demás. Estaba motivado por el altruismo y finalmente se iluminó.
»Todos tenemos la naturaleza de Buda. Nuestra verdadera naturaleza es no tener contaminaciones y, sin embargo, mientras tanto, estamos sujetos a contaminaciones que son temporales. La naturaleza básica de la mente es la luz clara —claridad y consciencia— y todos la tenemos. No es algo que consigamos esforzándonos, todos la poseemos de forma natural. Nuestra mente de luz clara está oscurecida por las impurezas adventicias, pero confiando en las palabras del Buda, podemos despejarlas.
»Al eliminar las impurezas de su mente, el Buda logra el Cuerpo de verdad y sabiduría. Y el factor básico para alcanzarlo también está dentro de nosotros. Todos tenemos esta naturaleza fundamental sobre cuya base alcanzar la iluminación.
»Cuando decimos “tomo refugio en el Buda”, no es que nos estemos dirigiendo a otra persona, porque todos tenemos una mente de luz clara en nuestro interior, que en su naturaleza intrínseca está libre de impurezas. Esa pureza natural se ve oscurecida por las impurezas adventicias que se van diluyendo a medida que nos dedicamos a la práctica de los Tres Entrenamientos. Cuando por fin consigamos eliminar las impurezas que oscurecen la mente, también nosotros podremos alcanzar el Cuerpo de Verdad que ha logrado el Buda. El verdadero significado de refugiarse en el Buda, es considerar el estado resultante que vamos a alcanzar».
Su Santidad mencionó que existen muchas tradiciones religiosas en el mundo. Recordó que en Lhasa había una comunidad de musulmanes que no sólo eran reconocidos por el gobierno tibetano, sino que también eran invitados a los actos gubernamentales. En consecuencia, dijo, ya entonces tenía muchos amigos musulmanes.
Señaló que en la actualidad hay muchas personas que tienen poco interés personal en la religión que, sin embargo, se interesan por la tradición tibetana. En este contexto, citó una estrofa del final del Gran tratado sobre las etapas del camino de Lama Tsongkhapa:
«Donde no hayan llegado las enseñanzas más preciosas
o allí donde, tras llegar, hayan declinado,
que con gran compasión y una mente fervorosa,
revele este tesoro de felicidad y ayuda.
»Incluso en los lugares donde el budismo se ha difundido y ha declinado es apreciado porque su fundamento mismo es la compasión. Es admirado incluso por aquellos que no tienen ningún interés real en la religión.
»Tanto si hablamos de seguidores del islam, del cristianismo, del hinduismo o del jainismo, todos somos seres humanos. Aquí en esta tierra, somos hermanos y hermanas. Por lo tanto, debemos cultivar un corazón cálido y una actitud altruista hacia los demás. Así es como construiremos un mundo pacífico.
»Por desgracia, en el mundo actual vemos con demasiada frecuencia cómo surgen prejuicios y divisiones entre nuestras tradiciones religiosas. Nuestras distintas confesiones pueden adoptar puntos de vista filosóficos opuestos, pero todas nos aconsejan ser amables y serviciales los unos con los otros.
»Cuando viajo a distintos lugares, procuro visitar la mezquita local, el templo hindú y jainista, la iglesia, etcétera. Por supuesto, soy budista, pero reconozco que todas estas diversas tradiciones religiosas aconsejan el valor de ser amable y servicial con los demás. Incluso entre nuestras tradiciones budistas tenemos varias escuelas de pensamiento como los Particularistas (Vaibashika), los Seguidores de los Sutras (Sautrantikas), los Diferenciadores (Vaisheshikas), los Practicantes de la Conducta Yóguica (Yogacharins), los Proponentes de la Conciencia (Vijnaptivadins), los Seguidores de la Mente Única (Chittamatrins), los Autonomistas (Svatantrikas) y los Consecuencialistas (Prasangikas), pero todos son igualmente budistas.
»Es muy importante que trabajemos para mantener la armonía interreligiosa y que tengamos en cuenta que las personas poco interesadas en la religión pueden beneficiarse de la adopción de una ética laica.
»Cuando nacimos, nuestra madre cuidó de nosotros y la mayoría nos nutrimos de su leche. Esta es la base sobre la que crecimos. Es fácil ver que nuestros cuerpos han sobrevivido gracias a la bondad de nuestra madre. Por lo tanto, también es fácil ver que debemos emplear nuestros cuerpos al servicio de los demás. Deberíamos ayudarnos unos a otros, no hacernos daño, motivados por el amor y la compasión.
»Los ocho mil millones de personas que viven hoy en día no sólo fueron engendrados por sus madres, sino que sobrevivieron gracias a sus cuidados. Por lo tanto, deberían tener una actitud amable hacia los demás. Hacer daño a los demás es completamente inapropiado. Es evidente que si nos sonreímos unos a otros y nos ayudamos mutuamente, todos podemos ser felices. Es importante tener buen corazón y ayudarse mutuamente.
»Hablamos de la paz mundial, pero para conseguirla necesitamos tener un buen corazón y tener paz interior. Si, por el contrario, estamos llenos de celos, orgullo, arrogancia, competitividad e ira no hay forma de que alcancemos la paz mental.
»Todo el mundo, norte, sur, este y oeste, está interesado en la paz. En esto todos somos iguales. Nadie quiere realmente matar, oprimir e intimidar a los demás. Lo que tenemos que hacer es cultivar la conciencia de la igualdad y ayudarnos mutuamente. Entonces estaremos en paz. Y cuando lleguemos a la muerte, si estamos rodeados de personas afectuosas con nosotros, nos sentiremos tranquilos.
»Estamos todos aquí reunidos ante esta estatua de nuestro maestro supremo Buda Shakyamuni. Ante él debemos comprometernos a comportarnos con buen corazón.
»Las cosas están cambiando, incluso en China. Y lo que debemos hacer es tratar de crear paz en el mundo, teniendo en cuenta que confiar en las armas y la violencia es un método obsoleto.
»Hemos mejorado las comunicaciones para que todos estemos mejor conectados. Sabemos mucho más unos de otros de lo que sabíamos antes. Y si deseamos sinceramente garantizar la paz en el mundo, podemos solicitar la ayuda de nuestro maestro supremo. Si las personas religiosas pudiéramos vivir en armonía como hermanos y hermanas dedicados a establecer la paz en el mundo, podríamos lograrlo. Entablar guerras y desplegar la fuerza militar está completamente pasado de moda.
»Vuelvo a hacer una petición a Buda para que cultivemos el amor y la compasión, nos ayudemos mutuamente y establezcamos la paz en el mundo. Si siguen a Alá o a Dios, les dirijo también la misma plegaria.
»Miren, hoy el cielo es azul y la tierra está despejada. Las personas que viven en estas circunstancias deben pensar los unos en los otros como hermanos y hermanas y deben evitar que les perturben las emociones negativas. No debemos ser egoístas. No deberíamos despreciar ni menospreciar a otras personas. Deberíamos trabajar por su bienestar. Cuanto más cultivemos una actitud altruista, más remitirán nuestras emociones negativas. Este es mi enfoque de la práctica. A lo largo de muchas vidas he rezado para llevar paz y alegría a los demás: usted, compasivo Jowo, es mi testigo. Pido la bendición de Jowo Chenmo para que pueda seguir cumpliendo esta plegaria sin descanso día y noche.
>»Gracias».
Antes de emprender el regreso a Shewatsel, Su Santidad se reunió con varios musulmanes que solían vivir en Lhasa. Después, su peregrinación llegó a su fin y abandonó el Jokhang para dirigirse a su residencia local.
