Mundgod, Karnataka, India — Esta mañana, mientras Su Santidad el Dalái Lama avanzaba pausadamente en coche desde el monasterio de Drepung Gomang hasta Drepung Lachi, sonreía y saludaba a los cientos de personas que se habían congregado a lo largo del camino para darle la bienvenida. El sonido de las trompas anunció su llegada, mientras que en la sala de asambleas de Drepung Lachi los monjes entonaban el elogio «Mik-tse-ma» dedicado a Lama Tsongkhapa.
Con el sombrero de pandita colocado, recorrió el pasillo central de la sala, sonriendo y saludando a los monjes que estaban sentados a ambos lados. El Ganden Tripa, cabeza espiritual de la tradición gelug, avanzó para recibirlo. A continuación, Su Santidad tomó asiento en el trono.

Mientras se entonaba una alabanza a Jamyang Chöje Tashi Palden, fundador del monasterio de Drepung y, por tanto, primer poseedor del trono, el actual Drepung Tripa —Togden Rinpoché— ofreció a Su Santidad un mandala y representaciones del cuerpo, la palabra y la mente del Buda.
A continuación, se recitó una plegaria poética compuesta por Khedrup-je, segundo principal discípulo de Lama Tsongkhapa, conocida como «Voz de Brahma» (Palden Yönten). Esta obra fue escrita a petición de los eruditos discípulos de Gyaltsab-je con motivo de su entronización en el Trono de Ganden, tras el fallecimiento de Lama Tsongkhapa. Seguidamente, el Drepung Tripa presentó a Su Santidad una estatua de Jamyang Chöje como muestra de gratitud de toda la comunidad monástica de Drepung. El monasterio de Rato ofreció una Rueda del Dharma, presentada por su abad y dos exabades, en reconocimiento a los noventa años en los que Su Santidad ha beneficiado al mundo a través de sus actividades altruistas.

Se sirvieron té y arroz dulce ceremonial.
A continuación, Togden Rinpoché, el titular del trono de Drepun o Drepung Tripa, leyó una explicación sobre la decisión del monasterio de Drepung de proclamar a Su Santidad el Dalái Lama como titular del Trono de Drepung. Recordó que, al fundar el monasterio de Ganden, Lama Tsongkhapa desenterró una caracola blanca y que, tiempo después, se la entregó a su discípulo Jamyang Chöje, Tashi Palden, pidiéndole que fundara un monasterio. Desde entonces, el trono de Jamyang Chöje ha sido ocupado sucesivamente por los abades de Drepung.
En 1959, Su Santidad el Dalái Lama se vio obligado a exiliarse en la India, donde restableció los grandes centros monásticos tibetanos de estudio y revitalizó la enseñanza del Buda. Además, Su Santidad ha declarado en el pasado que, en la época en que se fundó el monasterio de Drepung, él fue Jamyang Chöje.

«Hemos solicitado a Su Santidad —continuó Togden Rinpoché— que nos conceda el permiso para entronizarlo en el Trono Dorado de Jamyang Chöje. Agradecemos profundamente a Su Santidad que haya aceptado nuestra petición. Rogamos por su larga vida y pedimos que nos acoja bajo su cuidado vida tras vida, hasta que alcancemos la iluminación».
A continuación comenzaron las oraciones por la larga vida de Su Santidad con la invocación a los Dieciséis Arhats o Ancianos, a quienes el Buda encomendó la protección de su enseñanza. El Drepung Tripa realizó primero una ofrenda preliminar de mandala, tras lo cual el Ganden Tripa, el Sharpa Chöje, el Bönpo Menri Trizin, los abades de los monasterios de Gomang y Loseling, antiguos Drepung Tripas, antiguos abades de Loseling y Gomang, así como algunos benefactores, se acercaron a Su Santidad para recibir sus bendiciones.
Después se celebró un ritual dedicado al baño de los seres iluminados, que incluyó su secado y la ofrenda de vestiduras, acompañado de una plegaria para que el Dharma florezca y para que quienes lo preservan vivan muchos años.
El Oráculo de Nechung entró en la sala corriendo, con una espada en la mano derecha y un arco en la izquierda. Ofreció a Su Santidad un mandala y las tres representaciones del cuerpo, la palabra y la mente del Buda, y se dirigió a él con palabras llenas de afecto. Después rindió homenaje a las imágenes de los seres iluminados y de los maestros espirituales situadas al fondo de la sala. Ofreció una kata al Drepung Tripa y tomó asiento frente a Su Santidad.

Invitó a lamas veteranos a unirse a las oraciones por la larga vida de Su Santidad mediante la ofrenda de vajras unidos por cordones multicolores, vinculados a Su Santidad, a ellos mismos y al propio oficiante. Se ofreció tsog, del cual Su Santidad tomó y consumió una pequeña porción simbólica.
Se elevaron oraciones por el florecimiento del Dharma, en particular de la tradición de Lama Tsongkhapa. A continuación se recitó «Melodía del néctar de la inmortalidad», una plegaria por la larga vida de Su Santidad compuesta por Jamyang Khyentse Chokyi Lodro. Mientras tanto, una procesión de monjes, monjas y benefactores portando ofrendas avanzó por el interior del salón.
El abad de Drepung leyó un elogio dedicado a Su Santidad y una solicitud formal para que viva muchos años. Se realizó la ofrenda de un mandala, junto con representaciones del cuerpo, la palabra y la mente del Buda, un vaso de larga vida —del que Su Santidad tomó una gota de néctar— y un conjunto de píldoras de larga vida, de las cuales ingirió una. Seguidamente se le ofrecieron bandejas con representaciones de los ocho símbolos auspiciosos, los siete emblemas reales y las ocho sustancias auspiciosas.

Se recitó El canto de la inmortalidad — oración extensa por la larga vida de Su Santidad el Dalái Lama, compuesta por sus dos tutores. Los benefactores se acercaron para recibir la bendición de Su Santidad. Seguidamente se invocó de nuevo a los Dieciséis arhats.
Al acercarse la ceremonia a su conclusión, el abad del monasterio de Rato y dos exabades de Rato ofrecieron un mándala de agradecimiento, en expresión de gratitud por haber aceptado Su Santidad la petición de la asamblea de vivir muchos años más, en beneficio de las enseñanzas y de los seres.
Las oraciones finales incluyeron una Oración a Amitayus, los Siete Miembros de la Oración de Samantabhadra, el Rey de las oraciones, la Oración de las palabras de verdad, así como numerosos versos de buen augurio.
Tras saludar a los eminentes lamas sentados alrededor y frente al trono, Su Santidad abandonó la sala. Al salir, se detuvo expresamente en el borde de la veranda para saludar a los varios miles de monjes sentados en el patio. Desde allí regresó a su residencia en Drepung Gomang, donde se aloja.










